![Pasión por las motos a todas las edades en Pingüinos 2022](https://s1.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202201/15/media/cortadas/hugo-k64-U160551648422ZqG-1248x770@El%20Norte.jpg)
![Pasión por las motos a todas las edades en Pingüinos 2022](https://s1.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202201/15/media/cortadas/hugo-k64-U160551648422ZqG-1248x770@El%20Norte.jpg)
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Cada año llegan a Valladolid miles de personas de diferentes lugares para acudir a la concentración motera más grande de España. Pingüinos 2022 no ha sido diferente y los participantes han acudido con sus vehículos de dos ruedas para deleite de los vallisoletanos y de ellos mismos.
Amantes de las motos de todas las edades disfrutan de un fin de semana con olor a gasolina y con temperaturas amables para se enero en Valladolid. Fran Leguiche y Alba Bautista aprovechan la pasión compartida durante estos días para enseñarle a su hija Ariadna cómo se disfruta de las motos, Ricardo Sanz deja que miles de personas fotografíen su Harley edición limitada y cubierta de purpurina, los integrantes del Motoclub Froilanes España piensan en ganas de nuevo el premio de mayor asistencia de un club, José Miguel, el abuelo de Pingüinos, ha vuelto a llegar el primero y Hugo y Valeria demuestran su amor por el enduro y las motos en esta cita multitudinaria.
Fran Leguiche y Alba Bautista
Con apenas 21 meses, la pequeña Adriana disfruta en la Acera Recoletos viendo cómo pasan motos por su lado. Junto a ella, su padre, el recortador taurino y amante de las dos ruedas, Fran Leguiche, y su madre, Alba Bautista, ven cómo su pasión va en aumento a medida que crece. «Le encantan las motos, de todo tipo, e imagino que es porque su padre tiene una muy grande y desde pequeña ha vivido este mundo», cuenta Alba. Pero también agradece que solo comparta una de las dos pasiones de su padre, las motos, y no el corte taurino, de momento. «Reconozco que a mi también me gustan muchísimo las motos pero ahora me toca vivirlo desde otro punto de vista y de una manera diferente. Por el momento disfruto con que le gusten las motos, pero las de juguete», comenta entre risas la madre de la criatura. Adriana no quita ojo a las grandes motos que pasan y no duda en aceptar una 'carrera' a lomos de su motillo verde de juguete. «Preparados, listos, ya», cantaba su padre, mientras ella se impulsaba con ambas piernas para adelantar a la gran Yamaha que tenía al lado. Una amplia sonrisa en su rostro mostraba la emoción que siente la pequeña teniendo motocicletas cerca y pudiendo sentir sus rugidos.
Protegida con un gorro de un pingüino «en homenaje a esta fiesta motera», Fran acompañaba a Adriana en su particular recorrido. Él pertenece al club de motos Moto Ratón y es un apasionado de las dos ruedas. Alba, por su parte, está segura de que, en algún momento, su hija le pedirá una moto propia. «Sé que cuando sea mayor va a querer tener una, pero todavía queda mucho para eso y ya le voy diciendo que es algo que habrá que negociar», explica la joven.
Ricardo Sanz
«De todas las motos que va a haber hoy aparcadas en la Acera Recoletos, la mía será una de las que más fotos tenga la gente en sus teléfonos móviles», asegura Ricardo Sanz, vallisoletano de toda la vida y amante de Pingüinos casi desde el inicio de la concentración motera. Entre sus posesiones más valiosas, tanto económica como sentimentalmente, se encuentra su moto, una Harley Davidson de edición limitada porque está recubierta de una pintura especial que contiene purpurina. El color gris claro atrae todas las miradas que pasan por su lado y poca gente es capaz de pasar de largo.
Ricardo pertenece al club motero Valladolid Chapter y lleva seis años acudiendo a Pingüinos con esta moto, de la que prefiere no decir el precio porque, según asegura, «cuesta mucho más que un coche medio».
Motoclub Froilanes España
Un total de 114 miembros de este club motero con diferentes sedes repartidas por todo el territorio español han acudido a la cita anual de Pingüinos. Llegados desde Badajoz, Pontevedra o Asturias aseguran que este año ha sido «muy especial porque había muchas ganas de volver a Valladolid».
El motoclub Froilanes España cuenta entre sus filas con amantes de las dos ruedas que, además, no se pierden ningún año la concentración vallisoletana. «Llevo viniendo desde 1986; antes lo hacía con una vespa y acampaba en el pinar, pero ahora ya soy mayor y prefiero reservar un hotel para no pasar tantísimo frío, aunque también vamos a la campa», reconoce Mickey 31. Llevan sus motes bordados en la parte de atrás de los chalecos identificativos y junto a él están Chucky o Panzas con quien comenta que «estábamos locos por venir y además este año el tiempo está siendo espectacular y no llueve».
José Miguel, El Abuelo
Su obsesión y reto año tras año es ser la primera moto de la concentración en estar en la campa en el momento de apertura de puertas. Este año ha vuelto a conseguirlo porque lleva en Valladolid desde el domingo pasado. «Vengo desde Arganda, Madrid, y me gusta estar aquí antes que la mayoría, es una especie de tradición que tengo conmigo mismo», explica José Miguel, más conocido como 'El abuelo de Pingüinos'. A sus 71 años reconoce que su pasión son las motos desde que tiene uso de razón y siempre ha disfrutado de las dos ruedas, pero la que tiene ahora es la más especial de todas las que ha tenido. «Esta preciosidad la compré porque tuve un accidente con mi Harley customizada y, desde entonces, me parece más seguras las tres ruedas», cuenta. Lleva con ella seis años y Pingüinos es una cita que nunca se pierde. «Vendré aquí hasta que me muera», confiesa, y reconoce que duerme en la campa todos los años «por mucho frío que haga».
Hugo y Valeria Santos
A sus siete y once años, respectivamente, Hugo y Valeria Santos ya conocen de primera mano lo que es sentir la adrenalina recorriendo su cuerpo. Estos dos hermanos de Valladolid han heredado de su padre, Jaime Santos, la pasión por las motos y el enduro, deporte que ambos practican desde que tienen tres años y medio.
«Es algo que les encanta desde que son muy pequeños porque es lo que han visto en casa toda la vida, yo les he enseñado todo tipo de motos», precisa este padre, quien explica que acuden a Pingüinos todos los años pero nunca con las motos de enduro «por el fuerte ruido que hacen». Pero Hugo tiene algo claro: le «encanta el mundo de las motos y el enduro».
Por su parte, Jaime es propietario de un taller mecánico y ha inculcado el amor por las dos ruedas a sus hijos. «Cuando hace enduro lleva muchas más protecciones porque la seguridad es lo primero», explica.
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