Secciones
Servicios
Destacamos
Los suicidios se han convertido ya en la principal causa de muerte violenta en Valladolid en lo que va de siglo XXI hasta el punto de duplicar prácticamente en los últimos años al número de fallecidos en accidentes de tráfico. Una sangría esta última ... que mantiene su imparable descenso de víctimas prácticamente desde hace veinte años hasta el punto de situarse ahora como la tercera causa de muerte violenta en el conjunto de la provincia, superada claramente por las muertes voluntarias y por los accidentes fortuitos (caídas, golpes, atragantamientos, sobredosis...). Nada menos que 937 personas decidieron quitarse la vida entre 2001 y 2020, un año este último, marcado evidentemente por la pandemia del coronavirus, pero que dejó menos suicidios de los habituales. Cuarenta vallisoletanos, eso sí, optaron por acabar con su vida, lo que supone el tercer registro más bajo del presente siglo, según recogen las memorias del Instituto de Medicina Legal (IML).
Los forenses investigaron el año pasado, el de la pandemia, 99 muertes violentas, un cajón de sastre de los horrores en el que tienen cabida los suicidios (40), como principal causa de fallecimientos violentos, pese a todo; los accidentes fortuitos (36) y de tráfico (16); los siniestros laborales (5), y los homicidios (2).
Las cuarenta muertes voluntarias registradas en 2020 se sitúan a la cabeza de esta lista negra, aunque dicho registro supuso un descenso en relación a los años anteriores, cuando se registraron 44 (2019) y 49 víctimas (2018), además de situarse como la cifra más baja de los últimos nueve años y la tercera más baja de los últimos veinte –solo en 2011 y en 2009 se registraron menos víctimas con 38 y 37 respectivamente–.
Una de las muertes registradas (por los forenses) como accidentales el año pasado ocurrió en diciembre en Trigueros del Valle. Allí perdió la vida un hombre de 71 años dos días después de que ser atacado por el perro de un vecino al caerse y golpearse contra un muro en la cabeza. La causa judicial fue archivada inicialmente, si bien los recursos de la familia, y la postura de la Fiscalía, que ven indicios de un posible homicidio imprudente (por estar el perro suelto y carecer de bozal), han obligado al juez instructor a reabrir de nuevo la investigación, algo que ocurrió el pasado 16 de abril, y a citar a declarar de nuevo para el mes de mayo tanto al propietario del can como a la mujer y la hija de la víctima, que presenciaron lo ocurrido el 12 de diciembre.
Este registro sorprende, quizás, después de lo vivido en 2020, con el confinamiento a partir de marzo y las duras restricciones hasta junio. De ahí que llame la atención que en esos cuatro meses, entre marzo y junio, fue precisamente cuando menos suicidios se produjeron con entre dos (abril y junio) y tres por mes (marzo y mayo). En febrero hubo seis y en meses como julio y octubre cinco y cuatro. El resto se mantuvieron en una media idéntica con tres casos.
Ocho de cada diez fallecidos por suicidio en 2020 eran varones hasta sumar 32 de las 40 víctimas y las principales franjas de edades de las víctimas osciló entre los 41 y 60 años (18 fallecidos) y entre los 81 y 90 (9). El principal método elegido por las víctimas fue al ahorcamiento (15 casos), seguido de las precipitaciones (9). Cuatro personas murieron por sobredosis (voluntaria), seis por arma blanca o de fuego, dos por sumersión (en el Pisuerga), cuatro por inhalación de gases, una arrollada por el tren y una última por asfixia.
El descenso de los suicidios registrado el año pasado no impidió que esta causa de muerte violenta se convirtiera en la principal del siglo XXI, con una media de 47 fallecidos cada año y 937 víctimas registradas en veinte años en Valladolid, quince más que las 922 víctimas de tráfico (46) registradas a su vez entre 2001 y 2020. El año pasado, en este sentido, fue precisamente el menor número de fallecidos en siniestros viales de la historia, con dieciséis víctimas, un registro inédito, pero que viene a confirmar la clara tendencia a la baja de la mortalidad en las carreteras de las dos últimas décadas.
Lejos, muy lejos, quedan los albores del siglo XXI, en el que los fallecidos en accidentes llegaron a superar el centenar en un año. En 2019, sin restricciones de movilidad, ya fueron 'tan solo' 19 las víctimas registradas por los forenses. En el año de la pandemia, pese al confinamiento, solo tres menos.
Noticia Relacionada
Los datos de la memoria forense, que se corresponde a las autopsias realizadas el año pasado en Valladolid, difieren notablemente de los registros oficiales de la Dirección General de Tráfico , que continúa contabilizando solo los fallecidos en las vías interurbanas 'in situ' o en las 24 horas siguientes al siniestro. De ahí que la estadística oficial solo reflejara el año pasado seis víctimas mortales. Solo en la capital, que se queda al margen de esas cifras de la DGT, perdieron la vida cinco personas dentro del casco urbano, y dos más en su término municipal (sí recogidas en el listado oficial).
De manera que los suicidios, en cualquier caso, duplicaron con creces a los fallecidos en accidentes de tráfico el año pasado. Como segunda causa de muerte violencia en la provincia, los forenses sitúan las muertes por accidentes fortuitos (36), en su inmensa mayoría fueron casos alejados del foco mediático en forma de caídas en domicilio o en la vía pública –muchas de las víctimas pudieron fallecer posteriormente en los hospitales–, con 28 casos registrados. Tres personas, además, perdieron la vida por quemaduras, dos por atragantamiento, dos más por una reacción adversa a las drogas y una por ahogamiento, según recoge la memoria de 2020 del Instituto de Medicina Legal.
El cuarto lugar de este listado de muertes violentas (terminología forense para designar aquellas muertes que no son por causas naturales) lo ocupan los accidentes laborales, que se cobraron cinco vidas el año pasado, una más que en 2019, aunque en la media de los últimos trece años (cinco). Nada que ver con el arranque de siglo, cuando esta media rondaba las diez víctimas anuales. Cuatro de los cinco fallecidos en 2020 perdieron la vida por caídas y uno al quedar atrapado en algún tipo de maquinaria.
Los homicidios, por último, fueron dos. El primero, aún sin resolver, ocurrió en Laguna el 16 de abril del año pasado, cuando un joven de 18 años murió después de recibir dos navajazos y un golpe mortal en la cabeza junto al lago de Torrelago. El otro ocurrió el 11 de junio en una residencia de Portillo, donde un residente con alzhéimer (inimputable judicialmente) empujó presuntamente a otro por las escaleras.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.