Erupción en la isla de La Palma, en Cumbre Vieja, este domingo. Foto: EFE | Vídeo: Atlas
Erupción en La Palma

«Las personas con movilidad reducida han sido evacuadas. La gente estaba preparada»

Francisco javier García Lázaro, oceanógrafo vallisoletano en la palma ·

Este científico y divulgador tiene su proyecto de «bosque comestible» a «seis ó siete kilómetros» de las cinco bocas en erupción en La Palma

Antonio G. Encinas

Valladolid

Domingo, 19 de septiembre 2021

Francisco Javier García Lázaro, oceanógrafo, enfría las imágenes del volcán con unos toques de pedagogía. Este vallisoletano de nacimiento es divulgador científico y tiene su «bosque comestible», un ecosistema sostenible llamado 'Ecofinca Platanológico', a «seis ó siete kilómetros de las bocas del volcán». « ... El sábado hubo varias reuniones, con calma, para preparar el operativo de evacuación. En distintos lugares hay puntos de reunión marcados y las personas de movilidad reducida han sido trasladadas. La gente estaba preparada con mochila, documentación, algo de dinero, móvil con cargador...», explica. La curiosidad le empujaba a regresar hacia el lugar de la erupción, pero la Guardia Civil le advirtió de que no le dejarían pasar.

Publicidad

Francisco, que responde al acrónimo de Garlaz, se encuentra en Puerto Naos, donde aún queda gente. Por la mañana se había desplazado a Los Llanos de Aridane, donde había vehículos pesados preparados por si se producían desprendimientos. «Todas las carreteras son de alta montaña. Somos un volcán en mitad del mar. Es una isla muy reciente, no llega a dos millones de años el territorio que está emergido y hay una erosión brutal. La escala vertical es muy exagerada, en pocos kilómetros pasamos de 2.500 metros a cero, con grandes barrancos y desprendimientos», explica.

Ese es precisamente uno de los grandes riesgos de estos días de movimientos sísmicos continuos. Francisco Garlaz escuchó un «estruendo, pero no considerable», y comenzó la erupción «en una zona más o menos alta de la isla». «Esperábamos una fisura, un terremoto importante, los mayores riesgos en este tipo de volcanes estrombolianos, poco explosivos, fisurales, provienen de los gases o los desprendimientos. La lava discurre por una grieta», aclara.

«En estos volcanes la lava no sale por la boca, es una grieta en el suelo y surge magma, en las zonas más verticales de la grieta es por donde escapan los gases, salen rápidamente. Mucha de la lava está hipergasificada, el volcán escupe y lo que cae alrededor forma el cono», explica.

Publicidad

«El océano, desde que sale la isla, la está devorando. Y el volcán tiene un pulso con él para echar un poco más de tierra»

FRANCISCO javier GARCÍA LÁZARO

Este oceanógrafo que se dedicó a la recreación de ecosistemas y presume de llevar diez años cultivando plátanos «sin venenos», de forma sostenible, observa el fenómeno como el resultado de un proceso natural. «El océano se come constantemente a las islas. Tenemos varias gemelas arriba y abajo de canarias, islas sumergidas, y el mar erosiona donde puede golpear con las olas, a una cierta profundidad ya no toca. Es decir, que el océano, desde que sale la isla, la está devorando. Y el volcán tiene un pulso para echar un poco más de tierra».

Eso ocurrió en el año 1949, cuando se registró la erupción de San Juan. «Una colada de lava llegó hasta el mar y le ganó a la isla bastantes kilómetros cuadrados. Ahora no se ven las lavas porque se taparon con plataneras», explica. En ese terreno se asienta precisamente Puerto Naos, el lugar desde el que García Lázaro sigue los acontecimientos. Según los estudios del Instituto Geológico y Minero de España, en La Palma se han registrado al menos siete erupciones importantes desde el siglo XV. «El modo en que la gente de aquí utiliza el volcán, tanto en Lanzarote para excavar las viñas en los hoyos, como en La Palma para hacer las terrazas para canalizar las aguas, es asombrosa», señala Garlaz. «Forma parte de la vida del lugareño». Eso ha ayudado también a la hora de que las autoridades se organizaran «bastante bien». Incluso, apunta el científico, la adaptación de los ecosistemas parece presumir de esa resiliencia ciudadana. «El pino canario resiste los incendios y vuelve a brotar después del fuego», comenta.

Publicidad

En la zona, con pequeños núcleos habitados muy dispersos, apenas queda gente sin evacuar y el oceanógrafo vallisoletano confía en que, dado que las cinco bocas están muy juntas, «puede que el meollo de la erupción se quede allí». La lava, previsiblemente, seguirá el camino de los cauces ya formados. «A una velocidad lenta, porque son lavas con viscosidad media», aclara Francisco Javier García, que pide que no se caiga en «el alarmismo» y se mantenga la calma.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

0,99€ primer mes

Publicidad