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La paradoja de Pajarillos Bajos: la conflictividad dispara la rentabilidad de la viviendaUno, dos, tres... y hasta 32 disparos. Ese es el número de impactos por bala que Juan Vázquez Díaz, vecino de Pajarillos Bajos, ha contabilizado en la ventana de su vivienda de la calle de La Codorniz, que ha apodado como «calle del Calvario». Para ... él tiene un doble sentido, pues así también se llamaba la vía de su morada en Tudela de Duero, donde estuvo residiendo antes de mudarse a Pajarillos Bajos a causa de un divorcio. No estaba en casa en el momento del tiroteo y desconoce quienes son los autores y si el destino de las mismas era hacerle daño, ya que el «no se mete con nadie» y solo quiere «vivir tranquilo» en el barrio en el que reside desde hace 32 años, donde también ha sufrido recientemente un atraco al salir del portal.
Para Vázquez la conflictividad habitual en su barrio le es menos ajena que la rentabilidad de la vivienda en la zona, a la que apunta un estudio inmobiliario, cuyos datos arrojan que Pajarillos Bajos es el segundo barrio de España más atractivo para para comprar vivienda destinada al alquiler. La rentabilidad de la inversión, que se sitúa en el 9,1%, solo es superada por la que arroja el mercado inmobiliario en el barrio sevillano de Torreblanca, que, guardando algunas similitudes con Pajarillos, destaca por ser el más pobre de España según datos del IRPF, así como escenario de constantes reyertas y trapicheo de drogas. A una menor escala, Pajarillos ostenta el dudoso honor de ser el barrio más pobre de Valladolid, según la misma estadística de la Agencia Tributaria. Y la presencia policial, a demanda, es una constante en sus calles.
El octogenario, que vive en un bloque de seis viviendas repartidas en tres pisos, pronto tendrá nuevos vecinos en el inmueble de al lado. «Lo han comprado unos marroquíes y lo están reformando», explica Vázquez, que tiene entendido que el montante de la inversión ha ascendido a los 29.000 euros. Los nuevos propietarios pronto se sumarán a la pequeña comunidad de vecinos, cuyo bloque destaca por albergar pisos pequeños y zonas comunes que sufren de estrechez y suciedad. A la misma se unió recientemente un matrimonio, que ocupa, ilegalmente, el piso de abajo, aunque el hombre no tiene queja, porque son «buena gente».
Precisamente la okupación, habitual en la zona, es otro de los factores que influyen en los precios atractivos de Pajarillos Bajos. De media, según el mismo portal inmobiliario responsable del estudio, comprar una vivienda allí cuesta 87.920 euros y alquilarla después reporta unos ingresos medios de 640 euros al mes. Pero la inversión inicial puede ser mucho menor si se está dispuesto a comprar con cargas legales. Encontrar en los buscadores de los portales inmobiliarios autenticas gangas rondando los 40.000 euros es posible, especialmente en los bloques del 29 de octubre y otras calles aledañas como Faisán o Villabáñez, señaladas por los viandantes como foco habitual de conflictos.
«Aquí todo es muy oscuro», comenta un vecino parco en palabras a modo de resumen, al ser preguntado por la vida en Pajarillos Bajos. El hombre, de edad avanzada, conversa con otro de una quinta cercana sobre la presencia de dos vehículos policiales que se llevan a un detenido. La escena poco o nada les sorprende, después de «toda la vida» viviendo en la calle de Villabáñez. A pocos metros hace esquina la calle Tordo, donde viven Ana y Roberto, en una vivienda heredada cuyo precio, lamentan «se ha devaluado» con los años, al igual que el barrio, que «ha cambiado mucho». Como para tantos otros la respuesta está en la suciedad a causa de una mala conviviencia por la falta de integración de algunos colectivos, aunque con excepciones, así como la conflictividad y el trapicheo, creciente en la zona desde que se desmantelara el Poblado de la Esperanza.
La mañana en la calle Villabáñez transcurre entre vallas que impiden el paso a los vehículos y maquinaria. La vía está cortada por obras debido a una mejora acometida por el Ayuntamiento en la red de saneamiento. Al barrio tampoco le faltan servicios, desde supermercados, a comercios de toda la vida, bares, churrería y servicio de Loterías. En las inmediaciones, en poco más de 100 metros, hay dos colegios. Atractivos suficientes para quienes necesitan un lugar para vivir apto para bolsillos poco abundantes. Es el caso de Raquel, nombre ficticio, que empujada por las deudas tuvo que abanonar Parquesol hace siete años: «Compre un piso en la calle Jilguero por 70.000 euros y vendí el de García Hortelano por 120.000 euros». Ahora ha encontrado su refugio y la solución a sus problemas económicos en Pajarillos Bajos, que «no es muy diferente» a su antiguo barrio.
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«El precio varía mucho de calle a calle, e incluso en la misma calle, de una altura a otra», cuenta Isabel, que se mudó en 2018 a la calle Cigüeña ante la necesidad de independizarse, atraída por un alquiler de 250 euros. «Cuando me fui lo subieron a 350 euros», explica la mujer, que conoce bien la mecánica del mercado en la zona. «Lo compran inmigrantes con dinero por 30.000 euros y se lo alquilan a otros por 450 euros. Pagas una comunidad de 30 euros y la vivienda te sale regalada». Lo sabe bien porque lo vive en su bloque, en la paralela calle Faisán, con varios pisos en venta rondando los 40.000 euros.
La mayoría coinciden en señalar las calles Salud y San Isidro, más lejanas de la barriada del 29 de octubre, como las mejores zonas de Pajarillos Bajos. Un paseo basta para apreciar el aspecto renovado de los portales, la mejora estética en las fachadas y la presencia de garajes. Aunque en esta zona los precios ya brincan de los 90.000 euros, sus propietarios aseguran que también se ha devaluado a causa del fallido soterramiento. Luis y Lourdes, propietarios en el número 1 de la calle Salud, lamentan el descuidado estado de las calles a causa de la eterna espera de una solución para integrar el barrio que nunca llega.
«Nosotros compramos por menos de 80.000 euros y ahora en nuestro bloque se vende por 150.000. Compré». El problema reside, según explican, en que si se plantearan mudarse no sería viable por lo que cuesta comprar en otras zonas: «Si cruzo la vía ya me dobla precio».
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