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Vaya por delante que la cifra de fallecidos en accidentes de tráfico en lo que a vías interurbanas de la provincia se refiere durante el ... pasado año fue la más baja de la historia con tan solo seis víctimas oficiales contabilizadas por la DGT entre los meses de agosto y noviembre. Eso en un ejercicio marcado por la pandemia, con tres meses de confinamiento (entre marzo y junio) sin apenas movilidad, que no impidieron que el cómputo global de fallecidos en siniestros se elevará hasta los doce, ocho menos que en 2019, pero dos más que el año menos luctuoso de la historia, como fue 2014, cuando se contabilizaron diez muertes.
El problema de esta relativamente alta siniestralidad, concentrada en el segundo semestre del año, se encuentra en la capital, que registró cinco fallecidos, dos más que el año anterior, a los que habría que sumar otras dos víctimas mortales registradas en su término municipal, aunque en una vía interurbana –contabilizadas por la DGT–, como la A-62. De manera que 2020 cerró con seis fallecidos en carreteras, cinco en el casco urbano de la ciudad y una más en la travesía de una carretera autonómica, como es la Cl-602, donde se registró el primer fallecido del año, un hombre de 75 años, que se salió de la calzada y volcó el 14 de abril, aún en pleno confinamiento por el virus.
El año, pese a todo, comenzó sin víctimas mortales durante el primer trimestre, algo poco habitual, y solo el citado siniestro de Pozal –no incluido en el balance oficial de la DGT– rompió la tónica. Fue a partir de junio, cuando perdió la vida (el día 1) un conductor de 81 años en una aparatosa colisión en la plaza de San Juan, cuando se retomó la fatal normalidad en lo que a siniestralidad se refiere, con un total de diez fallecidos concentrados en un intervalo de tan solo cuatro meses, entre agosto y noviembre. Diciembre, eso sí, se cerró en blanco.
Las autovías fueron el escenario de cuatro de los seis siniestros mortales en vías interurbanas, dos de ellos en la A-62 a su paso por la capital –un joven volcó en la salida hacia la ronda norte el 17 de agosto y un peatón murió atropellado al cruzar la calzada a la altura del cruce con la carretera de Fuensaldaña– y un tercero en Cabezón de Pisuerga, el 14 de septiembre, donde falleció un hombre de 59 años en un vuelco. El cuarto siniestro tuvo lugar en la A-6, en Vega de Valdetronco, donde murió un motorista de 25 años el 26 de agosto. Los otros dos siniestros en carretera tuvieron lugar en vías secundarias, como la VP-5603, donde perdió la vida un joven de 22 años al salirse de la vía su coche y empotrarse contra un corral en Gallegos de Hornija (12 de agosto), y la Cl-610, donde murió el 6 de noviembre un varón de 70 años en un choque frontal.
En la capital, donde crecieron los siniestros para situarse en la media habitual de último lustro, perdieron la vida dos motoristas de 57 y 35 años en las calles Muro (el 21 de agosto) y Cigüeña (el 4 de septiembre); además del citado conductor fallecido en San Juan y otro conductor, de 50 años, que perdió la vida en una colisión frontolateral ocurrida en el cruce de la avenida de Miguel Ángel Blanco con la calle Rastrojo (el 24 de noviembre). Una mujer, además, murió atropellada por una moto el 2 de septiembre en el cruce de las avenidas de Salamanca y de Medina del Campo.
Doce muertes en total (siete conductores, tres motoristas y dos peatones) en un año con tres meses con la movilidad reducida al mínimo que colocan a 2020 como el segundo año menos luctuoso de la historia, solo superado por 2014, cuando se registraron nueve fallecidos en carretera y uno solo en la capital. El descenso de víctimas en las vías interurbanas (seis) supone, no obstante, la cifra más baja desde que hay datos y se sitúa en menos de la mitad de la media de 14 fallecidos al año registrada durante el último lustro.
En la capital, sin embargo, fueron dos más los fallecidos en relación a 2019, a los que habría que sumar los dos registrados en la A-62, lo que situaría a 2020 con datos elevadísimos de siniestralidad, con siete muertes, una más que en 2018 y las mismos que en 2016. La cifra más alta de los últimos años fueron nueve en 2009.
La siniestralidad en el conjunto de Castilla y León, en lo que a vías interurbanas se refiere, tan solo registró un ligero descenso del 7,29%, con 89 fallecidos, siete menos que en 2019, unos datos lastrados por los sorprendentes incrementos de la mortalidad registrados en Burgos, Salamanca y Segovia, que sumaron entre las tres provincias 44 víctimas, con crecimientos de la siniestralidad hasta del 77% en Burgos.
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