«Es un animal político», dijo su predecesor, Manuel Escarda, antes de hacerse a un lado sin ruido y ocupar el segundo plano. Óscar Puente, alcalde de Valladolid, acababa de postularse oficialmente como candidato a secretario general del PSOE en la provincia. Un movimiento táctico que comenzó con una llamada a Pedro Sánchez que se anticipaba a lo que pudiera hacer el líder nacional de los socialistas. Sánchez prepara un vuelco en el organigrama del PSOE y una distinción más nítida entre Gobierno y partido, que le permita renovar piezas. En ese giro, Puente podía mantenerse dentro de la Ejecutiva Federal, en la que su paso como portavoz fue efímero, o no. Y antes de que eso suceda ha sido él quien ha virado. «Ya lo había hablado con Adriana Lastra y Santos Cerdán. Pedro Sánchez estaba abierto a la decisión que tomara y le dije que había valorado que era más útil en mi tierra que en la Federal. Está abriendo una nueva etapa y nuevo horizonte y mi sitio ahí no estaba ya tan claro. Era más nítida la apuesta por el territorio. Lo ha respetado», explicaba el alcalde de Valladolid en su rueda de prensa de presentación de la candidatura.
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Como parte de su fuerza inicial provenía de esa cercanía al Gobierno, Puente ha tratado de mantener las líneas abiertas. Más ahora que los proyectos de ciudad -parque agroalimentario, ciudad de la justicia- se juegan tener asignación en los presupuestos generales del Estado. «Mi decisión no hace menos relevante a la provincia ni al alcalde. La ascendencia que pueda tener el secretario general del PSOE de Valladolid en el partido va de suyo. Es un partido muy importante en el conjunto del PSOE nacional. Y la relación que mantengo con los miembros del Gobierno se mantiene intacta. No se va a menoscabar la capacidad reivindicativa del PSOE de Valladolid, incluso va a ganar más libertad, porque a veces pertenecer a la Ejecutiva Federal es un arma de doble filo. Seguimos contando con su apoyo para proyectos fundamentales».
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No será oficial hasta el fin de semana del 4 al 6 de octubre, cuando se celebrará el congreso, pero en estas puestas de largo los gestos dicen mucho. Y Óscar Puente se rodeó de los que fueron secretarios generales del partido en la provincia. No solo Escarda, al fin y al cabo leal a Puente, sino Teresa López, a quien prácticamente defenestró tras los malos resultados en la provincia en 2019. La senadora se abrazó con él al terminar el acto. Mario Bedera, que se desplazó desde Lisboa, donde reside, para participar en la foto de familia. Juan Colino, Javier Izquierdo, Jorge Félix Alonso. Precisamente el tipo que le derrotó en la misma aspiración en el año 2000. A una semana de aquellas elecciones internas, Puente decía que podía aportar «al ser un militante de base, que no ha tenido mucha experiencia ni mucho desgaste, una visión del partido desde fuera». Hoy, 21 años después y tras seis como alcalde de Valladolid, considera que entonces «era un joven cargado de ilusión, pero también de inexperiencia». «Con perspectiva, veo que aquel no era mi momento y que no estaba preparado para afrontar esa responsabilidad».
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Ahora, sin embargo, considera no solo que es su momento, sino que puede contribuir a que el partido arrebate la Diputación Provincial al Partido Popular. «Construir mayoría en la Diputación a partir de una mayoría absoluta en la ciudad es más sencillo», explica Puente. Porque ese ha sido siempre su objetivo, en un momento en el que ni PP, ni Ciudadanos, ni VTLP tienen candidato a la Alcaldía. «Tenemos encuestas», admitió. Y le sitúan en posición ascendente. Desde ahí, desde una hipotética mayoría absoluta, conquistar la Diputación Provincial es un objetivo plausible. Con los malos resultados de 2019 -el PSOE perdió, por ejemplo, Medina del Campo o Tordesillas-, los socialistas consiguieron 10 diputados provinciales. El PP se quedó en 13 que se apoyaron en los 2 de Ciudadanos. Vox sumó uno y Toma la Palabra, otro. La irrupción de Vox, que prepara un desembarco importante para las municipales de 2023, puede disgregar el voto de la derecha, lo que jugaría en favor del PSOE si Puente es capaz de cumplir su objetivo de alcanzar la mayoría absoluta. «Vamos a trabajar los mejores candidatos y candidatas en la provincia para que haya un buen resultado», insistió además.
La táctica, trazada junto a Manuel Escarda, pasa por hacer valer su papel de líder. De ese «animal político» que señalaba Escarda. «Es la primera vez que el alcalde de Valladolid va a ser el secretario provincial, Bolaños lo fue tras dejar la Alcaldía. Creo que la autoridad que proporciona tiene que ayudar a que algunas resistencias, algunos hándicaps a la hora de elaborar candidaturas en la provincia, se puedan romper».
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Puente sabe que el PP le ha marcado como el rival a batir en su junta directiva provincial. Y los populares han fijado como argumentario de oposición las polémicas por el yate o el todoterreno, el soterramiento o los problemas de movilidad. «Si no moviéramos ficha porque la derecha ha presentado una querella contra mí… Es la tercera. En las dos primeras el juzgado archivó sin llamarme a declarar. Me da la impresión de que la tercera va a correr la misma suerte porque además no hay nada de cierto en lo que se dice en la querella. Estoy convencido de que no tiene el más mínimo recorrido», señaló el regidor vallisoletano, que anuncia batalla desde el minuto uno.
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