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Liliana Córdova. H. S.
«Pedimos aislar a Israel, que no se establezcan relaciones con ellos»

«Pedimos aislar a Israel, que no se establezcan relaciones con ellos»

Liliana Córdova Kaczerginski, de la Red Judía Antisionista Internacional, visitó Valladolid para pedir a las Cortes que apoyen ante el Gobierno el fin de las detenciones de menores en Israel

A. G. Encinas

Domingo, 25 de marzo 2018, 20:50

Liliana Córdova es judía. Maestra, nacida en París de padres lituano polacos y educada en Buenos Aires. Liliana Córdova vivió 14 años en Israel. Luego se fue a Francia, donde trabajó como pedagoga e hizo estudios de letras hebreas e hispanoamericanas. Liliana Córdova está jubilada y en 2008 se adhirió, junto al movimiento al que pertenece, a la petición de boicot internacional a Israel. Después de jubilarse vivió en Málaga, en Marruecos y ahora, desde hace año y medio, en Madrid. Esta semana visitó Valladolid para asistir a la presentación de una proposición no de ley en las Cortes de Castilla y León para que se reclame, vía Gobierno español, que Israel ponga fin a las detenciones de menores.

Liliana Córdova es antisionista. «Piensan que es un oxímoron», admite, cuando se le pregunta por esta aparente contradicción. Recurre entonces a una explicación histórica sobre qué es el sionismo y por qué un judío puede cofundar, como es su caso, la Red Judía Antisionista Internacional. «Se ha creado una asimiliación entre judaísmo y sionismo», advierte. Una identificación que, a su juicio, no tiene nada de casual, sino que responde a una estrategia planificada. «El sionismo tiene las mismas bases ideológicas del antisemitismo –otra aparente paradoja que explica a continuación–, porque considera que nunca van a poder integrarse en una sociedad europea porque los no judíos nacen ya en su ADN con una repulsión hacia los judíos y por eso necesitan su propio Estado para protegerse».

El contexto histórico ha servido, asegura, para que los sionistas construyan un relato que les ha servido para justificar lo que no deja de ser una acción colonial. Ocupar un territorio,Palestina, y asentarse en él a costa de expulsar paulatinamente a los nativos.«Nació como un colonialismo de asentamiento, que no es el único.Fue el mismo caso de Inglaterra en Nueva Zelanda. No es como el otro colonialismo, de explotación, en el que no se quiere expulsar a los nativos, sino explotarlos para obtener beneficio económico (caso de los boers en Sudáfrica). El sionismo se acomodó muy bien como respuesta al antisemitismo que estaba teniendo auge en Europa del Este y también occidental. Y a Inglaterra y Francia les interesaba contar con aliados en esa zona del mundo».

«Pasado 1945 quedaban muchos judíos en campamentos de desplazados. Las circunstancias internacionales permitieron que las Naciones Unidas adoptaran una solución de partición y Europa, con los sentimientos claros de padecer un cargo de conciencia por no haber hecho gran cosa para favorecer el refugio de los judíos, consintió la creación de ese Estado», añade. Así, según Liliana Córdova, no existe ninguna relación histórica entre ser judío «y ser sionista, que era un movimiento político» que, por otro lado, era minoritario en torno a mediados del siglo XX. «La historia contada por el sionismo es según nuestra visión muy falaz y se lleva a cabo con metas muy concretas, como la de intoxicar no solo a los judíos, sino a los no judíos occidentales, con la narración de una nación judía expulsada de Palestina hace tres mil años y los derechos históricos sobre la Tierra Santa, que son solo de los judíos».

Apoyo de EEUU

Descomponer ese relato es el fin último de la Red Antisionista de la que esta activista judía forma parte. Porque, afirma, «no hay derecho a venir y expulsar a un pueblo nativo de un territorio». Por eso es preciso, asegura, «desmitificar y deconstruir esa narrativa que se constituyó de manera tan laboriosa» y en la que asegura que han colaborado agentes tan poderosos como el mismísimo Hollywood, con películas en las que la división entre los sionistas buenos y los árabes malos han acabado por conformar una imagen distorsionada.

«En ningún colonato la gente cambió de punto de vista. Y en el caso de los israelíes sionistas tienen tantos privilegios, aunque sean el último orejón del tarro, que quien va a Cisjordania puede hacer lo que quiera. Y son parte integral del mundo financiero internacional, con empresas muy productivas, que son parte integral del funcionamiento global».

La lucha se ha centrado en estos momentos en la protección de la población palestina, especialmente los menores de edad. «Desde que Donald Trump tomó posesión como presidente de Estados Unidos se produjeron más arrestos en Palestina, entre ellos 194 menores en elprimer mes, porque los israelíes se sintieron más apoyados», asevera. Los movimientos antisionistas parecen haber ganado adeptos en los últimos años entre los propios judíos.Y es que se calcula que hay unos 15 millones de judíos en el mundo, de los que apenas 5 viven en Israel.

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