Los operarios municipales recogían desde hace más de veinte años el pan duro que le sobraba a Manrique para llevarlo después a las casetas de Los Amigos del Pisuerga, donde uno de sus voluntarios, Quintín, se encarga de dar de comer a las aves (patos, ... ocas y excepcionalmente algún cisne) que pueblan el entorno de la playa de Las Moreras. Pero hace un par de meses el pan dejó de llegar.
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«El trabajador que traía el cargamento nos dijo que allí ya no había nadie y ahora lo cierto es que no logramos encontrar comida suficiente (pan o pienso) para las aves», lamenta Luis Ángel Largo, presidente de este grupo de voluntarios, quien muestra su temor a que patos y aves acaben volando hacia otro lugar en busca de alimento.
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De ahí que realice un llamamiento a los vallisoletanos, incluida alguna panificadora, para que «bajen pan para alimentar a estas aves que tantos años llevan con nosotros en el río». Eso si no surge alguna empresa local del sector que retome la colaboración (gratuita) que la Panificadora Vallisoletana Manrique venía llevando a cabo desde hace años.
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