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La estatua consagrada del Conde Pedro Ansúrez, fundador de Valladolid, resiste al paso de los años. Ha sido testigo de la historia, de las continuas transformaciones y lavados de imagen de la Plaza Mayor. La última, su peatonalización. Ocho meses después del comienzo ... de las obras de los nuevos accesos al aparcamiento subterráneo y para eliminar las rampas de acceso y salida, el espacio con mayor protagonismo de la ciudad queda libre de obras, escenarios, ferias o gradas. También, por primera vez, del paso de vehículos. Ni carros empujados por caballos, ni el goteo de turismos que hasta ahora y en contadas ocasiones se hacinaba en uno de los accesos para entrar al 'parking'. La Plaza Mayor era parque y autopista a la vez porque hasta finales de octubre por allí circulaban coches y peatones. La conjunción de los dos tráficos no permitía ni a unos ni a otros transitar con absoluta tranquilidad y, ahora, los viandantes son los únicos –y grandes– protagonistas.
A día de hoy y con casi tres meses de retraso –las acometidas debían haber concluido a finales del mes de marzo, según el contrato de adjudicación– más de una decena de vallas de obras protegen las escaleras y ascensores que darán acceso al aparcamiento subterráneo. Ya tan solo quedan los últimos coletazos, eso sí.
Una de las nuevas «esculturas» de la céntrica plaza son los respiraderos, dos bloques rojizos de gran tamaño que han despertado el desagrado de parte de los vallisoletanos. Incluso el propio alcalde, Óscar Puente, reconoció, ante las críticas, que a él «tampoco le entusiasma», pero lo cierto es que «la norma obliga».
Son numerosos los cambios a los que se ha enfrentado este popular enclave vallisoletano a lo largo de sus 450 años de historia. Desde su fisonomía hasta remodelaciones, sin olvidar los usos del mismo. Nada ha quedado exento del paso del tiempo. La construcción del Ayuntamiento, que se llevó a cabo entre 1898 y 1908, marcó el inicio de un nuevo periodo:la metamorfosis de la Plaza Mayor. Desde entonces, atrás quedaron, por ejemplo los grandes carteles de anunciantes que presidían los edificios que la bordeaban, más propios de la Plaza del Sol madrileña. O el estacionamiento de vehículos frente a la que hoy es la Casa Consistorial.
111 años después de aquello, con la finalización de las obras del aparcamiento, se cierra más de un siglo de transformaciones y modificaciones en la Plaza Mayor.
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