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La nueva vida de las terrazas 'prohibidas' en plazas de aparcamientoCuriosidades de la vida, este viernes, Demetrio Gonzalo ha aparcado su vehículo donde hasta hace nada tomaba el café. Cliente asiduo del bar Paula, ubicado en la calle Albacete, este vecino del barrio de Las Delicias ha podido estacionar en un espacio en el que ... hasta el jueves había una estructura de palés y varias mesas y sillas apiladas. Lo ha podido hacer porque la propietaria del negocio hostelero, Eva Mulero, retiró lo que hasta la fecha, durante un poco más de dos años, fue una fuente de ingresos extra gracias a la autorización excepcional de colocar veladores en el exterior.
Y lo ha hecho con pena y obligada por el Ayuntamiento, que dio de plazo hasta finales de este mes para que los hosteleros que habían ocupado aparcamientos para sacar su negocio a la calle en plena pandemia despejaran las plazas. Se les acabó una medida, por la que pagaban al Ayuntamiento, pero que ofrecía resultados positivos en las cajas registradoras al final de las jornadas.
Así que el comentario de barra este viernes en el bar Paula no era otro que la desaparición de la terraza. «Se me hace raro verlo ahora así», apunta la hostelera en presencia de Demetrio y su coche. «Aunque haya aparcado aquí soy de los que prefiero que estas tres plazas que se ocupaban se destinaran otra vez a terraza. Creo que hablo por el 90% de los vecinos de esta calle. A todos nos gustaba», insiste Demetrio mientras cierra el maletero de su vehículo y a la par que asegura que seguirá siendo un parroquiano más de Eva Mulero. Pero a pie de barra.
Por poder instalar unas siete mesas y sillas al aire libre, la hostelera tenía que desembolsar anualmente 1.400 euros. «Se paga más del doble de lo que cuesta en otros puntos por ocupar aparcamiento», añade Mulero antes de resignarse con el típico «es lo que hay».
Durante este tiempo, desde que se enteró de que le iba a tocar volver a enero de 2020 con su negocio de interior, la hostelera se ha informado de qué podría hacer para volver a extenderse a la calle. Y desde entonces solo pesa el pesimismo. Cierto es que la Concejalía de Movilidad trabaja en dar una respuesta a esos 57 hosteleros implicados y ver si es posible volver a sacar parte de su negocio a la calle. De momento, se ha estudiado pormenorizadamente cada situación, además de fotografiar los elementos exteriores para analizar la posible nueva instalación. «Se ha hecho un trabajo de campo y se ha encargado un estudio para que hagan propuestas. Luego se verá si es posible ampliar alguna acera o peatonalizar una calle... u otras opciones. No será algo inmediato», recalcaba a finales de diciembre el concejal de Movilidad, Alberto Gutiérrez Alberca.
Entre esas propuestas se encuentra la petición de Eva Mulero, que ha trasladado la opción de poder instalarse en la acera de enfrente (donde estuvo inicialmente en la pandemia). «Nos han dicho que existe riesgo laboral por tener que cruzar la acera. Esto no es Nueva York. Pasan muy pocos coches. No obstaculizo a nadie porque pueden volver a aparcar y encima doy un servicio a los vecinos al no haber bares por aquí. Por ahora me han dicho que si lo quiero solicitar que lo haga, pero que la ordenanza pone que no se puede pasar de una acera a otra porque es un riesgo laboral», lamenta hostelera, que muchos de los 57 compañeros afectados, han decidido dar una nueva vida a las terrazas, de palé, empleadas en este tiempo.
Porque la realidad es que muchos han decidido regalar las estructuras de madera a algún interesado. «Menos las mesas y las sillas, que se las he devuelto a los señores de la cerveza, todo lo demás he dado. No sabría que hacer con ello. No recuerdo lo que invertimos, pero es también dinero perdido», insiste mientras llega el benefactor de su terraza, Santi Muñoz.
Este, tras desmontarla el jueves, será el encargado de ubicarla en una vivienda privada en Traspinedo. «Me gustaba que este bar tuviera esa terraza. Ahora la disfrutaré en otro punto», apunta Santi mientras entra al interior del local.
Una situación similar han experimentado en Los Faroles Rock, en paseo de Farnesio. Como no querían que la terraza acabara en un punto limpio, aprovecharon el tirón de las redes sociales para anunciar, de forma gratuita, su infraestructura. «Nos ha llamado mucha gente. En diez minutos ya tenía un dueño nada. Aquí hay un dinero invertido y por lo menos que lo aproveche alguien, ya que nosotros no podemos. Nos ha dado mucha pena, pero va a estar puesta en el patio de alguien y seguirá presente el espíritu de Faroles Rock. Nos ha dado pena porque solo se la podíamos dar a una persona», recalca la propietaria, Fanny Martínez, que relata cómo fue el funcionamiento de la terraza.
Fanny Martínez
Los Falores Rock
«No sé valorar exactamente cuánto costó, pero sí mucho dinero. Como sabíamos que era algo no duradero, al principio tampoco se invierte mucho... Si hubiéramos sabido el tiempo, haces unos cálculos en base a eso, pero como no sabíamos la fecha de finalización pues no inviertes mucho. Al no desembolsar mucho, las cosas se desgastan y hay que volver a cambiarlo, nosotros hemos montado la terraza desde cero dos veces y la hemos vuelto a rehacer para que quedase coqueta», prosigue.
Una publicación que además de a interesados sirvió para que alguno escribiera que 'ya era hora de que la quitaras, que hace falta el aparcamiento'. «No sé si las tres plazas que estoy quitando suponían mucho o que, pero la gente sigue rabiosa por lo del aparcamiento», agrega Fanny mientras comenta cómo ha cambiado la hostelería tras la pandemia.
«Llegó un momento que la gente solamente pedía terraza. Ha cambiado un poco el chip y la gente prefiere mucho más estar en la calle que en el interior. Fue una tabla de salvación para nosotros durante todo este tiempo y ahora nos la quitan. Tendremos que volver a recalcular otra vez todo porque no sabemos cómo va a reaccionar la gente o igual nos cuesta llenar el local otra vez o nos tenemos que plantearnos otras cosas», manifiesta la hostelera.
Incertidumbre que puede llegar a las plantillas de los bares. «En el bar éramos dos y después de tener terraza se contrató a otros dos. Ahora tenemos que recalcular todo», detalla Fanny Martínez.
El Ayuntamiento de Valladolid y la Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería adelantaron además que, a lo largo de los próximos meses, se elaborará un plan director de terrazas con el objetivo de aprobar una nueva ordenanza durante el presente ejercicio. El presidente de los hosteleros vallisoletanos se ha mostrado favorable a este trabajo e incluso ha aseverado que «da gusto» mantener conversaciones con el equipo de Gobierno. Jaime Fernández ha matizado que «no se trata de prohibir, ni poner, ni quitar terrazas, sino de ordenarlas, aplicar una ordenanza municipal, tener un diálogo y que vaya todo mejor».
Por el momento, este trabajo en la nueva ordenanza no supondrá consecuencia alguna para los más de 1.150 establecimientos hosteleros que disponen de terraza en la vía pública, cuyos permisos se renovarán de manera automática, aunque, como se ha señalado anteriormente, sí que las habrá para las que se encuentran instaladas en zonas de aparcamiento.
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