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«Es lamentable que haya tenido que ocurrir una pandemia para que se produzca un acelerón en la modernización judicial», resume el delegado de Comisiones Obreras Justicia en Valladolid, Raúl Franco, en su análisis del primer año de la covid en la Administración de ... Justicia. No es el único que atribuye a la covid el empujón que faltaba a los juzgados vallisoletanos para la inmersión tecnológica, unos juzgados que ahora, apunta el juez decano, Emilio Vega, están «a la expectativa de que se produzca un aluvión de asuntos en los juzgados de lo social y mercantiles en cuanto concluyan las prórrogas de los ERTE y las empresas puedan empezar a despedir libremente».
En este «gran salto» en la forma de trabajar coinciden también el decano del Colegio de Abogados, Javier Martín y Silvia Santana, portavoz de la Unión Progresista de Letrados de la Administración de Justicia. Ella ejerce sus funciones en la jurisdicción penal e insiste en que en los juzgados «no se ha dejado de trabajar, no han estado cerrados» y donde «se ha pasado en estos 12 meses del cero al cien en el uso de las tecnologías».
Franco, que formó parte de la comisión que organizó los servicios mínimos en los juzgados de Valladolid en los primeros momentos del estado de alarma hace hincapié en el trabajo desarrollado como servicios esenciales durante el confinamiento por los juzgados de guardia, el de violencia de género y, principalmente, el registro civil, «donde se llegaron a tramitar en un día 38 certificados de defunción, cuando la media normal estaba en 16 partes». Aunque se suspendieron las vistas hasta junio de 2020, la actividad en las sedes se mantuvo con funcionarios en turnos presenciales. Ahora, indica, esos dos meses de retrasos se han recuperado en la mayoría de los juzgados. El problema, señala, es que por muy rápido que se trabaje no hay suficientes salas de vistas disponibles para los señalamientos. «El cuello de botella no está en la tramitación en la oficina judicial, sino en los despachos de los jueces y la disponibilidad de las salas para celebrar los juicios». Cuadrar los señalamientos con las medidas anticovid es «un encaje de bolillos», reconoce el sindicalista, quien afirma que los plazos de la «reseñalización» de los 4.000 juicios que se suspendieron por el primer estado de alarma ha sido razonable en Valladolid si se compara con Andalucía, Madrid o Cataluña. «la gente estaba a costumbrada a plazos de dos meses y se pasó a cuatro, pero en algunos órdenes el trabajo está recuperado, se ha vuelto a plazos razonables. En estos momentos no se trata tanto de justicia rápida sino que sea segura para trabajadores y usuarios».
En los juzgados de lo social y familia (los más sobrecargados, si se excluyen los de cláusulas suelo, atascados por el elevado volumen de demandas que arrastran desde 2017 y la falta de letrados, no por la covid) se han ido señalando los procedimientos urgentes. Excepto en el orden penal, se han celebrado muchas vistas totalmente telemáticas por las tardes desde el 9 de junio, algo insólito hasta la crisis sanitaria. El sistema todavía «se cae» muchas veces, tiene que ser perfeccionado y requiere de mucha paciencia, puntualizan los actores judiciales.
Hace un año que los vestíbulos de los juzgados están vacíos y la imagen de la gente esperando turno en la calle (hasta los jurados durante la selección tienen que esperar a la entrada del Palacio de la Audiencia porque la ventilación es deficiente) ya ha dejado de causar extrañeza. La limitación de acceso y el sistema de cita previa para entrar en las sedes, el teletrabajo de los funcionarios y los telejuicios han venido para quedarse, vaticina Franco, esperanzado en que el Gobierno destine un pellizco de los fondos covid de la UE a invertir en la modernización. En un año, apostilla «hemos avanzado lo que el Ministerio de Justicia quería avanzar en un lustro» y el teletrabajo «se va a regular y se va a quedar; antes, el Ministerio se negaba a ello por una cuestión de seguridad». Aunque reconoce que todavía hay en la Administración de Justicia a quienes «les encanta estar de forma presencial pero, ¿por qué hacer venir a un perito si puede defender su informe desde su propio despacho? Aunque para ello las aplicaciones tienen que funcionar bien, tener medios actualizados en los despachos profesionales y no solo en la Administración».
