Colas en una pastelería y una floristería contigua en la avenida Palencia. José Carlos Castillo

Valladolid

Orquídeas, margaritas y bombones para agasajar en el Día de la Madre

Grandes colas frente a las floristerías y las pastelerías de Valladolid, con la clientela dividida entre los que recogían encargos y quienes buscaban un regalo de última hora

Domingo, 5 de mayo 2024, 19:25

Mañana inusual la de este domingo en la calle López Gómez. Con el tráfico rodado cortado en las proximidades por el paso del Campeonato de Triatlón y las rejas echadas en la gran mayoría de establecimientos, la quietud dominaba la vía por la que solo ... transitaban personas portando barras de pan, dulces o ramos de flores. Entre persianas bajadas y portales que resguardaban a una joven con flores tramando una sorpresa, destacaba el escaparate de la floristería Elisabet Arte Floral, a la altura del 15. La tienda exhibía ramos preparados y dispuestos para ser vendidos a rezagados y olvidadizos que hubieran pasado por alto una fecha señalada en el calendario: 5 de mayo, Día de la Madre.

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En su interior Elisabet Ruano, propietaria de la floristería, preparaba un ramo variado de margaritas de botón, blanca y amarilla. Junto a las orquídeas han sido de las flores más demandadas para la ocasión, aunque no hay una clara favorita. «Ha sido mucho ramo aniversario, mucha orquídea y planta variada. Es que el Día de la Madre es…. mucho de todo», explica Lara Sánchez, empleada del establecimiento, sobre las variedades más reclamadas para la elaboración del ramo. El precio puede oscilar entre los 25 y los 90 euros, en función del tipo de flor, la cantidad y la presentación. «Suelen pedir mucho ramo envuelto en papel, pero ahora se lleva mucho también con jarrón, que a la hora de entregarlo queda más vistoso al ojo».

La jornada se presenta ajetreada en «uno de los domingos más fuertes del año» y de los pocos que abre la floristería, cuya facturación representará cerca de un 40% de todos los ingresos del mes. La demanda ha sido constante durante toda la semana, especialmente en los últimos tres días, en los que han tenido que hacer frente a jornadas maratonianas para llegar a tiempo a todos los pedidos, que han salido a sus respectivas destinos a primera hora de la mañana: «El jueves ya empezó a tope con muchos pedidos, hemos tenido que decir que no a muchos que no por tema de proveedores. Está siendo una campaña muy fuerte».

El último día transcurre entre entregas programadas en tienda y ventas de última hora. «Estamos haciendo ramos con la flor que tenemos para que vengan y recojan. Y también tenemos muchos encargos preparados», cuenta Lara, que minutos más tarde atiende a una clienta interesada por los tulipanes del escaparate. En el otro mostrador Elisabet prepara un ramo con jarrón para Andrea, de 19 años, que se ha decantado por la orquídea, la «flor favorita» de su madre. A las 11 de la mañana los clientes comienzan a agolparse a las puertas del establecimiento y la calle López Gómez a recuperar la apariencia habitual.

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La escena se repite en otros puntos de la ciudad y las colas se suceden también frente a las pastelerías, donde los clientes se aglutinan para conseguir bombones, dulces y tartas con los que poner la guinda a la comida familiar. En la Confitería Maro Vallés de la plaza de Santa Brígida, la espera se hace larga, aunque amena para quienes tiran de móvil. Una veintena de personas esperan mientras tres empleadas se afanan por surtir pasteles en tiempo récord a los clientes que ya se encuentran frente al mostrador. Entre la paciente clientela está Daniel Rodríguez, con el cometido de recoger una tarta para una ocasión muy especial: «No solo para el Día de la Madre, sino también porque ayer fue su cumpleaños». A su mujer, con la que tiene dos hijas, le esperaba una doble celebración con sorpresa incluida.

«Son días un poco locos, pero son días bellos»

Ana Fernández

Copropietaria Confitería Rodri

Las colas alcanzaban su máxima expresión en la avenida Palencia, donde puerta con puerta, floristería y confitería, compartían clientela y las filas se vuelven difusas. En una mano el ramo y en la otra la bandeja de dulces. «Aprovechan y hacen el completo, las flores y los pasteles», confirma Félix Rodríguez, maestro pastelero y propietario de Confitería Rodri. Allí el Día de la Madre ha dejado una semana de mucho trabajo: «Ayer y hoy es cuando más lo hemos notado». Pasteles y tartas, «los mismos de siempre», se surten a un ritmo frenético.

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«Son días un poco locos, pero son días bellos», exclama Ana Fernández, copropietaria, que pesa y despacha con la ayuda de dos empleadas los manjares reclamados por los vecinos de Rondilla. Entre la clientela rostros jóvenes dispuestos a endulzar el día de sus progenitoras, pero sobre todo, madres, que a cambio de pasar la jornada con sus hijos se encargan de poner comida y postre.

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