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«La norma, recogida en el artículo 121.4 del Reglamento General de Circulación, es un tanto ambigua y lo único que dice es por dónde no pueden circular los patinetes eléctricos», apuntan fuentes de la Policía Municipal antes de concretar que sus agentes, ... a la espera de una ordenanza municipal –anunciada desde hace más de un año–, se limitan a sancionar el paso de este tipo de Vehículos de Movilidad Personal (VMP) por las aceras, el único lugar que recoge expresamente el citado artículo en el que tienen prohibido el paso salvo, y al igual que los ciclistas, que vayan a pie. De manera que los usuarios de patinetes reciben el mismo tratamiento que los ciclistas y eso ha llevado a que la mayoría hayan optado por refugiarse en la red de carriles bici, por la que legalmente pueden circular; así como por los ciclocarriles y, en casos más excepcionales, en las calzadas ordinarias. Es el caso del nuevo carril bidireccional para ciclistas del paseo de Isabel la Católica, donde prácticamente puede observarse el mismo número de usuarios en bici que en patinetes eléctricos.
«Carriles como este nos permiten circular con mucha más seguridad, sobre todo, si los comparas con los ciclocarriles, en los que nadie respeta la velocidad de 30 y nos resultan muy peligrosos», apunta Nacho Díaz, un usuario habitual de VMP, afincado en La Rondilla y que a diario acude en este medio a su trabajo en el polígono de La Mora (La Cistérniga). Este trayecto tampoco es especialmente sencillo para él. «El patinete es un medio muy ágil para ir por la ciudad, aunque es cierto que faltan muchas conexiones y más carriles bici, sobre todo, porque meterte por la carretera normal es peligrosísimo».
El riesgo, insiste, «está en la carretera», aunque este usuario apunta también a los conflictos que surgen con los peatones en los carriles bici. «Con los ciclistas, en general no tienes problemas, pero con los peatones sí cuando ocupan el carril bici y, aunque les pites con el timbre, se enfadan contigo». La ampliación de los carriles bici en la ciudad, eso sí, ha sido más que bien recibida por Nacho y por el grueso de los usuarios de patinetes eléctricos. «Antes no te quedaba otra que ir por la acera y ahora poco a poco vamos teniendo más espacio, aunque falta mucho por hacer», añade antes de destacar que el patinete es «un medio cómodo y limpio para moverse por la ciudad y evitar atascos».
Otro usuario habitual de VMP es Jesús Herrero, que utiliza este medio de transporte para acudir a su lugar de trabajo: «Por el carril bici vas bien, al igual que por la carretera siempre que no haya mucho tráfico, claro, ya que es peligroso moverte entre los coches». El joven apunta que en carriles como el de Isabel la Católica, y en otros que frecuenta como los de Puente Jardín o la avenida de Gijón, «el problema son las conexiones que te obligan a bajar e ir a pie».
«Estamos más seguros en el carril bici y, además, por aquí vas tranquilo, más rápido y no molestas a nadie», añade otro usuario, Rafael de los Santos. Un cuarto 'piloto', Álex Jiménez, añade que fuera de los carriles bici, y también en muchos de ellos, «el principal problema está en las irregularidades del firme» y señala directamente a calles como López Gómez. «Los patinetes tienen ruedas pequeñas, y aunque la velocidad ronda los 25 por hora, es cierto que un bache resulta muy peligroso». En su caso también lamenta que «muchos conductores te comen con el coche cuando vas por los ciclocarriles, aunque prácticamente circulas a la velocidad máxima permitida (30 por hora)».
Fuentes municipales reconocen que la ordenanza municipal destinada a concretar el marco general de los VMP aún está en proceso de elaboración (así lleva meses) y el grueso de las infracciones sancionadas por los agentes se circunscriben al paso de usuario en patinete por las aceras, una infracción de 200 euros –78 impusieron el año pasado–.
El propio gerente de Auvasa, y experto en movilidad, Álvaro Fernández Heredia, apuntaba hace solo unos días que «hay que abrir la ciudad a los patinetes» y marcaba la tendencia para sus usuarios: «Pueden tener un tratamiento, aunque no exactamente igual, al del la bicicleta» y añadía que «hay vías, de un solo carril o limitadas a 30 kilómetros por hora, donde pueden coexistir». El marco normativo general así lo recoge, al prohibirles solo circular por las aceras, y la DGT publicó una instrucción a finales de 2019 que obliga a sus usuarios a no superar los 25 kilómetros por hora o llevar luces. Nada dice del casco, y lo cierto es que prácticamente ningún usuario lo lleva. Eso, en teoría, debe regularlo el Ayuntamiento.
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