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Valladolid
Permiten el derribo de Acibelas 8 con la condición de reponer su portadaUn enigma urbanístico a resolver. En la estrecha calle Acibelas. Concretamente, en el número 8 de esta vía. Desalineado del resto de edificios, al igual que el 6, el deteriorado inmueble, fechado en 1920 en el PGOU y que hasta 2016 acogió en su planta ... de calle la tienda Puertas y Muebles Duero, tiene los días contados. Ojo, no en su integridad. El 4 de enero, el Ayuntamiento autorizó su demolición sin condiciones. Hasta ahí todo normal. Pero pocas semanas después, el 24 de marzo, la Junta de Gobierno municipal emitía un nuevo acuerdo para corregir esa primera decisión. La razón: proteger una portada «palaciega» que era la entrada al antiguo comercio y reponerla en la futura edificación que se levante. La propiedad de esta finca, la promotora Real Estate Vision 2017, ya tenía intención de conservarla por su valor estético e histórico, pero lo cierto es que esa presunta nobleza del arco de piedra genera dudas.
El arquitecto Álvaro Burgueño, profesional que colabora con esta empresa, ha visitado hasta en dos ocasiones el Archivo Municipal para intentar desvelar su procedencia. Y no ha habido éxito. Ni fecha, ni origen. No hay documentos que lo aclaren. Subraya este experto, con todas las cautelas, que, en principio, ni su escala ni el abujardado de la piedra permiten avalar ese adjetivo de palaciega. «Es probable que en su momento la trajeran de otro lugar, pero yo creo que se trata de una arquitectura más doméstica... ¿la entrada de una antigua bodega?... Los sillares tienen un espesor de unos 25 centímetros cuando en las construcciones nobles eran de un metro o más», plantea.
El Norte, que está abierto a recibir cualquier información que pueda resolver el misterio, ha consultado también al arqueólogo Jesús Misiego, uno de los profesionales sobre el terreno que mejor conoce los vestigios del Valladolid de hace siglos. «En el plano de Ventura Seco de 1738 en esta zona solo figura caserío tradicional, con poco rastros de casas nobiliares y sí de construcciones labriegas», acota. Él ha realizado varias excavaciones en el entorno sin que haya aparecido ningún resto potente. Comparte con Burgueño esa teoría de que, en algún momento, se pudiera haber traido de otro lugar para decorar el edificio, que antes de la carpintería acogió una tienda de alimentación.
Carlos González es el hijo de los propietarios que compraron el inmueble al tendero. Fue en 1960. Entonces el arco estaba tapado. Fue él quien lo descubrió cuando comenzó a habilitar el local para instalar su negocio allá por el 1981. «Estaba tabicado. Picando la fachada apareció; el anterior dueño me dijo que probablemente en la parte del edificio que da a la calle Juan Agapito y Revilla habría más arcos tapados», relata. Pero no le pudo concretar tampoco ni fechas ni procedencia.
Burgueño ya está trabajando en el plan para despiezarla, numerar los sillares y guardarla en un almacén de la promotora hasta que se concrete el proyecto de la futura edificación de apartamentos, que la integrará en una estructura que tendrá que retranquearse para alinear con el resto de los inmuebles de Acibelas. Puede que en ese proceso surja alguna pista. La promotora ya ha encargado a una conocida empresa de derribos la demolición, que se abordará con el máximo cuidado tanto por la situación de un inmueble que se come parte de la calle como por los posibles restos que pudieran aparecer en las labores. Hasta entonces, si nadie aporta nuevos datos, el enigma sigue vivo.
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