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«Acabamos de sulfatar todo porque no podíamos seguir con esta situación». Así combaten los vecinos de la Calle Monasterio de Alcántara la «plaga» de cucarachas que desde hace ya dos años se cuelan en sus casas con la llegada del calor del verano. «Llevamos ... ya cuatro tratamientos para tratar de eliminarlas, que han supuesto un gasto de más de 4.000 euros», comenta Rafael Cuellar, uno de los vecinos afectados. Unos 'remedios' que parecen muy eficaces las primeras tres semanas, pero en cuanto eclosionan los huevos se vuelve a llenar todo de larvas y reaparece el problema. Uno de las primeras parcelas -son pequeños residenciales de chalés adosados que comparten piscina- en sufrir la proliferación de estos insectos fue el ubicado en el número cuatro de la calle Monasterio de Alcántara, pero el problema ya se ha extendido a más y a las calles aledañas, hasta alcanzar prácticamente toda la manzana.
«Por la noche hay por la calle miles, por no decir millones de cucarachas». A partir de las 00:00 horas es cuando estos bichos campan a sus anchas, algo que tiene en vilo a los vecinos al no saber que se van a encontrar al día siguiente. «Por la noche te vas a dormir y no has dejado ninguna a la vista, pero cuando te levantas ya tienes tres o cuatro por el salón».
Un problema tan extendido que parece que ningún lugar de la casa está a 'salvo' de estos insectos, que aparecen y se cuelan por todos lados, desde los jardines propios a las ventanas o los sumideros. «Llega un punto en el que no te puedes ni duchar. Como no estés pendiente o concentrado, te dejas la mampara abierta y allí aparecen dos o tres cucarachas al instante que salen corriendo por toda la casa, igual que por la mañana, cuando ya es habitual encontrártelas en el fregadero. Creemos que tienen nidos en el interior de las casas, porque tanta cantidad no es normal», comenta Rafael.
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Después de dos años de intentar combatirlas, lo que los vecinos califican como una auténtica plaga parece estar tan descontrolada que ya no solo se encuentran insectos entre los conductos de agua o la red de alcantarillado, sino que «han llegado hasta los conductos de ventilación de las campanas extractoras». Testimonio de ello da Beatriz Vicente, una vecina a la que le ha llegado a caer una cucaracha mientras cocinaba. «En esa ocasión tuvimos suerte porque no cayó en la comida, pero no sabes que puede pasar la próxima vez. Una vez que ya han entrado en el conducto, volverán a caer seguro; todas las mañanas me encuentro dos más en la vitrocerámica». Una situación que no les sorprende dadas las «condiciones óptimas» que encuentran estos insectos en la zona. «Normal que haya tanta cantidad, no solo encuentran cobijo debajo de la calzada, también comida, ya que se alimentan de los excrementos de las palomas torcaces», comentan los vecinos.
Después de la queja interpuesta por los vecinos, el Ayuntamiento se comprometió a acabar con la plaga, «aunque ya ha pasado un año y todavía no ha venido nadie por aquí», señala uno de los vecinos. La realidad es que parece que el problema solo va a poder ser resuelto de forma parcial, porque tal y como les explicó, a través de un correo electrónico, una técnico superior de salud pública del Ayuntamiento, se trata de un problema crónico.
Los vecinos de las parcelas se encargan de acabar con las cucarachas que se introducen tanto en sus viviendas como en las zonas comunes, pero no pueden hacer frente al resto de insectos del exterior. Ahí es donde entra el Ayuntamiento, que ha fumigado por última vez en mayo, aunque todo parece indicar que la solución definitiva va más allá. Según les ha explicado la técnico de salud pública, el problema se debe al «mal estado de las calles» y la solución verdaderamente eficaz sería «levantar todo el asfalto y volver a hacerlo nuevo», afirman los vecinos. Un problema en las calles que se extiende a otros ámbitos, ya que más de un vecino ha presentado una denuncia tras caerse y lesionarse en la calle. La causa de estos bordillos levantados o adoquines superpuestos se debe a que las raíces de los árboles «no tienen una 'jardinera' adecuada a su tamaño» y han provocado la ruptura de las aceras «dejando una oquedad donde las cucarachas crean sus nidos» y donde no es posible acceder con productos químicos.
Mientras se acaba con el problema de raíz, los habitantes de la zona reclaman «una mínima coordinación», ya que los servicios técnicos del Ayuntamiento, las brigadas, «no avisan en qué fecha tienen previsto pasar por la zona», algo que dificulta la toma de acciones conjuntas, como aprovechar su presencia para fumigar las parcelas de forma privada y tratar así de eliminar el problema.
Una solución que a los vecinos parece convencerles siempre y cuando realmente se lleve a cabo, aunque a corto plazo no ven forma de acabar con estos insectos más allá de remedios caseros y fumigados cada tres semanas, que no dejan de ser tratamientos residuales que no acaban con las larvas ni los huevos.
Cristina Hernán, propietaria de una de las viviendas más afectadas, ya que las cucarachas habían llegado a anidar en su jardín, tuvo que recurrir a la intervención de empresas privadas. «La empresa ha venido por segunda vez y lo ha fumigado y sellado todo, el sumidero, el exterior, el interior, pero no hay manera, constantemente las ves paseándose por el comedor. Por las noches, no exagero si digo que he llegado a contar más de cincuenta».
Luis González destaca que hace tres años, cuando el se mudó, el problema ya empezaba a dar sus primeros síntomas, pero entonces el Ayuntamiento le emplazó a que toda la zona estuviera urbanizada para poder aplicar una solución. «Ahora ya está todo construido, de hecho, las obras están al otro lado de la carretera, pero aquí seguimos con el problema y de mayor magnitud», lamenta.
También señala que «con las últimas obras realizadas y todo el movimiento de tierra que se ha hecho en la zona, las cucarachas han proliferado en masa». Por su parte, Natalia incide en los problemas que puede generar este constante fumigado con productos químicos. «Yo tengo animales, un perro y un gato. Si estos salen al jardín y se encuentran alguna cucaracha envenenada y se ponen a jugar con ella, también pueden acabar envenenados, en casa ya utilizamos constantemente los insecticidas. Pero en todo caso estamos en un punto donde no se puede salir a pasear; mi hijo se cayó el otro día al lado de un montón de ellas».
Una plaga que no parece fácil de exterminar dada la gran resistencia de estos insectos, capaces de sobrevivir debajo del agua, sin alimento o sin cabeza durante una semana.
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