La evaluación que realiza el decano de los abogados, Javier Martín también es positiva. «Salvo problemas técnicos puntuales, el sistema está funcionando bien, siempre bajo la premisa de que no es lo mismo un juicio presencial que telemático». Alude a que el congreso nacional de la Abogacía de mayo de 2019 organizado por el colegio vallisoletano, que estuvo enfocado a la tecnología en los bufetes «nos dejó preparados para lo que iba a pasar 10 meses después. Este era el empujón que le faltaba a la Justicia para tirarse la piscina tecnológica. Hemos pasado, por ejemplo, de las transcripciones del juicio por el letrado a las grabaciones íntegras de las vistas. Se ahorra mucho tiempo». Entre las cosas que se van a quedar, menciona las grabaciones directas de declaraciones en el despacho del juez, las audiencias previas telemáticas y que los abogados puedan entrar a los documentos de los procedimientos desde sus despachos.
Para la letrada de la Administración de Justicia Silvia Santana sus compañeros, los antiguos secretarios, han estado «al pie del cañon» para facilitar este proceso. «Pasada la incertidumbre y la sorpresa del principio, cuando en cada juzgado se vivió de una manera hasta que llegaron las instrucciones generales del Ministerio. Ha habido mucho miedo». El teletrabajo se ha generalizado y la nueva aplicación, subraya, ha supuesto «un cambio muy importante para mejorar las conexiones; alguna vez se cuelga, pero es a nivel de toda España». Santana afirma que en Valladolid «se ha conseguido un engranaje bastante bueno en la organización».
Pero el estado de alarma ha obligado a suspender juicios reseñalados y a reseñalarlos en el calendario para junio, especialmente las grandes macrocausas, al no poder garantizar del todo la seguridad sanitaria y porque se ha producido un goteo constante de casos de contagios de letrados y encausados estos meses. Ello ha aconsejado la suspensión, como ocurrió con la macrocausa por narcotráfico que fue señalada para el pasado febrero por la Audiencia de Valladolid y para la que se alquiló la Feria de Muestras. La mayoría de las vistas penales con muchos acusados, abogados y testigos se han reprogramado en las agendas para después de Semana Santa, esperando con los dedos cruzados a que mejore la situación.
Aunque cada día se celebran muchos juicios telemáticos y los procuradores pueden asistir desde sus despachos, los profesionales de la procura se quejan de que la falta de funcionarios trabajando de manera presencial en los juzgados ralentiza muchos trámites de los procedimientos. La decana del Colegio de Procuradores de Valladolid, Mar Abril, indica que «el hecho de que ahora casi todo tiene que hacerse por correo o vía teléfono nos complica mucho nuestra labor porque hay demasiados funcionarios teletrabajando». Ello significa que desde hace un año «todo es más lento y hay más errores que en una situación normal, además de que el sistema Lexnet de comunicaciones sigue dando problemas». Esta procuradora insiste en que el trabajo ha cambiado mucho por la pandemia con las restricciones de acceso a las sedes judiciales. «A nosotros nos gusta mucho el trato directo y personal con los funcionarios de los juzgados y eso ha cambiado enormemente». Apunta a las dificultades para resolver trámites cuando en el juzgado solo hay un funcionario presencial que, además del trabajo ordinario tiene que atender al teléfono. «A veces es muy complicado conectar y resolver asuntos que antes se solucionaban rápidamente».
El juez decano, Emilio Vega, afirma que ha sido un año muy complicado «desde el punto de vista organizativo» y apunta que la previsión actual es que «en social y mercantil los números se disparen». Respecto de los juicios telemáticos, manifiesta que «se están celebrando muchos pero el sistema todavía tiene muchos fallos, no es suficientemente operativo para generalizarlos». El magistrado se declara partidario de que en cuanto vuelva la normalidad sanitaria los juicios vuelvan a ser presenciales. «Se pierde la inmediatez de los gestos, para el juez es muy importante, la verosimilitud de la declaración, ...esas cosas en la televisión no las ves, se pierden». También en lo que respecta al teletrabajo. «Yo sigo diciendo que a los juzgados hay que venir a trabajar de forma presencial, el trabajo judicial es muy artesanal. Eso no quiere decir que esté en contra de la digitalización de los procedimientos, no es incompatible, pero una medida excepcional es para tiempos excepcionales, no normales».
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