Valladolid

«He perdido la cuenta de todos los niños que he ayudado a traer al mundo»

¿Por qué decidió estudiar medicina y especializarse en ginecología?

Conocía al doctor Eliecer Villar que entonces estudiaba medicina. Yo veía sus libros de medicina y alucinaba. Soy médico por él. Me animaba a seguir sus pasos y ser dentista, pero aquello no me llenaba. Tras hacer el bachiller en el colegio San José, entré en la facultad de Medicina. Fui un buen estudiante y cuando terminé la carrera hice las milicias universitarias. Elegí Ginecología como especialidad porque mi formación en la facultad fue en Medicina Interna. Era lo que se me daba bien. Todavía no existían las especialidades de cardiología, nefrología, oncología… y yo buscaba algo médico pero también quirúrgico. La ginecología me satisfizo desde el principio y ahí he seguido. Estuve unos años en el laboratorio hasta que en 1987 entré en el Clínico como médico adjunto y aquí he estado toda la vida, desde el 2007 como Jefe de Ginecología. Ahora, cuando me jubile, me sustituirá el doctor Bayón, que ha sido mi brazo derecho durante muchos años.

¿Qué es lo que más le gusta de su trabajo?

El contacto con los pacientes. Yo soy un médico poco investigador pero muy asistencial. Sin el contacto con los pacientes no encontraría sentido a la medicina.

¿Ha calculado a cuántos niños ha ayudado a traer al mundo?

Hace mucho tiempo que perdí la cuenta. He asistido partos en el Clínico y también en la medicina privada. A veces, algunas madres a las que atiendo, me dicen que yo les traje al mundo y eso siempre le envejece a uno, pero a la vez es bonito porque la gente es muy agradecida.

¿Cómo ha cambiado la ginecología en todos estos años?

Ha cambiado muchísimo, tanto a nivel científico, como a nivel técnico y a nivel asistencial. No tiene nada que ver con la que viví en los primeros años. Recuerdo que cuando era residente teníamos entre 4.500 y 5.000 partos al año en el antiguo hospital y ahora escasamente llegamos a los 1.000. Ha cambiado a nivel de cantidad y también en cuanto a la edad de las pacientes y a nivel asistencial. Ha habido muchos descubrimientos científicos, nuevas vacunas, nuevos tratamientos oncológicos, la cirugía de alcance... Los resultados asistenciales de supervivencia a nivel de enfermedad y curación han mejorado mucho. Aunque parece que la incidencia del cáncer de mama haya aumentado, yo tengo mis dudas. Creo que se debe más a un error estadístico que a la realidad. Parece que aumenta porque se diagnostican muchos y eso es porque se hacen muchas campañas de cribado en las que se encuentran tumores muy pequeños y de buen pronóstico.

¿Qué legado deja en el Clínico después de tantos años?

Dejo montones de pacientes y montones de amigos, muchos de los cuales se han formado conmigo y son muy buenos profesionales. Presumo de que probablemente no haya ningún hospital que tenga la gente que tenemos aquí, tanto a nivel humano como a nivel técnico.

¿Con qué momento se queda de todos estos años?

Me quedaría con este momento final, porque es el de más experiencia, y porque la gente que empezó joven conmigo ya se han hecho maduros y muy buenos. Estamos recogiendo los frutos de cuando tomé los mandos de la jefatura de servicio. Así en la Unidad de Mama que pusimos en marcha en el 2008 ya llevamos operados más de 3.000 cánceres de mama. La unidad de Reproducción Asistida, que ya entonces estaba en funcionamiento, siguió funcionando muy bien. También montamos la Unidad de Ginecología Oncológica para protocolizar el tratamiento de todos los tumores y lo hemos logrado. Lo mismo que los Comités de Tumores de Mama y de Oncoginecología por donde pasan todos los tumores y se discuten entre oncólogos, radioterapeutas, radiólogos, cirujanos… para buscar la mejor decisión para cada paciente. También montamos la Unidad de Incontinencia Urinaria y Suelo Pélvico con unos resultados estupendos y la Unidad Maternofetal con el objetivo de que todos los embarazos y partos se hagan conforme a los protocolos asistenciales de las Sociedades Científicas. Todo con resultados excelentes. El perfil de mujeres embarazadas ha cambiado. Ahora tenemos muchas mujeres primíparas mayores de 35 y 40 años, embarazos de alto riesgo con mujeres diabéticas, post tumores de mama, con insuficiencias renales, obesas, hipertensas, dislipémicas y con muchas otras enfermedades que complican el embarazo y lo estamos llevando muy bien.

¿Cómo le gustaría despedirse?

Dando las gracias a mis pacientes. Es imposible acordarme de todos, pero casi todos se acuerdan de mí, lo cual es agradable. También dando gracias a todos los que han trabajado conmigo y me han ayudado todos estos años. Ellos son el futuro del Hospital y me gustaría que la gente confiara en ellos como ha confiado en mí. Gracias también a la Gerencia por haberme permitido hacer muchas de las cosas que hemos hecho. Mis objetivos cuando cogí la jefatura del Servicio están cumplidos y es hora de tomarme un descanso y dejar que la gente nueva tome el relevo que lo va a hacer muy bien.