Pedro Muñoz: «El mundo del juguete ha cambiado una barbaridad. El niño reclama ahora algo más creativo»
El dueño de Justo Muñoz cree que en el futuro solamente quedará el pequeño comercio «en el cogollo de las ciudades, lo que es el centro-centro. Lo demás serán grandes superficies en el extrarradio»
He aquí un grande del comercio en España, mezcla de guardián de las esencias de la marca que creó su progenitor y ávido aprendiz de ... las más innovadoras tendencias comerciales que surgen en el mundo. Pedro Muñoz, comerciante de los de toda la vida, lleva toda la vida marcando tendencia en su Valladolid del alma, hasta haberse convertido en un elemento destacado del paisaje urbano y comercial de la ciudad, con ramificación en la villa arandina. Ha engrandecido la centenaria marca Justo Muñoz, como segunda generación de la empresa familiar, y ha preparado a la tercera, sus hijos Pedro y Marina, para que sigan los pasos de su padre y su abuelo.
–Tendero, comerciante, pequeño empresario... ¿Qué es usted?
–A mí la palabra tendero me gusta; viene en el Espasa. Comerciante... pues también me gusta, es mi profesión.
–Algo de titanes tienen los tenderos de toda la vida en este momento del siglo XXI, ¿no? Primero lucharon contra los supermercados; después, contra las grandes superficies, ahora el comercio electrónico...
–Justo Muñoz siempre se ha adaptado muy bien a todo. Prueba de ello es que nosotros nunca hemos protestado, ni con manifestaciones, ni con declaraciones de nada porque vinieran grandes superficies, fulanito, menganito... Hay que luchar. Y es que la competencia es muy buena.
–¿Y eso?
–La competencia te estimula muchísimo, te hace trabajar porque hay que superarla. Es que si no hubiera competencia...
–¿Qué pasaría?
–Seríamos más planos. La competencia te exige, te hace esforzar. Hay que trabajar, hay que luchar... 'Que viene este que me come...'. Hay que esforzarse.
–¿Detecta usted en el sector del comercio tradicional desánimo, desazón, depresión, impaciencia...?
–El comercio de Valladolid, en concreto, se ha hecho mayor. La gente se va jubilando. De los negocios de toda la vida de Valladolid, ¿cuántos quedamos? Hoy, con una mano encontramos cinco de los comercios de antes, de los de siempre.
–Hay míticas marcas que son historia: Moliner, Mateo Lozano, HG,...
–Sí, sí, sí... ¡Todo eso ha desaparecido! Es que en realidad los almacenes comoH. Gutiérrez ya no tienen razón de ser, porque va cambiando todo. El almacén es distinto al comercio. Y en el comercio hay que estar viajando mucho, hay que invertir muchísimo dinero, hay que echarle muchas horas. Es muy sacrificado, muchísimo. Años y años he estado a las 8:30 en mi comercio, desembalando, empaquetando, haciendo de todo, haciendo barbaridades en el trabajo. Y pensando, pensando, pensando... Por la noche hay que pensar mucho en la cama. Antes de dormir yo pienso mucho en la cama. Es el momento en el que estoy más tranquilo, más enfocado en mis cosas del día a día.
«No hay los vendedores que había antes. Las grandes superficies han enseñado a la gente a que muchas veces no le haga falta nadie»
PEDRO MUÑOZ
–¿Usted y Justo Muñoz son una especie de oasis en el comercio tradicional en este momento?
–No, no. Le tengo muchísimo respeto a todo el comercio de Valladolid. No quiero ser ni número uno, ni dos,... Solo un comerciante de Valladolid y punto.
–Ya, un comerciante de Valladolid, pero con marca: Justo Muñoz es Justo Muñoz.
–¡Pero eso hay que hacerlo! ¡Eso hay que trabajarlo! ¡Eso es mucho esfuerzo, mucha inversión y mucho trabajo!
–No me venga con que ese es el único secreto...
–¡Y viajar mucho! Hay que viajar mucho, mucho. Conozco desde la Universidad del Comercio del mundo, que es Londres, a París, s Amsterdam... En Europa, todo. Y en Estados Unidos, también. En cambio, China, a donde he ido cuatro o cinco veces, me aporta mucho menos. A mí me aporta mucho Estados Unidos, que es otro mundo, otra historia totalmente diferente. Allí todo es a lo grande, todo.
–Si su experiencia dice que el secreto de hacer marca está en 'trabajar, invertir, trabajar, esforzarse, trabajar, viajar', ¿por qué eso no se enseña en las facultades de Comercio y de Económicas? Podía haber una asignatura que se llamase 'Cómo crear una marca' y que pusiera debajo 'Profesor: Pedro Muñoz'.
