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Okupan un edificio en mal estado cerrado por el Ayuntamiento en La CircularUn vestido negro y una camiseta blanca cuelgan de un balcón en la primera planta del inmueble de la calle Asunción número seis. Las ventanas de esta altura y las de la planta baja, algunas abiertas de par en par, permiten entrever el estado ruinoso ... del edificio. Grietas en paredes y techos, humedad en gran parte de las estancias, enchufes e interruptores arrancados y algún mueble viejo. Sobre una de las paredes cuelga lo que parece una pizarra oxidada con garabatos que podrían ser obra de cualquier niño. En la puerta que da al exterior, de madera al igual que algunas ventanas, hay dos agujeros y una cerradura de la que cuelga una cadena suelta que aseguraba la entrada al bloque con un candado del que no hay rastro.
El edificio, deshabitado desde «hace tres o cuatro años» y precintado por el Ayuntamiento debido al mal estado del mismo, asegura una vecina, es desde hace unas dos semanas el hogar de una familia okupa, de al menos cinco personas, según contabiliza la Policía Municipal. «También hay un bebé y un niño de unos dos años», afirma esta misma mujer, que regenta un negocio en la zona y asegura temer «por el mal estado de la casa«. El edificio quedó vacío desde que otra familia de etnia gitana abandonara el inmueble, asegura la mujer, que también ha presenciado alguna visita de los servicios sociales durante los últimos años, pero que hasta la fecha se habían encontrado con la puerta cerrada.
Se trata de la segunda okupación en tres meses de un bloque cerrado por el Consistorio, después de que cinco personas se atrincherasen el pasado mes de mayo en otro edificio de la calle Olmedo, en el barrio de Delicias, sobre el que pesaba una orden de demolición. Finalmente fue tapiado con chapas metálicas para evitar más incursiones después de que los ocupantes abandonaran el inmueble tras varios días de conversaciones con los servicios municipales.
Este periódico ha tratado, sin éxito, de ponerse en contacto con la familia ocupante del número seis de la calle Asunción para conocer su situación. En su lugar un conocido de la familia ha aseverado que hasta la fecha estaban «viviendo en una furgoneta y les echaron» lo que ha motivado que ocuparan el edificio, pese a sus advertencias del mal estado del inmueble «en el que ha habido inundaciones» y asegura que la Policía Local por el momento les ha dicho «que se pueden quedar».
Fuentes de la Policía Municipal han confirmado la visita al inmueble a finales de la semana pasada tras recibir el aviso de unos vecinos, que alertaban de que desde ese bloque «estaban tirando cosas a un patio interior» y de la que han dado traslado a los servicios sociales del Ayuntamiento.
«Seguramente esté para demoler» advierten en otro establecimiento sobre la seguridad del bloque y apuntan a la presencia de un segundo okupa hace dos meses, quien finalmente optó por abandonar el edificio voluntariamente. Desde la Policía Municipal aseguran que en los últimos meses únicamente consta una segunda intervención en el bloque, que tuvo lugar a mediados de junio, ante el aviso de que el interior del inmueble podría encontrarse en muy mal estado, quedando cerrado por el Ayuntamiento con un candado.
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Sobre el edificio, titularidad de la Sociedad de Gestión de Activos procedentes de la Reestructuración Bancaria (SAREB) desde 2017, existe un expediente abierto con fecha de 2020 por una orden de ejecución de obras emitida por el área de Urbanismo y Vivienda del Ayuntamiento de Valladolid que podría estar relacionada con la conservación del inmueble, según consta en los registros públicos del Consistorio. Desde este periódico se ha requerido información al actual equipo de Gobierno local sobre este expediente para conocer el actual estado del inmueble y sobre si se adoptarán medidas ante la okupación del mismo, sin que se haya recibido respuesta antes de la publicación de esta información.
Todos los vecinos consultados por este periódico apuntan a que la convivencia por el momento es pacífica, a excepción de algunos incidentes relacionados con la limpieza por la presencia de algunos residuos como latas o ropa tirada en la calle. La mayoría de residentes de los bloques afirman haber tenido conocimiento de los okupas al haberse encontrado con el bloque abierto, aunque algunos dicen temer, alertados por el trasiego de personas en el edificio, que la presencia de los okupas en la céntrica calle pueda convertirla «en un gueto».
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