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A la una del mediodía, en el centro de Valladolid, el termómetro del coche marcaba -0,5º. En las estribaciones del pinar de Antequera, en la antigua Hípica militar, el móvil del fotógrafo se empeñaba en incrementar la sensación de frío de quienes se afanaban en montar el campamento para la 37ª edición de Pingüinos, que arranca este jueves oficialmente: -2º.
Entre los pocos ajenos a la organización y al Ayuntamiento que se podían encontrar en una zona aún desierta se encontraban Luz María Perero, Sergio Arenas y David Alonso, avanzadilla del motoclub Lobos de Valdestillas. Serán más cuando empiece todo, «unos trece», pero de momento les ha tocado a ellos ir cogiendo sitio. No es sencillo. Las mejores zonas ya están reservadas y hay quien incluso parece alquilar trozo de pinar de un año para otro. Piratas del Asfalto (Pozaldez), La Cistérniga Roadster, Motoclub Laguna y algunos otros viejos conocidos de la concentración parecen ocupar el mismo espacio, como si nada hubiera cambiado desde hace un año, o dos, o tres... O veinte. Que son, más o menos, los que llevan los Lobos de Valdestillas dejándose caer por Pingüinos. «Desde que se hacía en Tordesillas, luego en Puente Duero...», cuentan. Sergio le echa años al asunto con una bofetada de realidad para cuarentones. «Desde mil novecientos...», empieza a calcular.
«Nuestros padres nos traían en moto, somos los que hemos heredado la tradición», dicen. «Nos saltamos un año en el que no nos trajeron, porque no dependía de nosotros», se ríe David Alonso.
Ahora son ellos los que traen a la siguiente generación, a esos pingüinejos que concentración tras concentración aprenden a desenvolverse en este mundillo. «Los peques nuestros vienen el sábado porque quieren ver a Mago de Oz», cuenta Luz María. Los 'peques' tienen, en realidad, 11 y 12 años, así que esta vez van a tener la suerte de vivir la aventura casi al completo. Porque hay cole o instituto desde hoy y hasta el viernes, claro. «Este viaje se quedan un poquito más, a dormir y todo, es el año que lo van a vivir un poco más. Y además están emocionados», cuentan los que un día pisaron el nido como chavales y ahora disfrutan lo que saben que está por venir.
Eso sí, nada de improvisaciones cuando se trata de andar en moto, aunque sea un tramo corto. Y menos aún con este frío. La ropa térmica es obligada, a ser posible con cortavientos. Y después, todo lo demás. «Tienen su equipación, de su talla, su medida, y desde que se puede legalmente montan en moto y tienen asumido cómo se va, cómo se tienen que agarrar y demás. Ahora hay que enseñarles cómo funcionan las concentraciones», dicen los padres campistas. El pasar de generación a generación es un clásico. En el desfile de banderas, el sábado por la mañana, el momento más multitudinario y participativo de toda la concentración, es habitual, si el tiempo acompaña, que muchos polluelos se suban a la moto para recorrer el paseo entre el nido y el centro de Valladolid. Los de Valdestillas estarán entre ellos, por supuesto. «Tenemos custom, R y trail», dicen. «Ahora tenemos casi todos dos motos para poder hacer rutas: las trail, más cómodas, y las custom, más para disfrutar». Mientras acaban de montar, la hierba artificial vuelve a cubrir el suelo junto a la carpa, inmensa. Hoy se montarán el escenario y la megafonía. Llegarán muchos de los bares que la rodearán. Y quedará todo listo para disfrutar del gran evento motero del año en la ciudad.
Hasta el jueves a las 15 horas no se podrán realizar inscripciones en la zona de acampada. Para cuando se abran, sin embargo, ya se habrán contabilizado en torno a siete mil inscritos. Y es que en los últimos años la cercanía de la concentración al centro de Valladolid ha hecho que la inscripción anticipada -que supone un ahorro de cuatro euros respecto a la tarifa habitual- se incremente de forma notable.
Mientras se produce ese momento de apertura oficial de la cita, habrá tiempo, desde las 10:30 horas, de acceder al recinto con vehículos de cuatro ruedas para ultimar el montaje de los 'campamentos' habituales de los motoclubes. Por la tarde, a partir de las 19:30 horas está prevista la actuación de 'La noche de la Iguana', que será el grupo encargado de abrir la repleta programación musical del evento. A partir de las 21 horas tomarán el relevo los DJ.
Para quienes cuentan las horas esperando que llegue lo fetén, el viernes y el sábado, hay algún modo de matar el gusanillo. Además de comprobar con tiempo cómo está la batería de la moto -crucial con este frío para no quedarse tirado en el pinar-, y la talla de la equipación después de los atracones navideños, se puede visitar la exposición inaugurada ya en el centro comercial Vallsur. Motos clásicas de los estilos más diversos se exhiben tanto en la planta baja como en la primera del centro comercial.
Para los nostálgicos de las vespas, es recomendable echar un vistazo a la Vespa de faro bajo con sidecar, restaurada con tal pulcritud que parece nueva, y compararla con otra montura similar que parece un reflejo del 'antes y después'.
También hay una moto Vespa acondicionada para competición, con amortiguadores diferentes, freno de disco y la rueda de recambio en mitad de la plataforma para poder dejar hueco detrás a un depósito de gasolina. Y joyas como una Montesa Kenya, una DKV y una BMW R66 de 1938, o una lustrosa Sanglas 400.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
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