Curioseando por Valladolid

Ocho rincones que se esconden en las aguas del Pisuerga

Es por ello que para tener otra perspectiva de la ciudad hay que mirar más allá. De hecho, caminar junto a las aguas del Pisuerga es un paseo casi obligatorio para todo el mundo. Sin embargo, para observar esos secretos, lo idóneo es recorrer el curso del río sobre el agua, ya sea en una piragua o en una zodiac. Desde allí, con suerte, aún se puede observar restos de las antiguas aceñas de los tres molinos harineros y un batán que se ubicaba en el Puente Mayor, propiedad de la institución Carmelitas.

Aunque estas no son las únicas ruinas de las que los navegantes pueden disfrutar a su paso por las aguas del Pisuerga. Los restos del antiguo Palacio de la Ribera (en Huerta del Rey) o la fábrica de carburadores IRZ (Isidro Rodríguez Zarracina) son otras que mantienen vivo el recuerdo de ese Valladolid histórico.

La asociación A.M.A (Asociación Medioambiental El Pisuerga) es también la encargada de dar a conocer estos rincones a los más curiosos de la ciudad. Los dos responsables, Juan Antonio Crespo, presidente de la asociación, junto a Javier Marqués, buzo que realiza inmersiones en busca de restos arqueológicos en sus aguas, han explicado en numerosas ocasiones los rincones de unas aguas que para ellos son poco desconocidas. Entre ellos, el callejón de la Alcoholera, o las desembocaduras del ramal norte y sur de la Esgueva donde aún quedan bóvedas y puentes escondidos a los ojos más inexpertos.

Y si en el exterior todavía se conserva algo, bajo el agua aún quedan muchos tesoros escondidos, así lo explica el buzo de la asociación quien ha hallado «restos arqueológicos del antiguo espolón de la ciudad, unas bolas que pesan 120 kilos que decoraban la muralla de la ciudad» y que ahora están expuestos en el Museo de Fabio Nelli.

Algunas de estas bolas fueron recuperadas entre el fango del cauce del río por los buzos de la Asociación de Amigos del Pisuerga y trasladadas al Museo Arqueológico. Unos restos históricos que todavía están incompletos y que tanto el buzo como la asociación esperan completar en sucesivas búsquedas. Otro de los lugares que se encuentran en esta ubicación es la antigua fábrica de tintes y levaduras, donde se están realizando labores por recuperar el frente de sillería que está oculto.

Con este historial de hallazgos, el Pisuerga se convierte en una parte de la ciudad con un valor especial. Tanto fuera como dentro de sus aguas aguarda curiosidades que el ojo de muchos vallisoletanos aún no han llegado a ver.