–Pues, hombre, no lo sé, no lo sé. Pero sí haría falta para crear empresarios. ¡Si lo que hace falta son empresarios! Habiendo buenos empresarios y buenos colaboradores... Porque claro, el empresario por sí solo no puede hacer nada, tiene que tener equipo, colaboración, gente que le acompañe.... Y luchar. E ir sacando adelante todo. Sí, sí, haría falta una asignatura o charlas o algo para crear espíritu y conciencia de ser empresario. Igual que haría falta para vendedores.
–¿De verdad? ¿Por qué?
–Porque no hay los vendedores que había antes. Ahora es diferente: las grandes superficies han enseñado a la gente, lo cual no es malo, me parece bien, a tenerlo bien expuesto todo, a que la gente vaya viendo y que muchas veces no le haga falta nadie.
–En las nuevas teorías educativas eso recibe el nombre de 'Economía y comercio de la experiencia'; de la experiencia del consumidor, claro. Pero, ¿y la experiencia del tendero? ¿Dónde queda?
–Es que hay que tener genes para estar en el Comercio. Tiene que gustar.
–¿La tienda es su vida?
–A mí me ha gustado siempre. Estaba estudiando y lo dejé a los 16 años. Reconozco que era muy mal estudiante. Luego te pesa a lo largo de la vida no haber estudiado, puesto que hoy en día hace falta mucha formación, mucha; lo admito, es necesario tener una gran y buena formación. Luego eliges lo que quieras, pero primero hay que formarse.
–Justo Muñoz se inició como gran bazar. Luego diversificó.
–Mi padre empezó con el 0,95.
–¡¿El 0,95?!
–Lo que hace unos años era el Todo a Cien.
–¿Hace más de cien años su padre inventó el Todo a Cien en forma de 0,95?
–Todo a 0,95. Desde el principio tuvimos juguetes, pero si vives el comercio, si vives lo que tienes entre manos, te va marcando, te va diciendo por dónde te tienes que enfocar. El negocio te va hablando, te va diciendo enseguida: juguetes, deporte, moda, hogar, que siempre lo hemos tenido.
–¿Cómo le habla a uno su negocio?
–Te va diciendo... Pero hay que vivirlo, ¿eh? Te indica por dónde van las cosas y, con la experiencia, lo que ves y aprendes, vas encontrando el camino.
«En la mayoría de las familias hay las dos cosas pero los Reyes Magos siguen siendo más importantes que Papa Noel»
–En los peores tiempos de la reciente crisis, cuando más comercios cerraban en el centro de las ciudades, resulta que usted apostó por todo lo contrario, abrir más tiendas. ¿Aplicó lo de 'si no puedes con tu enemigo, únete a él'?
–Hay que tener visión comercial. Hay que ser profesional y, por tanto, ver el futuro de tu negocio. Yo amplíe porque un buen día me dije: 'Lo necesito, puedo, lo sé hacer, sé invertir y sé sacrificarme: adelante pues'.
–Una ciudad sin comercios no es tan ciudad. Pero no parece que la aportación del comercio y de los comerciantes a la conformación de la ciudad esté suficientemente valorada.
–El comercio da vida, hace ciudad. Da mucho ambiente. Ahora va a ser un problema gordísimo, porque el comercio en ciudades como Burdeos o tipo Valladolid se va reduciendo y solamente se quedará el comercio, pienso, en el cogollo de la ciudad, lo que es el centro-centro, y lo demás serán grandes superficies alrededor.
–¿Es la amenaza definitiva para el comercio tradicional el que esté rodeado en los extrarradios de grandes superficies?
–Hombre, el comercio siempre vivirá, siempre existirá, pero se irá reduciendo.
–Uno de los grandes inventos recientes en el comercio ha sido el Black Friday. Por una vez, ¿aquello de 'que inventen ellos' ha sido un acierto?
–En Estados Unidos el 'Día Negro' (Black Friday) dura como mucho dos jornadas. Y aquí hay gente que lo extiende a una semana y lo quema. Eso tiene que ser un día o, como mucho, dos. Es la única manera de que tenga fuerza y funcione.
–Porque redunda contra las rebajas, ¿verdad?
–Rebajas, rebajas, lo que son rebajas no existen ya. Las rebajas han desaparecido, duran un día o dos, no duran más. Porque estamos todo el año de rebajas. ¿No se da cuenta de que el comercio está todo el día de rebajas, promociones, ofertas, descuentos...? Ha cambiado muchísimo el comercio. Y otra cosa muy importante en este momento en el comercio es la de pertenecer a un grupo de compras.
–¿Clave para la competitividad?
–Efectivamente. Hay que estar en un grupo de compras para comprar bien, para ser competitivo, competir con los grandes monstruos, hay que comprar por lo menos muy parecido o en iguales condiciones a las que puedan hacerlo ellos. Nosotros, en el mundo del juguete, somos gente de toda España comprando. Y en deportes, igual. Es la única manera de coger buen precio del proveedor.
