Borrar
Rufina mira por la ventana en su casa de Valladolid. Henar Sastre

Te vendo mi casa, pero viviré en ella hasta que me muera

La fórmula de la nuda propiedad recala en Valladolid, con personas mayores que costean su jubilación a través de la venta de su vivienda pero con ellos como inquilinos

Lorena Sancho

Valladolid

Domingo, 18 de agosto 2019, 21:55

A Rufina le gusta ver cada tarde la novela en su casa. Sentada en su sofá, con sus manías y costumbres. Pero en su piso ... de siempre. De vez en cuando se mueve a una butaca acomodada junto a la mesa camilla de esta vivienda de Laguna de Duero, se asoma por la ventana y ve la vida con los ojos de una nonagenaria de 94 años. Pero lo hace con la tranquilidad que le da su hogar, su butaca, su terraza... «Yo de casa no salgo», advierte mientras cruza las coquetas manos de uñas rojas pintadas sobre sus piernas. «Quiero quedarme en mi piso, nada de ir con los hijos o cosas de esas, que cada uno haga su vida», enfatiza, esta vez con un gesto serio en la mirada.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elnortedecastilla Te vendo mi casa, pero viviré en ella hasta que me muera

Te vendo mi casa, pero viviré en ella hasta que me muera