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«Cuando te sientas frente a ellos percibes esa verdad, ese dolor y te remueve el corazón». Aunque lleve 13 años formando parte del Servicio ... de Atención a Víctimas de Violencia Doméstica (SAVVD), la agente Marta Calzada reconoce que uno no termina nunca de acostumbrarse a ver ciertas cosas.
Se trata de una unidad especializada que comenzó su andadura hace ya dos décadas, cuando se vio la necesidad de contar con agentes especialmente preparados para intervenir en casos relacionados con la violencia doméstica, casos que sucedían con demasiada frecuencia. «La impulsora fue nuestra jefa, Julia González Calleja, y Valladolid fue pionera en esta competencia que hasta entonces era de la Policía Nacional», subraya Calzada.
Desde entonces han atendido en Valladolid 1.384 casos. Las mujeres han sido víctimas en un 72% de sus intervenciones. Los agentes del SAVVD han asistido a 197 personas mayores que sufrían maltrato, a 115 menores y a 72 hombres.
Los casos que más les estremecen, por muchos años de experiencia que lleven a sus espaldas, son los que tienen como víctimas a las personas más indefensas «los que no tienen posibilidad de defenderse como son los mayores y los niños». Protegen su privacidad y no entran en detalles al poner voz a casos especialmente duros. «Recuerdo el de un niño brasileño de 7 años que sufría agresiones muy graves por parte de su padre. Cuando fuimos a detener al hombre, ni siquiera le importó porque consideraba que estaba educando bien a su hijo», lamenta.
Junto a la agente Calzada, Beatriz Arroyo -forma parte del SAVVD desde hace 4 años- habla de una mujer mayor de 76 años a la que atendió recientemente. «Estaba operada de cadera y vivía en un segundo sin ascensor sufrió malos tratos por parte de su marido, se separó y luego volvió con él. Su hija no se hace cargo de ella», cuenta Arroyo, «tenía juicio y nos tocó pedir una silla de ruedas y bajarla a pulso para acompañarla al juzgado, casi la tuvimos que ayudar a vestirse. Al final le dieron la orden de protección. Una de las veces que fue al médico necesitaban contactar con alguien y dio mi nombre porque no tiene a nadie más, eso es muy duro», explica la policía.
Beatriz Arroyo
Policía Local del SAVVD
Es un ejemplo que resume a grandes rasgos la importancia de su labor. Los doce agentes que forman parte del SAVVD llevan cada uno una veintena de casos en los que llevan un seguimiento de principio a fin. Siempre hay una mujer en cada uno de los cuatro grupos que componen el servicio. «Es más fácil cuando las mujeres tiene que hablar de temas sensibles de aspecto sexual, aunque nuestros compañeros, algunos ya jubilados, nos han dado durante mucho tiempo lecciones de delicadeza al tratar con las víctimas».
Atienden los casos reconocidos como riesgo no apreciado, riesgo bajo y medio por el sistema policial centralizado VioGén (es la Policía Nacional la que lleva los casos de riesgo alto o extremo). Siempre, aunque sea una discusión puntual, hacen un seguimiento de cada intervención que realizan.
En el caso de las relaciones sentimentales, de las estadísticas que elabora el oficial del SAVVD, Alfredo Pérez, se desprende además que la media de edad de los agresores es de entre 31 y 40 años, pero conviven ahora con otra preocupante realidad, «cada vez [los maltratadores] son más jóvenes, hay demasiados celos en las parejas».
Con la pandemia disminuyeron las intervenciones del grupo. En 2020 atendieron 27 casos y un año después 138, aunque explican el motivo del notable aumento. En noviembre de 2021, la Policía Local de Valladolid firmó un protocolo con la Nacional para intervenir en los casos de violencia doméstica aunque hubiera detenciones. Hasta entonces, en el momento en el que el agresor era detenido, se ocupada exclusivamente el Cuerpo Nacional de Policía. Este año, han atendido 105 casos y les preocupa especialmente, desde hace «unos tres o cuatro años», el incremento de agresiones en el que las víctimas son los progenitores.
«Últimamente estamos viendo cada vez más casos de niños, de jóvenes, que pegan a sus padres o muestran una elevada agresividad porque les han castigado sin consola o sin teléfono, sin acceder a redes sociales», explica Arroyo. La adicción al móvil, al consumo de contenidos en Internet está detrás de estas intervenciones que son las más difíciles de cuantificar. «Que una madre o un padre se vea en la situación de tener que denunciar a su hijo es porque ya ha pasado de todo», puntualiza la policía.
Esta valoración coincide con el análisis de evolución de criminalidad en menores que realiza de forma anual la Fiscalía de Castilla y León en la que refleja que los padres deciden denunciar a sus hijos después de meses o años soportando malos tratos y cuando han agotado ya todas las posibilidades que ofrecen los servicios sociales o las instituciones privadas.
La Fiscalía también habla de «supuestos de adicción a herramientas digitales sobre todo en casos de violencia doméstica que tienen además claras consecuencias para los menores como son el bajo rendimiento escolar o los trastornos del sueño» y hacen hincapié en la «especial agresividad» que muestran los menores en el momento en el que los mayores quieran ejercer en este aspecto algún tipo de control. Los delitos de violencia doméstica que tiene como autores a los menores de edad en Castilla y León fueron 152 en 2021, cifra ligeramente inferior a 2019 cuando se registraron 168.
En el escrito se describe esta realidad como «ciertamente lamentable» al referirse además al uso inadecuado de la telefonía digital por parte de los jóvenes para cometer infracciones contra la intimidad.
«Siempre estamos disponibles y las animamos a denunciar, se les insiste, se les aconseja, se les muestra las ventajas que van a tener sin denuncian, se les apoya y se les asiste pero no podemos obligar a nadie», coinciden ambas, y les resulta llamativo «cómo se preocupan por sus maltratadores». La gran sensibilidad y empatía de los agentes, que cuentan con una formación continua y especializada, se ve reflejada en el despacho del SAVVD, en forma de cartas de agradecimiento de víctimas que necesitaron de su ayuda para salir del infierno.
La violencia física es la predominante, «hemos atendido en estos 20 años 408 casos, de violencia física y psicológica 195, de maltrato físico, insultos y amenazas 219 y de insultos y amenazas 46». Son datos pero detrás de las cifras hay personas que sufren y que necesitan del apoyo del SAVVD y de organismos con los que esta unidad trabaja conjuntamente para que puedan rehacer su vida.
Se coordinan con la ayuda psicológica que presta la Junta de Castilla y León «cuando vemos que están muy bloqueadas o necesitan ayuda, también con los Centros de Acción Social que nos ponen en conocimiento de algunos casos o asociaciones como la de Asistencia a Víctimas de Agresiones Sexuales y Malos Tratos (ADAVASYMT).
De paisano para evitar una doble victimización, los policías locales que forman parte del Servicio de Atención a Víctimas de Violencia Doméstica recuerdan que «siempre» están disponibles. «Pueden venir aquí de forma presencial (comisaría de Avenida Burgos) o acudimos nosotros», dice Calzada quien habla de «lo enormemente gratificante que es este trabajo», una «bonita sección» que funciona «con muy buenos resultados» gracias en parte a un sistema de rotación que les permite alternar su asistencia en casos de violencia doméstica con otras labores policiales como trabajo de oficina, patrulla o atestados.
«Esa es la clave que nos permite no desgastarnos y atender de la mejor forma posible cada caso que, para nosotros, es lo más importante», finalizan ambas.
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