Fernando Mozo Grau, en las instalaciones de su empresa en Valladolid durante un momento de la entrevista. ALBERTO MINGUEZA
Empresario del año

Fernando Mozo Grau: «Con la pandemia, la agresividad de la competencia es total»

El fundador de la firma de implantes dentales cree que la universidad debería animar más a los jóvenes a convertirse en empresarios

Domingo, 12 de septiembre 2021, 08:49

Fundó Mozo Grau hace 25 años, cuando él tenía 27, en su habitación, «con mucha ilusión y muchísima incertidumbre». Empezó como un distribuidor de implantes dentales importados, después comenzó a fabricar sus propios productos y desde hace doce años crean el 99% de las piezas ... que venden, fabricadas con la precisión de un Rolex. De hecho, cuentan con maquinaria que también utiliza la relojera suiza. La empresa de Fernando Mozo Grau la forman hoy 63 personas y está presente en 12 países.

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–Es el empresario del año para la Facultad de Comercio de la UVA, ¿cómo se lo ha tomado?

–Para mí es un honor injustificado, pero si sirve de estímulo para los estudiantes, estoy encantado de ayudar. Ojalá les sirva para que se animen a construir su sueño y no se hagan funcionarios. Que tengan ambición, que sean inconformistas. Habrá momentos malos y otros muy bonitos.

–¿Es momento para emprender?

–Estamos haciendo a la gente un poco blanda, a los jóvenes se lo damos todo hecho. Ahora hay mucha incertidumbre y sucede lo contrario, no hay nada hecho, toca ser punta de lanza y hacerlo tú. Tenemos que perder un poco de comodidad y asumir retos. La universidad juega en esto un papel importante. Los profesores deben transmitir ilusión y pasión.

–¿Los profesores funcionarios?

–Los hay con vocación por mirar más allá, interesados por cuál es el fin de su trabajo y, a partir de ahí, mirar para atrás. El fin es hacer personas, profesionales, los que en el futuro nos van a mantener a nosotros, a desarrollar la ciudad, la región, el país. Nosotros estamos intentando cambiar el foco de la empresa y ponernos en los zapatos del cliente y es algo parecido a lo que debería hacer la universidad: ponerse en los zapatos del alumno.

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–¿Dónde está su mercado?

–Ahora, más del 80% es España. El exterior lo tenemos bastante parado. Hace tres años firmamos un acuerdo que iba a cambiar la empresa. Somos la única empresa española con licencia sanitaria para vender implantes en China. Teníamos un proyecto muy fuerte y muy bonito. Firmamos con la cúpula ministerial china un programa de mejora de la salud bucal. Pero llegó la pandemia y se paró todo. Nos habíamos dimensionado con ese fin, éramos cien personas y el proyecto multiplicaba la empresa por tres. Y 2020 fue muy duro, sin poder viajar. A ver si este año podemos llegar al 10% internacional, cuando lo que buscamos es justo lo contrario.

–¿En qué se ha traducido el golpe?

–Hemos tenido que hacer un ERTE yun ERE. Por el derrumbe del plan de China, la parálisis de la pandemia y por la tremenda incertidumbre que lo oscureció todo cuando desde el Gobierno se anunció que se iba a derogar la reforma laboral. Fue duro y tuvimos que reducir un tercio de nuestro tamaño. Se fue gente muy válida y estoy empeñado en que vuelvan todos.

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–Y ahora, ¿cómo están?

–Creo que vamos a poder cerrar este año con números de 2019.

–Y el negocio, la forma de trabajar, el mercado, ¿son como en 2019?

–Nada que ver. La agresividad es total. Todas las empresas están muy necesitadas de vender y los precios han bajado de forma tremenda. Nosotros tenemos mucha actividad de eventos, ferias, cursos, congresos de implantología con 2.000 personas. Todo ese presupuesto lo hemos canalizado a reducir precios. A la vez tenemos que demostrar que la bajada no va de la mano de una reducción de la calidad. Apostamos mucho por el I+D y la certificación científica y hemos hecho un montón de webinarios por los que han pasado hasta 70.000 personas para comunicar lo que hacemos.

–Parece que la próxima crisis tendrá que ver con las materias primas, ¿están expuestos?

–Por ahora, no. Trabajamos con titanio y lo que más nos afecta son las guerras, porque se lo quedan las fuerzas armadas. Tenemos compras planificadas y hoy parece que no hay problemas, lo que no quita para que mañana sí los haya. Pero los costes sí están subiendo: de las materias primas, de la energía, los salarios... mientras los precios bajan. No queda otra que invertir en tecnología.

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A. MINGUEZA

–Háblenos de su experiencia en China.

–Es una cultura complicada a la hora de relacionarnos, pero es un mercado donde hay que estar. Una vez me preguntaron '¿Estáis en China y competís allí?' De momento, estamos. Competir sería fantástico, es algo que transforma una empresa. Pero yo quiero competir desde Valladolid. Cuando me preguntan por qué no producimos allí... La micra es algo muy difícil de conseguir aquí, en la planta de abajo, como para intentarlo a ocho mil kilómetros. [Trabajan con tolerancias de 7 micras de grosor. Un post-it tiene un grosor de 90 micras].

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–¿El mayor logro de la empresa?

–Hemos conseguido el 'gap cero'. El implante, donde va atornillado el diente, va ajustado de tal manera que no entran las bacterias. Somos los únicos del mundo con este logro acreditado.

–¿Por qué lo ha conseguido Mozo Grau y no otros?

–Gracias a que tenemos un personal implicado, motivado, que siente la producción como algo suyo. Con un control de calidad exhaustivo y unas políticas de tolerancia muy restrictivas.

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–¿Hay algo que le quite el sueño?

–Tantas cosas. Cada vez es todo mucho más exigente. Quiero estar a la altura de la evolución de los mercados. Las diferencias competitivas de hoy te duran un año. Si no innovas, tienes que entrar a competir por precio. Hay tanto márketing que, ¿cómo destacas? Ahora, con el 'gap cero' pero ¿mañana? Por eso es clave la I+D. Y, aun así, tienes que anticiparte, acertar con lo que va a necesitar el mercado dentro de unos años y ponerte a trabajar ya. El cliente que nos conoce está fidelizado pero, con la cantidad de ruido que hay, ¿cómo llegas a uno nuevo? De vez en cuando sí hay que tomar algún somnífero.

–¿Cómo ve el futuro?

–Uno de los principales escollos que van a tener las empresas es el equipo humano. La exigencia es exagerada y si no estamos preparadas las personas, nos van a comer. No sé quién pero seguro. Hay que ser flexible, estar en un estado de formación permanente, con actitud. O eres autónomo y das servicio personalizado o eres grande. Estar en el término medio va a ser tremendamente difícil. Hay que formar a nuestra gente para un entorno duro, para que tengan la mayor capacidad de adaptación. Los empresarios necesitamos que el trabajador se sienta implicado en el proyecto. El futuro está para conquistarlo. Miedo no hay. Ganas, muchas.

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–Una de las cosas que más motiva al trabajador es el salario.

–Sin duda. Pero el salario tiene que ir acompañado de resultados. Costes altos y precios bajos solo pueden manejarse cogiendo tamaño, con más facturación. Entonces eso hay que revertirlo en la plantilla. Pero por obligación no se puede dar nada. Bueno, el salario mínimo. A partir de ahí, para quien se implica, no debe haber techo. Cuando éramos cinco, gracias al buen hacer de todos contratamos al sexto. Son los trabajadores los que sacan del paro a otros trabajadores.

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