–¿El aumento de adeptos hacia Papá Noel, costumbre también importada de EE UU, ha dividido la facturación de Reyes Magos o la ha incrementado?
–En la mayoría de las familias hay las dos cosas. Eso sí, los Reyes Magos siguen siendo más importantes que Papá Noel.
–Vamos que son como más español, ¿no?
–Sí, ¡más español!, que es de lo que tenemos que tirar, a lo nuestro, a lo nuestro, a lo nuestro.
–¿Nos estamos americanizando mucho?
–Eso, todo el mundo.
–¿Hasta los chinos?
–Todos y en todo el mundo.
–Los juguetes de ahora no se parecen en nada a los de su época. ¿Imagino bien?
–El mundo del juguete ha evolucionado mucho. El niño pequeño ahora reclama algo mucho más creativo, otro tipo de juguete. Ha cambiado una barbaridad todo desde aquellos juguetes de madera, de lata, los trenes eléctricos, el mecano...
–¡El mecano! Eso sí que entretenía...
–El mecano y el tren eléctrico son los juguetes que más me han gustado siempre. Como esos yo creo que no lo hay.
–Juguetes incombustibles, ¿verdad? Como las muñecas: siempre se venderán y siempre se comprarán.
–Pues fíjese, las muñecas se venden ahora un poquito menos porque la edad de consumir el juguete se ha achicado. Ahora son los críos a partir de unos meses y hasta siete años, como mucho, los que consumen juguetes; luego, ya no. Antes, hasta los doce años se seguía jugando con muñecas.
–¿Cómo es que un comerciante puede pasar de vender detrás del mostrador, en contacto directo con el cliente, a hacerlo desde el espacio digital, sin ver la cara al cliente, sin asesorarle...?
–Tienes que estar al día, tienes que vivir acorde a los tiempos, tienes que ver lo que se va vendiendo, cómo se va evolucionando, por dónde va la venta.
–¿Un comerciante no tiene fecha de jubilación? Lo digo porque a sus 82 años sigue usted a pie de mostrador.
–Yo no estoy jubilado. Solo al 50%. Nunca se me ha pasado por la cabeza retirarme. A mí el que me va a retirar es el de arriba; cuando me retire el de arriba, se acabó. Me pillará con las botas puestas.
–¿Hay un diván más diario que el mostrador de una tienda? Los comerciantes tienen que escuchar mucho, hacen muchas veces de psicólogos de la clientela.
–Sí, pero ahora si ve usted bien el mostrador ha desaparecido de las tiendas, ya no los hay. Una pena, porque a mí me gustaba. Claro que era otro tipo de convivencia la que se veía con el cliente, te preguntaba, charlabas. Ahora es más dinámico, más rápido.
–¿Y más frío?
–Se ha perdido frescura, como se ha perdido todo en la vida. Se ve en la relación entre los vecinos, por ejemplo. Me acuerdo de vivir 30 años en la misma calle del centro, Teresa Gil, y los vecinos teníamos la puerta abierta todo el día, el trato era constante, directo... Todo eso se ha perdido. Es otra época. Hay que aceptarlo, pero me gustaba más la convivencia de antes; siempre la gente estaba dispuesta a ayudar al vecino. Se va perdiendo todo.
–¿Y nos hace más individualistas?
–El individualismo anula muchísimas cosas: la vecindad, el compañerismo...
–¿En qué nos podremos convertir sin esos valores?
–Ya lo iremos viendo o, mejor dicho, ya lo irán viendo. Pero esa humanidad que había, ese trato, ese cariño, con los amigos, con los clientes... Un cliente era y, bueno, sigue siendo, el activo que tiene la empresa. No hay otro.
–¿Y el cliente siempre tiene la razón?
–Esos son eslóganes y cosas de ahora. El cliente es el activo que tienes y, como tal, has de cuidarlo, saber ser generoso con él ante cualquier reclamación... Hay clientes y clientes y cliente que se pierde, se acabó, olvídate de él por una gran temporada.
–Si pudiera usted dar marcha atrás en su vida y volver a ser niño, ¿repetiría como comerciante, como tendero?
–Sí, sí, sí, sin duda alguna. Porque me ha gustado lo que he hecho en la vida.
–Tantos años dedicado a satisfacer los gustos de la gente, en especial de los niños con la juguetería, ¿tiene ya decidido qué quiere ser de mayor?
–Estoy contento con lo que he desarrollado y hecho. Habrá cosas que me han salido mejor y otras, peor, pero he dado todo lo que tenía dentro. Llevo 60 años metido aquí, en el negocio. ¡Sesenta! Pero no me arrepiento de nada. He sido feliz, sigo siendo feliz y la salud me respeta.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.