El perfil energético de Valladolid permite amortizar unas placas de autoconsumo en seis años

La eliminación el año pasado del conocido como 'impuesto al sol', con la aprobación de un nuevo marco estatal, empresas y comunidades autónomas toman posiciones para poner en marcha sus propias iniciativas en materia de transición energética. Y si de copiar a los alemanes se trata, el plan es simple: paneles solares de autoconsumo en viviendas, empresas y fábricas con el respaldo de la red cuando es preciso y capacidad verter a la red o almacenar la electricidad en baterías cuando hay excedentes.

Castilla y León tiene una media de 2.579 horas de sol al año, en línea con la media nacional de 2.588 (Alemania tiene en torno a 1.700). La provincia vallisoletana tiene incluso más, 2.681 horas, que equivalen a 111 días de sol. Según un análisis de SotySolar, compañía especializada en energía del sol y autoconsumo eléctrico, una instalación residencial en Castilla y León se rentabiliza en 6,28 años –la amortización varía en función del consumo y de lo que se paga en euros por el kwh en la factura– y requiere una inversión media de 7.326 euros.

En el caso de Valladolid, el coste es incluso menor y el plazo de amortización, más corto, en concreto 6.270 euros por la instalación de la placas fotovoltaicas y 5,9 años para alcanzar el umbral de rentabilidad, en función del perfil de consumo de sus habitantes. Según el estudio, el tipo de instalación por el que más se interesan los usuarios vallisoletanos es una de 3,3 Kw de potencia conectada a la red, con vertido de excedentes.

«En materia de autoconsumo residencial aún queda mucho trabajo por hacer –sostiene Edgar Imaz, cofundador de SotySolar–. Es necesario informar adecuadamente a los usuarios acerca de en qué consiste y de las ventajas de implantarlo tanto en sus hogares como negocios. Cada vez más familias, comunidades de vecinos y empresas se están informando sobre el autoconsumo fotovoltaico, debido a que no sólo supone ahorro económico y revaloriza la vivienda, sino que te mantiene al margen de las subidas de las eléctricas y contribuye a crear un mundo más sostenible».

Las instalaciones de autoconsumo fotovoltaico estuvieron en un limbo legal hasta 2015, cuando el primer marco normativo aprobado por el Gobierno (del PP) dificultó en gran medida su desarrollo. La situación cambió en 2018 y en la actualidad «es posible legalizar una instalación de autoconsumo fotovoltaico en un par de horas a través de la propia empresa instaladora, por lo que no supone ningún inconveniente o coste adicional para el cliente», aseguran desde la empresa.

En cuanto a la amortización de la instalación, en el caso de viviendas y pequeños locales se sitúa entre seis y diez años, mientras que en instalaciones más grandes puede llegar a bajar de cinco años. «La situación geográfica también tiene un impacto importante, cuanto más al sur España, mayor tiende a ser el recurso solar disponible y por lo tanto aumenta la producción eléctrica de la instalación», explican desde SotySolar, empresa que asegura que «existen opciones de financiación a largo plazo –siete a diez años– con las que el ahorro en la factura eléctrica supera la cuota a pagar».

En la comunidad autónoma son el agrícola y el industrial los dos sectores que más apuestan por el autoconsumo eléctrico, aunque también el residencial, aunque algo más lento, va ganando terreno.

Los cálculos realizados por la Unión Española Fotovoltaica (Unef) detallan que para un hogar con un consumo de 1.000 Kw/h de los que 450 Kw/h fueran de autoconsumo; 50 Kw/h se vertiesen a la red como excedente; y se usasen 550 Kw/h del sistema, el importe de la factura sería de 77 euros, frente a los más de 145 euros a los que se elevaría ese recibo en condiciones convencionales.

Según los últimos datos del Ministerio para la Transición Ecológica, Castilla y León, es la cuarta comunidad a nivel nacional –por detrás de la Valenciana, Cataluña y Andalucía–, con mayor potencia de autoconsumo instalada, 119.743 kw. de ellos, la décima parte – 19.991– están en Valladolid.