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Sied Muhamed, hoy en el Ayuntamiento de Valladolid. Rodrigo Jiménez
Rescate en el Pisuerga

«No pensaba en nada más que en salvar la vida del chaval, porque estaba muerto en el río»

Sied Muhamed, el héroe del Pisuerga, huyó de Eritrea con 14 años para no ser un niño de la guerra y ahora busca trabajo para asentarse en Valladolid

J. Sanz

Valladolid

Miércoles, 30 de marzo 2022, 13:41

«No tenía miedo, no pensaba en nada más que en salvar la vida de ese chaval, porque estaba muerto en el río», ha destacado con humildad Sied Muhamed, el héroe del Pisuerga, un joven eritreo que el lunes por la noche salvó, en efecto, la vida de un chico vallisoletano de 24 años de una «muerte segura» en las oscuras aguas del Pisuerga, según ha querido incidir Julio, el policía local que posteriormente logró reanimar a la víctima junto a Marco, un compañero, a los pies del puente de la Condesa Eylo.

Sied Muhamed ha recibido este miércoles un merecido reconocimiento a su «heroica acción», según ha destacado el alcalde, Óscar Puente, durante el acto oficial celebrado en el Ayuntamiento, donde ha estado acompañado por algunos de los compañeros del albergue municipal, donde duerme el joven eritreo estos días, y los dos policías locales, Julio y Marco, que lograron reanimar al chico después de que Sied lo sacara a nado del río. «Su historia no sería conocida, quizás, de no ser por su valentía a la hora de salvar a un vallisoletano, pero Sied Muhamed es un ejemplo para todos y merece que todos le demos una oportunidad en esta ciudad en la que busca ganarse honradamente la vida», ha incidido el regidor en presencia de un joven inmigrante un tanto abrumado.

El alcalde pide una «oportunidad» para un chico que ha salvado una vida con «valentía y coraje»

Sied Muhamed no quiere oír hablar de heroicidades. «Cuando le vi estaba casi muerto, pero entré a por él sin pensar en nada más que en sacarle», ha reiterado el joven inmigrante, al que una vida más que dura quiso situarle en «el momento exacto» en el camino de un chico vallisoletano, que ahora se recupera en el Clínico, y al que su salvador le gustaría conocer. Quizás para transmitirle sus ganas de vivir. «Yo no tengo nada, ni trabajo ahora ni casa», ha reconocido antes de incidir en que su único pretensión, lejos de los halagos recibidos hoy, es «ganarme la vida, tener un trabajo y un techo para dormir y poder ayudar a mi familia».

La historia de Sied Muhamed responde a la de tantos africanos que un día, en su caso cuando tan solo tenía 14 años, decidieron huir de la miseria y de la guerra. En Eritrea, un país que ronda los seis millones de habitantes situado junto al cuerno de África, al este del continente, solo estaba destinado a ser un niño más de la guerra. «El único futuro que había en mi país era ser militar e ir a la guerra con un sueldo miserable que apenas te daba para comer», relata el joven. Así que hace ocho años siguió el rumbo de miles de sus compatriotas para embarcarse en un patera rumbo a Italia. Un barco de Cruz Roja se cruzó en su camino y acabó recalando en el país transalpino.

«El único futuro que tenía en mi país era ser militar e ir la guerra con un sueldo miserable»

Los avatares del destino quisieron que tres años después, cuando aún era menor, recalara en un centro de acogida para inmigrantes en Valladolid. Tenía 17 años. «Su historia es un ejemplo más de lo bueno que nos trae la inmigración, del futuro y lo que pueden aportarnos chicos como Sied Muhamed, que fue un menor no acompañado ('mena') como tantos otros que lo único que quieren es ganarse aquí la vida», ha incidido Óscar Puente. En su país dejó a sus padres (no tiene hermanos) y a una amplia familia. «Allí la situación está mal y lo único que quiero, y por eso me vine, es poder ayudarles», ha relatado el joven antes de confesar que sus padres, pese a todo, quieren seguir en su tierra natal.

El joven inmigrante tiene ahora 22 años y vive en la pobreza más absoluta. Trabaja a temporadas en el campo. Y poco más. Cuando gana un sueldo busca una habitación en un piso compartido con otros compañeros de miseria y cuando, como ahora, carece de ingresos duerme en el albergue y vive del circuito social de la capital (Cáritas, Cruz Roja...). Carece de estudios, pero «tiene unas ganas inmensas de salir adelante«, según han coincidido en señalar los responsables del albergue del paseo de Extremadura (gestionado por Intras) y el propio alcalde, quien ha apuntado que, «sin duda, merece una oportunidad y un trabajo» y añadido que «sería una pena desaprovechar a una persona así, con sus ganas de vivir, su coraje y su valentía». Sied Muhamed cuenta con un permiso de residencia y de trabajo hasta 2026. El secretario de Estado de Inmigración, Jesús Javier Perea, se ha interesado hoy mismo por su situación, ya regularizada, en España.

«Lo único que quiero es ganarme la vida, tener un trabajo y un techo y ayudar a mi familia»

Y eso, un trabajo y una vida estable, es lo único que pide Sied Muhamed, un joven humilde que huyó de los focos después del rescate. Los focos llegaron posteriormente al ser identificado. Tanto es así que el joven se fue del escenario del rescate cuando la víctima ya estaba en manos de los policías locales que finalmente la reanimaron. «Estaba mojado y me fui a casa de un amigo de La Rondilla para pedirle ropa», ha relatado con la misma humildad con la que ha repetido que «en mi corazón solo estaba salvar a este chico».

El rescate tuvo lugar al filo de la diez de la noche del lunes, cuando dos chicas vieron cómo un joven de 24 años, vecino del entorno, se lanzaba al río desde el puente de la Condesa Eylo. Sus peticiones de auxilio llegaron al cercano albergue municipal, situado al borde del paso, del lado de La Victoria, del que salió el propio Seid Muhamed junto a un grupo de compañeros marroquíes, presentes también hoy en el homenaje a su amigo. «Lo que ha hecho este chico es increíble y, sin duda, salvó la vida de un joven que estaba ya hundiéndose en el agua cuando él llego, cuando nadie más lo veía», han concluido los policías municipales que presenciaron su acción. Un héroe, sin duda, que «merece una oportunidad» para salir de la miseria.

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