La Plaza Mayor de Valladolid contará con su primera franquicia de comida rápida

La más que conocida franquicia viene así a competir abiertamente tanto con los negocios de hostelería de la propia plaza como con los restaurantes y bares situados en las zonas de pinchos del entorno. El desembarco de esta cadena en el corazón mismo de la capital, de entrada, ha permitido que uno de los diez locales vacíos con los que contaba la Plaza Mayor, y de los que más tiempo llevaban sin uso, vuelva a la vida al borde del recién peatonalizado corredor entre Ferrari y Pasión.

La apertura de Burger King se sumará a la de los otros dos nuevos negocios que han abierto sus puertas en la plaza este año, como son la administración de loterías El Gato Negro (se mudó de la calle Jesús al número 19 en febrero) y la tienda de dulces artesanales Caramelizarte (abrió sus puertas en el número 17 en marzo). La primera ocupa el espacio dejado por una tienda de complementos y la segunda se encuentra en el antiguo local de la zapatería Dupies, que cerró por jubilación.

De manera que a día de hoy, y a la espera de la llegada de Burger King, la Plaza Mayor cuenta con 29 negocios abiertos y nueve locales vacíos (son diez si se cuenta el que acogerá la hamburguesería). Cinco de ellos ocupan desde hace años una fila entera entre las calles Calixto Fernández de la Torre y Viana; dos más se encuentran entre Santiago y Ferrari (entre Ambrosio Pérez y Tremiño), y otros dos están entre la esquina de Lencería y la cafetería La Banque.

Así que la Plaza Mayor se encontrará a finales de año al 23% de su capacidad comercial (con 30 de sus 39 locales en uso). Y para entonces, en teoría, estará peatonalizada al completo por primera vez en su historia reciente. El proyecto para sacar las dos rampas del aparcamiento subterráneo, que tendrá la entrada al inicio de la calle Manzana y la salida por la calle de Los Molinos (junto a Correos), está ya en fase de redacción y el propio alcalde, Óscar Puente, ha anunciado que su intención es que las obras comiencen después de las ferias y estén listas en un plazo de seis meses.

Hosteleros y comerciantes confían en que la ausencia de vehículos suponga un revulsivo para la plaza.