Valladolid

Pinar de Jalón vuelve a decir 'basta ya' ante el «abandono» del Ayuntamiento

Sea como fuere, el rostro era el de la preocupación ante una parcela, que va desde la calle Aneto hasta la carretera de Madrid, en la que las malas hierbas campan a sus anchas. Levantan alturas de dos metros junto al pinar de entrada al barrio. «Lo peor de todo es que cuando nos vinimos a vivir aquí nos dijeron que esto iba a ser un gran parque y fíjate lo que tenemos», concluyen.

Este era el temor de dos vecinos que han crecido con un barrio que cuenta ahora con unos 3.000 residentes. Este jueves solo hablaban del incendio, pero las reivindicaciones desde la asociación de vecinos crecen exponencialmente más allá de la maleza en la calle Aneto. Existe un listado con asuntos a tratar que aseguran que nunca ha sido analizado, si bien no desisten de luchar por ello por mucho que recientemente Marta Muñoz haya llegado a la presidencia de la asociación con la misma intención que sus predecesores. Se estrenó en el cargo la semana pasada y esta misma tarde completará una reunión de urgencia.

En la misma, el incendio del miércoles será un punto relevante, más si cabe porque tres días antes se originó otro de menor envergadura en otro punto del barrio. «Sabemos que estamos en el campo, que somos unos privilegiados, pero una cosa es esa y otra es que se abandone. No puede ser que en invierno sea un secarral y en verano brote toda esa maleza sin control. Menos mal que ayer, los Bomberos actuaron rápidamente y pudieron controlarlo. Creo que los coches y las viviendas de la zona no corrieron peligro», lamenta mientras sigue con sus reivindicaciones de «siempre».

Ese abandono al que hacen referencia hace hincapié en que quieren ser una parte más e igual que el resto de Valladolid. Se centra en el transporte urbano y en la escasez de líneas que tienen los vecinos. «Solo tenemos el 4 y el 16, y pasan cada hora. Además, las noches de los fines de semana solo hay un búho a las 3:00 horas. Los vecinos del Nuevo Hospital están igual que nosotros y estamos en contacto para hacer fuerza juntos. Necesitamos estar mejor conectados e integrados, que tampoco estamos tan lejos», añade Muñoz.

«Y más cosas», agrega Muñoz para tirar de memoria y centrar ahora su tiro en lo que un día fue un supermercado y ahora es una nave con un aparcamiento en el que han estacionado las malas hierbas. «Mientras la propiedad no quiera alquilarlo o venderlo, lo tendremos en medio del barrio. Nos gustaría que el Ayuntamiento mediara para buscar una solución», prosigue.

Precisamente ese local se encuentra junto a la plaza Everest y el «secarral que es hoy en día». «Tenemos una hilera de cuatro árboles. Está desangelada totalmente. Es una plaza que tiene un urbanismo muy desafortunado, porque no sirve para mucho. Si hace mucho calor, los niños no pueden jugar porque están al solazo. Y si hace mucho frío, te viene por todos lados. No hay una estructura o una pérgola para resguardarse de las inclemencias meteorológicas», critica la presidenta.

Justo este jueves en la plaza Everest se encontraba una camioneta del servicio de Limpieza, la misma que reivindican desde la asociación. Consideran que hay suciedad por las calles, además de lamentar encontrarse las mismas repletas con hierbajos que han crecido en las últimas semanas, aunque a tenor de lo visto en los últimos días parece una estampa de toda la ciudad.

Si la maleza ha sido una de las últimas novedades, las escombreras ilegales empiezan ya a ser un clásico en Pinar de Jalón. Desde hace años se critica la existencia en diversos puntos de la zona, si bien unas de las más relevantes se encuentran precisamente en la parcela que ardió este miércoles. Un paseo por el lateral de la carretera Madrid sirve para notificar unas cuantas, todas ellas de diversa consideración (en esta zona no imperan los carteles de zona videovigilada por drones como sucede con otras escombreras de la ciudad). Los escombros de obra son lo más recurrentes, pero de repente, a escasos metros aparece un montón de ropa amontonada. La evolución de los residuos se amplía con un cementerio de neumáticos y uralitas por cada esquina. «Siempre han estado. A esas hay que añadir las que están detrás del Lidl que también son de grandes dimensiones», lamenta Marta Muñoz.

Por todos estos motivos, los vecinos han vuelto a decir 'basta ya' ante tanto «abandono». Quieren ser uno más dentro de Valladolid y confían en que en esta enésima reivindicación sean escuchados.