Tania Lorenzo Isla tiene 39 años, está casada y es madre de dos niñas pequeñas. Atesora 14 años de experiencia trabajando de «lo suyo». Su vocación le llevó a estudiar Trabajo Social, una profesión que le encanta y que disfruta día a día. Su experiencia ... como opositora también es larga. La primera vez que se presentó a una convocatoria de empleo público fue en 2006. Suspendió, pero le sirvió como primera toma de contacto y para «aprender de los errores». Ahí fue verdaderamente consciente de que para opositar se necesita invertir mucho tiempo, energía y hacer un gran sobreesfuerzo. En 2008 y 2010 aprobó y con buena nota, pero eso no le valió para conseguir plaza, aunque sí que pudo entrar en las bolsas de interinos. Actualmente trabaja en un equipo de orientación educativa y psicopedagógica en Laguna de Duero para varios colegios.
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Los opositores se preparan para la avalancha de ofertas de empleo público
Laura Negro
Su especialidad se ha hecho de rogar en la oferta de empleo público, ya que desde 2010 hasta 2021 no han salido las oposiciones. Este año ha habido más suerte y hay 42 plazas. «Actualmente, soy la primera en la lista de interinos y tengo muchos puntos. Si me presento a las oposiciones, es porque quiero asegurarme una estabilidad. Si apruebo, tengo la posibilidad de irme fuera de Valladolid, pero de momento es algo que no me quiero plantear», subraya.
Le roba al día entre 3 y 4 horas de estudio. «Siento que después de 14 años, ya he demostrado todo. He aprobado dos veces y con buena nota, pero ahora, mi problema es que no tengo demasiado tiempo para estudiar. Mis oposiciones son muy subjetivas. Tengo que desarrollar un tema y luego exponerlo ante un tribunal. Yo creo que mi experiencia me puede ayudar a la hora de defenderlo y voy con toda la ilusión, pero es cierto que en el examen entran muchos factores en juego, además de la suerte y la inspiración», cuenta esta opositora vallisoletana que se examina el próximo 17 de junio en Segovia. «Que yo esté opositando condiciona mucho al resto de mi familia. Mi marido y mis padres tienen que estar ahí para que yo pueda llegar a todo. Es muy duro, pero sé que puedo conseguirlo y que esto mejore mi situación laboral», concluye.
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