![2.000 kilómetros de viaje con una moto de 45 años para llegar a Pingüinos](https://s2.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202301/12/media/cortadas/pinguinos-vintage-kQyF-U1902428967710zE-1248x770@El%20Norte.jpg)
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Mauro Bacchiocchi acaba de llegar a Valladolid después de un largo viaje desde la localidad italiana de Fano. Su BMW R 100 RS del año 1978 ha recorrido los 2.000 kilómetros de distancia entre las dos ciudades «como si fuesen los primeros», pero lo ... cierto es que si el cuentakilómetros de esta reliquia hablase, lo primero que diría es que está cansado de dar vueltas. «Tiene casi un millón de kilómetros», afirma Mauro, que afronta su primera concentración en tierras vallisoletanas con la ilusión de un niño. «La moto es un estilo de vida. Llevo casi cincuenta años subido sobre una y solo me bajaré cuando me muera», afirma este hombre de 68 años que lleva gasolina en las venas.
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El tan temido frío de Pingüinos es casi calor tropical para Bacchiocchi, que ha participado hasta cinco ocasiones en la famosa Elefantentreffen alemana, donde el termómetro tiene por costumbre descolgarse de los diez grados bajo cero. «Aquí hace una muy buena temperatura», aseguraba este motero poco después de bajarse de su montura y hacerse varias fotos con la Policía Local para celebrar su llegada a tierras vallisoletanas.
Hacer un viaje tan largo con una motocicleta tan antigua tiene sus riesgos. Por eso Mauro Bacchiocchi ha emprendido el camino junto a su compatriota Mario Logiuráin, que tiene una BMW 1200 GS muchísimo más moderna y que le ha servido de apoyo. No obstante, la ayuda de la nueva tecnología no ha sido necesaria y los dos han terminado el viaje sin contratiempos, según el guion que trazaron en Italia.
Más sobre la concentración
Ahora, Mauro y Mario esperan disfrutar de cuatro días intensos en los que todas las miradas irán a parar a la vieja BMW R 100 RS, esa que Mauro compró nueva cuando solo era un chaval. Ahora los tiempos han cambiado, las motos eléctricas quieren hacerse un hueco en el mercado y reliquias como esta parecen estar hechas solo para personas como este hombre que, poco antes de convertirse en septuagenario, ha decidido participar por primera vez en Pingüinos. Lo de llevar la gasolina en la sangre debe ser cosa del lugar de residencia de Mauro. No en vano, vive a solo ocho kilómetros de distancia de la residencia de Valentino Rossi. «Es un ídolo para mí y para Italia», concluye con una sonrisa de oreja a oreja.
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