Carmen Duce, junto a su compañero Javier Andaluz, en Glasgow. E. A.

«Es peligroso decir que las cumbres del clima no valen para nada»

Carmen Duce encabeza desde Valladolid la delegación ecologista española en la cita mundial de Glasgow

Antonio Corbillón

Valladolid

Miércoles, 3 de noviembre 2021, 06:52

La Cumbre del Clima de Glasgow (COP) ha dejado atrás las grandes frases y las fotos de los más de cien líderes mundiales que se han acercado a la ciudad escocesa e inicia este miércoles los debates reales de los equipos negociadores. Atentos a ... todo ello hay una pequeña representación de Ecologistas en Acción, entre las que se encuentra su responsable de Transporte, la vallisoletana Carmen Duce. Será la única que se quede durante las dos semanas que durará la reunión de la que, admite, «no esperamos un giro muy claro».

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Han sido unos primeros días de toma de contacto en los que los test anticovid (diarios pero gratuitos) y los aforos limitados, unidos a las medidas de seguridad, han convertido la llamada 'zona azul' (sede oficial de esta COP) en una interminable y apenas operativa cola permanente entre los 25.000 visitantes que han llegado. A pesar del arranque por boca del presidente español, Pedro Sánchez, o la anécdota de la 'siestecita' que se echó Joe Biden (EE UU), «todo ha sido muy vago hasta ahora», reconoce esta veterana ecologista, a pesar de que el último informe del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático de la ONU advirtió en agosto que los cambios en el planeta por la acción humana «son irreversibles». «El mensaje era tremendo y muy contundente», admite Duce.

Su organización pertenece a la Red de Acción Climática Europea, una suma de activistas y organizaciones sociales que siguen 'on line' la enorme agenda de esta cita y después se reúnen a diario y elaboran boletines informativos de acceso abierto. Además, estos representantes mantienen contacto cercano con la Delegación oficial española para tratar de hacerle llegar las preocupaciones de la sociedad civil.

Reto ambicioso

Más allá de la burocracia, para Carmen Duce, esas preocupaciones deben centrarse en dos asuntos claves surgidos de la Cumbre del Clima de París de 2015. «Los acuerdos deberían centrarse en: cómo se van a contabilizar las reducciones de emisiones y cómo se van a financiar», resume Duce.

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De lo primero pone ejemplos que demuestran lo «tremendamente ambicioso que es lo que tenemos que hacer». Así, España logró reducir gracias al parón forzoso para la economía que fue pandemia, un 13% sus emisiones atmosféricas en 2020 (el planeta apenas un 5%). «Y los líderes mundiales están diciendo estos días que hay que bajar un 50% antes del 2030», compara.

Detrás de este compromiso, tiene que haber unas enormes cantidades de dinero. No solo para que los países ricos reduzcan (y compensen) a sus industrias por no polucionar. «Sabemos que los países pobres van a presentar una posición muy contundente para que se aumenten sus presupuestos de pérdidas y daños. Reclamarán por derecho un fondo de compensación».

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Duce reconoce la contradicción que supone reunir a 25.000 personas de todo el mundo en Glasgow cuando se está hablando de reducir la movilidad planetaria. Pero tiene claro que «las decisiones internacionales necesitan consenso. Aunque eso lo hace todo más lento y también que se reduzcan mucho los objetivos deseables».

La sociedad civil mundial tendrá su protagonismo a partir del día 7 con la celebración en paralelo de la Cumbre de los Pueblos (People's Summit). A mediados de mes llegarán las conclusiones. Sería noticia que esta cita no decepcionara a los que reclaman cambios urgentes en la deriva climática mundial. Pero Duce insiste en que «es peligroso decir que estas cumbres no valen. La alternativa sería mucho peor».

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La compra de emisiones y la factura de la luz

España sigue gastando más de 1.200 millones anuales en la compra de derechos de emisiones contaminantes en las subastas internacionales. A pesar del limitado desarrollo industrial, el 31% de las grandes empresas de Castilla y León también participó en esas pujas por las que se compran bonos para manchar por otros y en las que pagaron 31 millones de euros. La esperanza es que siga la tendencia que hizo que esas emisiones en la comunidad hayan bajado un 45% desde 2005. Las enconadas pujas en este mercado (que ronda los 50 euros por tonelada) están en parte en el aumento de la factura eléctrica.

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