«Se han observado más del doble de casos de violencia filioparental respecto al año anterior». Con esta afirmación el Proyecto Hombre pone de manifiesto una problemática que durante el 2021 se ha saldado con 254 personas atendidas para tratar de atajar esa deriva ... especialmente preocupante en los jóvenes de entre 13 y 16 años. «La violencia se ejerce fundamentalmente hacia la madre y suele haber una escalada que empieza con la violencia verbal y acaba con la física», explica José Aldudo, coordinador del área de prevención. Una conflictividad que a raíz de la pandemia se ha visto incrementada porque «los padres tratan de poner unos límites que durante el confinamiento no eran necesarios».
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La pandemia ha marcado un punto de inflexión en el comportamiento sociológico que se ha percibido no solo en los cambios de conducta sino también en el consumo de sustancias. Bajo el lema 'En cualquier parte, cualquier cosa, cualquiera...' se pretende reflejar la accesibilidad a las drogas y el repunte observado tras la crisis sanitaria recogido en la memoria anual de Proyecto Hombre Valladolid. «Lo difícil va a ser no acceder a las drogas porque se ha incrementado tanto la accesibilidad como la diversidad de las sustancias», asegura Paz de la Puente, directora de la Fundación Aldaba..
Paz de la puente
Directora de la Fundación Aldaba
La vuelta a la normalidad, aunque deseada en algunos aspectos, era también muy temida en muchos otros. «La fenomenología de las drogas ha recuperado los niveles prepandémicos», adelanta la directora. Respecto al 2020, Proyecto Hombre ha incrementado en un 30% las personas atendidas en alguno de sus programas, y suma así 3.321 atendidos en Valladolid y provincia. «En el primer año de pandemia la mayoría de los consumos se vieron truncados porque están relacionados con la socialización y esta estaba limitada», justifica la directora. El cannabis sigue siendo la sustancia más consumida y por ello, advierten del peligro de la regulación que puede «confundir a los más jóvenes sobre los supuestos beneficios de esta sustancia».
Esa activación en el consumo de la sustancias tiene consecuencias en el comportamiento y efecto en la vida familiar y laboral del individuo. Durante este año, el programa que más personas ha recibido es el de Prevención Universal, con 1.258 personas, que recoge actuaciones dirigidas a la prevención de la violencia de género, el acoso escolar en jóvenes, y el control en el uso de las TIC. Una tendencia a la alza que preocupa especialmente y cuyo objetivo principal es tratar de paliar los problemas de disciplina familiar y social.
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Otro de los principales ejes operativos de Proyecto Hombre Valladolid es la atención específica a la mujer con trastorno por uso de sustancias. «Las mujeres sufren una triple penalización: por ser mujer, por ser drogodependiente y por ser víctima de violencia de género», añade la directora. Rescatar a la mujer y conseguir que recupere un bienestar es complejo, aún más que en los varones donde las consecuencias de la adicción son menores. «Se tiende a estigmatizar a la mujer aún más por estereotipos de género», apunta. Así, el programa FRIDA ayudó el pasado año a 25 mujeres en situación de riesgo o vulnerabilidad por el consumo de sustancias y/o por ser víctimas de violencia.
Las adicciones motivan comportamientos conflictivos y esa dependencia, a las sustancias y a la pareja, es un doble reto para la fundación. Cada vez ese problema comienza en edades más tempranas y ese declive preocupa especialmente. En el área de proyecto joven, compuesto el pasado año por 101 chicos y 27 chicas, se ha observado un nivel de conflictividad muy elevado respecto a otros años. «Las chicas presentan mayor conflictividad familiar y aislamiento social y los chicos mayor problema de disciplina en casa y conductas antisociales», resume Paz de la Puente. Estos comportamientos desencadenan en respuestas violentas que generan «un desbordamiento emocional por parte de los padres».
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José aldudo
Coordinador de prevención indicada
Aunque estos comportamientos se pueden ver agravados por el consumo de sustancias, también pueden estar condicionados por adicciones sin sustancias. Las adicciones comportamentales, como puede ser el uso de videojuegos y redes sociales, genera una gran preocupación por parte de las familias que se sientes desbordados ante la incapacidad de manejar lo que consideran un uso abusivo de las tecnologías. El abordaje de estas adicciones es diferente de la intervención con adicciones tradicionales puesto que no se basa en la abstinencia de la sustancia, sino en educar en el uso responsable. «Hemos visto un impacto significativo y un aumento de casos», advierte la directora.
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