«El objetivo es que los niños con problemas físicos puedan acceder a exoesqueletos»

Elena García Armada será nombrada este viernes la primera Doctorado Honoris Causa de la UEMC

Andrea Díez

Valladolid

Miércoles, 8 de febrero 2023, 01:17

El desarrollo del primer exoesqueleto pediátrico para la terapia de enfermedades neurológicas en la infancia ha supuesto toda una revolución en la mejora de la calidad de vida de los niños que padecen patologías de tipo neuromuscular hasta parálisis cerebral. Un trabajo por el que la vallisoletana Elena García Armada, investigadora en el Centro de Automática y Robótica (CAR) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas CSIC-Universidad Politécnica de Madrid y CEO y fundadora de Marsi Bionics, ha recibido numerosos reconocimientos al que se sumará, este viernes, 10 de febrero, el Primer Honoris Causa que otorga la Universidad Miguel de Cervantes (UEMC).

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– ¿Qué es el exoesqueleto?

–El exoesqueleto es un armazón robotizado que envuelve al niño y que trabaja en paralelo a sus piernas y de esa manera le ayuda a ponerse de pie y a caminar. Está sustituyendo a esa musculatura débil o atrofiada, es un producto sanitario para la rehabilitación.

– Este proyecto de investigación surge como respuesta a la petición de los padres de una niña, Daniela, con tetraplejia. ¿Qué ha supuesto que se cruzase esta pequeña en su vida a nivel personal y profesional?

–A mí me ha cambiado la vida por completo. Es una decisión que adopté en ese momento, la de dedicar mi investigación y la de mi equipo, en el CSIC, a resolver un problema real que afectaba no solo a Daniela, sino también a 17 millones de niños en el mundo. Me parece que la investigación pública tiene que estar destinada a resolver problemas reales. He crecido profesionalmente y, personalmente, es un orgullo para todos los que hemos participado de alguna forma en este proceso.

– Hablamos de un robot que ayuda a que los niños puedan moverse, pero, ¿a qué franja de edad se dirige?

–Realmente, el exoesqueleto responde a medidas, pero podemos decir que a niños de entre los tres y los doce años. El dispositivo se puede adaptar a niños de diferentes medidas y pesos.

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– ¿Cuál ha sido la mayor dificultad?

–El proyecto de investigación, el desarrollo de la tecnología y cuando se patentó fue un proceso de tres años, mientras que el salto del prototipo a un producto sanitario reglamentario y que se pudiera comercializar ha requerido de diez años más. Financiar un proyecto de una tecnología disruptiva ha sido un verdadero problema hasta el día de hoy, porque no hemos hecho otra cosa que buscar financiación.

– La inversión pública en i+d sigue siendo una asignatura pendiente. ¿Confía en que esta situación cambie?

–Creo que la situación está cambiando y se está haciendo un esfuerzo, pero venimos arrastrando las consecuencias de la crisis económica de 2008. Sin embargo, si hay algo bueno que nos ha podido traer la pandemia es la concienciación social de la importancia que tienen la ciencia y la investigación. Es muy importante la concienciación social, que sean los propios ciudadanos los que reclamen una investigación de calidad.

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– Lo ideal sería que los niños que lo necesiten tengan acceso al exoesqueleto. ¿Cómo se gestiona el acceso de este recurso para los hospitales?

El exoesqueleto hay que entenderlo como una terapia, como un dispositivo médico. No es un dispositivo que se pueda utilizar en casa. Requiere de una supervisión médica y se realiza en un hospital, en un centro sanitario, clínica de rehabilitación... O en casa, pero bajo la supervisión de un clínico o fisioterapeuta. Es una herramienta de rehabilitación. Lo ideal es que su uso esté incluido en la cartera de servicios del Sistema Nacional de Salud. Estamos avanzando en este proceso, pero mientras tanto el acceso es a través de clínicas privadas que lo compran.

– ¿En Castilla y León hay algún centro que ofrezca esta posibilidad?

–La Junta de Castilla y León conoce la existencia del exoesqueleto, hemos tenido conversaciones y hay un interés claro por acercar esta tecnología a los ciudadanos, pero tampoco puedo concretar más.

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–¿Cuáles son los próximos retos que afronta con Marsi Bionics?

–Por un lado, llevar la tecnología que hemos desarrollado lo más lejos posible, para que lo puedan utilizar todas las personas, así como introducirla en la sanidad pública. Nuestro objetivo más importante es que todos los niños puedan tener acceso a esta tecnología independientemente de su nivel de recursos. Por otro lado, en la línea de desarrollo estamos avanzando para que se pueda llevar también esta tecnología a los hogares y que, además de aportarles salud, les dote de una autonomía personal que les permita moverse por la calle. Esperamos que en un par de años podamos llevar el exoesqueleto también a las casas.

–El problema de suministros ¿afecta también al exoesqueleto?

–Sí, igual que a los coches, pero tenemos la ventaja de tener un equipo de ingenieros de diseño que, ante la falta de algunos componentes y la imposibilidad de poder adquirirlos, pueden modificar los diseños y adaptarlos para desarrollar el proyecto.

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– El acto de entrega del Honoris Causa se enmarca en la Semana de la Mujer y la Niña en la Ciencia. ¿Qué supone para usted este nombramiento?

–Me llena de orgullo recibir este nombramiento. Es un título que va más allá de lo académico, y quiere reconocer a personas que en su trayectoria hayan tenido un impacto real en la sociedad. Para mí es muy importante, y más aún porque mi trayectoria en los últimos diez años ha estado más vinculada a la transferencia de tecnología que a la investigación fundamental. Es el colofón a todo el trabajo y, además, que sea en una universidad de Valladolid, la tierra en la que yo nací y donde mis padres se conocieron, tiene un significado muy emotivo.

–Es una de las 30 mujeres más influyentes del mundo en el ámbito de la robótica. ¿Qué consejo daría a las futuras promesas del campo de la investigación?

–El único consejo que puedo dar es que la investigación es un arte, es pura vocación... Cada uno que elija el camino en el que realmente considere que puede contribuir desde la vocación y el disfrutar del trabajo que se hace.

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