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Las llanuras castellanas, teñidas ahora de verde, han sido testigo durante la tarde del viernes de la excursión de los Pingüinos a Mojados. Con salida desde la zona de acampada, pasadas las cuatro y media de la tarde miles de motos rugían con fuerza para ... deleite de los propios moteros. Protección civil y la policía se repartían en distintas zonas del recorrido para garantizar la seguridad de los participantes.
Los 24 kilómetros de ruta han transcurrido sin incidentes y allí, en Mojados, las cigüeñas del campanario esperaban la llegada de los motoristas. Pero estas no eran las únicas espectadoras y en los laterales de la travesía principal cientos de curiosos se apelotonaban para ver este particular desfile. Todos, eso sí, con la mascarilla puesta.
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Antes de la llegada del grueso de la excursión, en las calles del centro del pueblo parecía no caber un vehículo de dos ruedas más. De todos los colores, marcas y cilindradas las motos recorrieron las calles del municipio y, a su llegada, la humareda procedente de una parrilla les esperaba en la plaza mayor para darles un caldo caliente y un bocadillo. La cola para recibir la merienda ofrecida por la organización a los participantes comenzaba a alargarse y los que ya saboreaban la panceta agradecían poder meter algo caliente al cuerpo. Pese a que el frío no apretaba, las chupas y abrigos protagonizaron la excursión junto con guantes, gorros y bragas para cubrir las zonas más expuestas de los moteros durante el viaje en carretera.
Pasadas las cinco y diez de la tarde comenzó a llegar el pelotón y las palomas salían alborotadas de la torre de la iglesia ante los rugidos y cláxones de las motos.Por la plaza pasaron las miles de motos que participaban en la excursión y los mojadenses capturaban con sus teléfonos móviles el desfile. «Llevan viniendo muchos años y nosotros siempre salimos a verles, pero cada uno nos gusta tanto como el primero», reconocía Dolores mientras indicaba a su nieto, de apenas tres años, por dónde venían las motos.
Avanzando por la calle principal y dejando atrás la parrillada se oían los gritos y aplausos de ánimo del público que disfrutaba viendo la exhibición de 'stunt'. Allí, los pilotos del equipo de Maikel Melero realizaban piruetas en el aire con sus motos y impulsados por una rampa para aterrizar en una más alta e hinchable. Asombrados y con los ojos bien abiertos no perdían detalle los cientos de mojadenses presentes.
Con el sol metiéndose y dando paso a algún que otro grado de temperatura menos, muchos aprovechaban los últimos minutos de luz para tomar algo en los bares de la localidad y otros regresaban a su motos para volver a la zona de acampada.
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