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Ricardo Fernández «jamás» había visto su almacén de bebidas así. Con las estanterías repletas de paquetes de botellas y garrafas y sus 22 camiones aparcados ... en el interior de la nave. Y, además, prácticamente desierto y en silencio, pues tan solo cuatro de sus 47 empleados continúan trabajando. El resto regresó ayer al ERTE. «Está todo tan triste... Con la de vida y movimiento que había aquí. Y ya ni te cuento el hecho de que los camiones estén aparcados, eso no lo hemos visto en la vida», afirmó Fernández, gerente de Discalesa –una de las mayores distribuidoras de bebidas de la región– y presidente de la Asociación de Distribuidores de Bebidas de Valladolid (Adibeva).
Repetía una y otra vez que él tan solo es la «voz» de un sector que consideran «olvidado», pero aseguró que el sentir general entre sus profesionales (unas 80.000 personas viven de ello en la región, cerca de 400 en la provincia) es similar: «Parece que no existimos», sentenció Fernández, al tiempo que incidió en que «nadie se ha parado a pensar que nuestro pan también está en juego». «Es triste, pero es así. Estamos con la hostelería a muerte, como no podría ser de otra forma, pero nos hemos sentido olvidados; hay una cadena de valor importante detrás, gente que tiene familiar y que también dependemos de ella».
En este sentido, recalcó que «el 95% del negocio» está vinculado a la restauración, un porcentaje «muy alto como para pensar que esta realidad es ajena a nosotros». «La hostelería ha estado perseguida desde el primer momento, sin una base clara y sin ningún sentido», sostuvo el presidente de Adibeva, mientras apuntó que «los profesionales del sector no han hecho otra cosa que tomar medidas de precaución e higiene y hacer caso a lo mandado por las autoridades». «Han invertido muchísimo dinero y esfuerzo para adaptarse a todo lo que pedían y ahora cierran sus negocios, con todas las consecuencias que eso conlleva», añadió.
Por otra parte, se muestra «confiado» en que dentro de dos semanas los almacenes de bebidas puedan retomar el pulso. Pero también es «realista». «Nos cuesta mucho creer que vaya a ser para quince días. Tenemos la sensación de que nos lo van a ir dando en pequeñas dosis», argumentó el representante.
Ricardo Fernández, que también gestiona otra empresa de distribución de bebidas en Palencia, ha aplicado el ERTE para la mayor parte de los trabajadores de ambas naves. En Valladolid, tan solo seguirán con la actividad cuatro. En Palencia, tres (de un total de 28). «Lo siento muchísimo, pero es que no nos queda otra. Normalmente estaríamos trabajando hasta las once de la noche, pero hoy –en referencia a este viernes– nos vamos a la una y media del mediodía porque no hay nada más que hacer», apostilló.
La asociación no ha cifrado las pérdidas que la covid se ha llevado por delante en el sector, pero advirtió de que el año está «perdido». «Por muy buena que llegue a ser la Navidad, nunca va a estar al volumen del año anterior, ni en mis mejores sueños. Durante el verano se llegó a un porcentaje bastante interesante, del 70% del negocio, pero después comenzó a caer».
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