El plan contra inundaciones de Valladolid prevé un simulacro anual en las zonas de riesgo

Diecisiete años después y tras haber visto en los últimos días las consecuencias de una gota fría que ha asolado las comunidades de Valencia y Andalucía, Valladolid, con tres cauces de importancia que atraviesan el término municipal, acaba de aprobar el primer plan para afrontar un episodio de crecida, que incluye, además de un operativo coordinado de todos los agentes implicados (Bomberos, Policía, Protección Civil y las diferentes concejalías), la organización de un simulacro anual en la zonas de riesgo para que los vecinos sepan cómo actuar.

El documento, presentado la pasada semana en la Junta de Gobierno del Consistorio y pendiente del visto bueno del Ejecutivo regional, se fija especialmente en dos ríos, el Pisuerga y el Esgueva, a la hora de planificar las acciones. En ambos, el riesgo de desbordamiento es «alto». En el primer caso, los expertos incluyen el barrio de Arturo Eyries y el área de Isabel la Católica y Francisco Suárez como susceptibles de volver a sufrir una riada ocasional (en un periodo inferior a cien años).

En el Esgueva, el riesgo se califica de «frecuente» –periodo de diez años– para las áreas de Pilarica y su nuevo desarrollo residencial de Los Santos y también para dos calles en la margen de Vadillos, como son Gabriel y Galán y Templarios. Si se amplía hasta los cien años el periodo, el riesgo se extiende a Barrio España y a espacios de Pajarillos, Vadillos, Delicias, Batallas y Rondilla.

El último episodio de peso registrado en el Esgueva tuvo lugar en diciembre de 1997 cuando, con un caudal de 35 metros cúbicos por segundo, el agua llegó a cubrir el puente de la Tía Juliana y posteriormente el del Valle de Arán, lo que obligó a adoptar varias medidas de protección, como el traslado a pensiones de afectados del Barrio de España y la colocación de 12.000 sacos terreros en los puntos críticos, con la intervención, además, de miembros del Ejército de Tierra.

Por lo que respecta al río Duero, el riesgo se considera «medio» y lo sitúa en las zonas más cercanas al cauce del barrio de Puente Duero. En los cauces del Adaja y el Cega (el tramo que entra en el término municipal apenas es de un centenar de metros) los expertos no aprecian posibles problemas al no afectar ni a población ni a bienes próximos.

Será en las áreas más complicadas en las que el Ayuntamiento llevará a cabo una campaña de información a sus vecinos para explicarles cómo actuar en caso de que llegue una crecida. Desde qué medidas tomar cuando se genere una alerta –confinamiento en sus domicilios o evacuación inmediata– a pautas para la protección de sus bienes, siempre bajo las indicaciones y órdenes de los servicios de emergencia. Está previsto que en los próximos seis meses, una vez el documento cuente con todas las bendiciones, se editen trípticos con consejos básicos a tener en cuenta y se realicen reuniones informativas en centros cívicos y de mayores para trasladar toda la información de las fases de aviso a la población o de emergencia.

El documento también dedica espacio a las denominadas inundaciones 'in situ', las provocadas por las tormentas. En ese caso, cuando las precipitaciones son menores a los 25 litros por metro cuadrado son Pajarillos Bajos y la zona de Portugalete y La Antigua las más afectadas. Con lluvias más abundantes los encharcamientos se extienden a los túneles de San Isidro, Labradores y Vadillos, el paso inferior de Arco de Ladrillo y áreas de Argales, avenida de Salamanca o Padre José Acosta.