El mapa de África abruma. Desde Conakry, en Guinea, hasta Dakar, en Senegal, 1.135 kilómetros. Desde Dakar hasta Casablanca, 2.888 kilómetros. Y recorrer esos dos tramos, en moto y en coche, serían, calcula Google Maps, unas 57 horas del tirón. A Héctor Alemany ... le han llevado algo más, casi 12 días para recalar en Valladolid, en la sede de Pingüinos, adonde acude desde 2013, cuando su vida se resolvía en un poco menos de espacio. Ahora, este ingeniero que tiene a su cargo la supervisión de un buen número de hoteles en el país africano ha decidido realizar un viaje lúdico-laboral en moto, jeep, avión y moto.
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En vez de desplazarse en avión, como hace cuando viaja por trabajo, le dejaron una moto grande, poco habitual en la zona salvo para los más adinerados, para alcanzar Dakar, donde tenía que dejarla. «Salí desde Conakry hasta Dakar y el trayecto estuvo muy bien. Pasé un día en Dakar y desde allí salí hacia Casablanca en un jeep conducido por un militar», cuenta. En ese trayecto hay «más problemas para ir con la moto, es inseguro».
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Vive en Conakry desde octubre de 2021, así que las carreteras tampoco le han sorprendido. «Son peores las carreteras cuando estás por Conakry que cuando sales, porque no saben conducir, se meten en contradirección cuando hay atasco... Las carreteras son de tierra, no hay infraestructura», cuenta, y eso hace que los baches sean abundantes. Luego están los controles, «muchos». Y las paradas para trabajar, claro. «He tardado 12 días porque tengo que detenerme, comprobar estructuras, si hay falta de material...», cuenta.
Desde Casablanca, avión hasta Valencia y una vez allí, de nuevo en moto. Esta vez, la suya, que le esperaba en casa. Una BMW GS 1200 con la que recorrer los 600 kilómetros que separan la costa mediterránea de la Plaza Pingüinos.
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Como sus compañeros de acampada no llegan hasta el jueves, aprovechará, dice, «para echar una mano a la organización». Para el día que comience la concentración, a su alrededor tendrá a sus viejos pingüinos albaceteños, a los que conoció cuando se fue «a vivir a Albacete», y con una pareja de asturianos que se casará aprovechando la cita. «Se van a casar aquí y he traído, para celebrarlo, una caja de cohetes de Valencia».
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