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Mari Luz de Castro dio negativo en la PCR, pero su marido Pedro Urdiales arrojó un resultado positivo y estuvo siete semanas aislado. El Norte
Coronavirus Valladolid: «Jamás pensé que con 52 años podía pasarlo tan mal»

«Jamás pensé que con 52 años podía pasarlo tan mal»

La covid trastocó durante siete semanas la rutina de la familia Urdiales de Castro. Pedro, el padre, y Óscar, el hijo menor, de once años, dieron positivo en octubre y ya están recuperados

Eva Esteban

Valladolid

Martes, 15 de diciembre 2020, 07:09

«Jamás pensé que con 52 años que tiene mi marido, sin patologías, se cuida y no fuma, podía tocarle el virus de esta manera y pasarlo tan mal. ¿La gente que dice que es un catarro? De eso nada. Hemos pasado unas semanas bastante malas, así que yo les diría que no se confíen, y mucho menos por la edad». Quien habla es Mari Luz, que se erige como portavoz de la familia Urdiales de Castro, vecinos de la localidad vallisoletana de Laguna de Duero, para relatar cómo la covid trastocó, hace apenas unas semanas, su rutina. Ella y su hija, de 19 años, dieron negativo, pero Pedro, el padre, y Óscar, el hijo menor, de once años, arrojaron un resultado positivo.

Todo comenzó el lunes 5 de octubre. El matrimonio recibió un correo electrónico del colegio alertando de que se había detectado un positivo en la clase de su hijo. Horas más tarde, Óscar tuvo unas décimas de fiebre y malestar general, además de «los ojos cargados». Al día siguiente le hicieron la prueba y se confirmó lo que Mari Luz ya sospechaba: PCR positiva y diez días de aislamiento domiciliario para toda la familia.

También se contagió Pedro Urdiales, quien conoció de primera mano la peor cara de la covid. No precisó ingreso hospitalario, aunque sí estuvo siete semanas aislado en una habitación de su domicilio y «pasándolo bastante mal». «Me llevé un disgusto de miedo cuando nos dijeron los resultados. La niña y yo dimos negativo, pero ya nos trastocó el día a día a los cuatro, aunque sí que es cierto que ellos dos se aislaron y no tuvimos contacto», afirma Mari Luz, al tiempo que lamenta que el coronavirus haya hecho 'parada' en su casa, pues «estamos con mascarillas, teniendo cuidado con todo y solo vamos de casa al colegio y viceversa».

Por ello, considera que la «única posibilidad» de haber 'cogido' el virus pasa por el centro escolar. «Es o eso o que una sobrina mía que le traía todos los días a la una se lo hubiera pegado, pero nunca lo sabremos. Son cosas que pueden pasar pero tenemos la tranquilidad de que hacíamos las cosas bien y teniendo siempre mucho cuidado», añade.

El pequeño tan solo pasó «dos días malos, los demás estuvo bien, sin síntomas, aunque cumplió el aislamiento en casa a rajatabla». A los diez ya había superado la enfermedad y podía regresar al aula, pero sus progenitores decidieron que, por precaución y tras hablarlo con los profesores, prolongarían unos días más su estancia domiciliaria. «No volvió a clase hasta tres semanas después por precaución más que nada; si podíamos asegurarnos de que otros niños no iban a contagiarse, mejor que mejor», continúa.

Pedro, sin embargo, estuvo siete semanas confinado en su habitación. Cada día que pasaba, lejos de mejorar, «iba a peor». «Siempre que le preguntaba me decía que estaba bien, pero yo le veía que le costaba respirar, tenía mala cara y había veces que estaba incluso amarillo», recuerda Mari Luz, al tiempo que reconoce que «no fue exagerado pero tuvo también malestar y fiebre». «No te llegas a imaginar que una persona joven, sin patologías, sin antecedentes, que no fuma, puede llegar a agarrarle el virus así. Tiene las mismas secuelas que tengo yo desde hace años porque soy asmática y tengo una EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica). Estamos hablando de que una persona sana, que es joven está viviendo las mismas secuelas que yo. A mí que me lo expliquen porque no lo entiendo», apostilla.

De todo este amargo proceso que les tocó vivir, Mari Luz de Castro destaca la atención médica. Le llamó «poderosamente la atención» que a su marido le recetaran antibiótico hasta en dos ocasiones sin realizarle una revisión presencial. «Nunca jamás le vio un médico, nos llamaban para preguntar la evolución, pero por teléfono y yo decía: '¿Pero cómo pueden recetarle algo sin ni tan siquiera verle' No me lo explicaba», comenta.

Asimismo, según sostiene, no fue hasta pasadas seis semanas cuando un médico decidió que Pedro debía hacerse una radiografía. «Esperamos varios días a que nos llamaran, pero pasaron varios días y nada. Finalmente conseguí que un médico me atendiera y me dijo que le llevara inmediatamente a urgencias».

Aún con secuelas

Le hicieron «muchas pruebas», los pulmones estaban «bien» y Pedro Urdiales regresó a casa. Finalmente, el 17 de noviembre, este vallisoletano, encargado en una imprenta, regresó a su puesto de trabajo. «Estaba loco por volver a trabajar porque nunca ha estado parado. Decía que se encontraba mejor y dio negativo, pues para adelante. Volvió a trabajar, pero ahora no se encuentra nada bien, aún tiene bastante malestar», indica Mari Luz, quien anticipa que «dentro de poco irá al médico porque no puede ser que siendo tan joven no se encuentre bien».

Además, se cuestiona los plazos fijados de cuarentena. «Si a los diez días se supone que no contagias, que alguien me explique por qué ha estado mi marido siete semanas aislado en una habitación», sentencia Mari Luz de Castro.

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