Dos mujeres caminan por delante de un comercio, con la puerta abierta de par en par. Alberto Mingueza

La norma de ahorro energético en el comercio cumple un año sin sanciones ni control en Valladolid

Las administraciones se pasan la patata caliente de quién debería vigilar que el aire acondicionado no baja de 27 grados en verano

Víctor Vela

Valladolid

Domingo, 16 de julio 2023, 07:58

No es fácil encontrar el termostato que desvela la temperatura que hace en esta tienda de lencería de la calle Santiago. Está detrás del mostrador. El cliente debe hacer un esfuerzo para poderlo ver. Marca 25,1 grados. Lo mismo ocurre en un comercio especializado ... en ropa masculina que hay unos metros más allá: 25 grados. En ambos casos, están las puertas abiertas de par en par, así que el fresquito del interior se escapa a la calle, así que el abrasador calor que hace ahí afuera echa su aliento al interior del local.

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Este reportaje acaba de comenzar y en el primer párrafo ya hay tres infracciones que podrían conllevar multa. El aire acondicionado no debería bajar de los 27 grados, las puertas tendrían que estar cerradas y una pantalla (o un cartel) debería informar de la temperatura que hay en la tienda. Son obligaciones que fija el plan de choque de ahorro y gestión energética en climatización que el Gobierno introdujo en el decreto ley aprobado el 1 de agosto de 2022 y que hoy, casi un año después, todavía está en vigor.

Eso sí, basta una mañana de compras (no solo por Valladolid, valdría cualquier ciudad) para darse cuenta de que esta normativa no ha tenido mucho éxito. «Ya lo advertimos, que eran unas medidas improvisadas y poco eficientes», asegura María Balsa, de Avadeco. «Ya dijimos que eran mejores las recomendaciones que la imposición», apunta Jesús Herreras, de Fecosva. Y a esto habría que sumar la incapacidad y la desidia de las administraciones para controlar que se cumple el real decreto. Un año después, cero multas, cero sanciones.

El pasado verano, el IPC marcaba máximo en julio (10,2%), el precio de la luz se había disparado la primavera anterior y los carburantes alcanzaban en junio picos históricos (por encima de los dos euros el litro de diésel y gasolina). En ese contexto, el Gobierno central aprobó unas medidas de ahorro energético que ponían al comercio en el punto de mira.

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El artículo 29 de ese decreto ley (publicado el 2 de agosto en el BOE) establecía cuatro grandes obligaciones que el comercio debía cumplir. En invierno, la calefacción no podía estar por encima de los 19 grados. En verano, el aire acondicionado no debía bajar de los 27. Las tiendas tendrían que contar con pantallas que informaran al cliente de la temperatura y la humedad relativa en el local. Los escaparates, apagados más allá de las diez de la noche. Y se daba un margen de dos meses (hasta el 30 de septiembre)para que las tiendas adoptaran un «sistema de puertas adecuado» (podían ser automáticas con sensor o con un simple brazo de cierre) que impidiera que el local permaneciera abierto de par en par. De no cumplir estas medidas, habría que hacer frente a multas de hasta 60.000 euros.

Las medidas del plan de choque

  • Climatización.

    «La temperatura del aire en los recintos calefactados no será superior a 19ºC. La temperatura del aire en los recintos refrigerados no será inferior a 27ºC. Las condiciones de temperatura anteriores estarán referidas al mantenimiento de una humedad relativa comprendida entre el 30% y el 70%». «Se estima que cada grado (...) puede suponer un ahorro del 7% del consumo».

¿Ha habido alguna sanción en Valladolid ahora que se cumple casi un año desde que la normativa está en vigor? Es difícil ofrecer una respuesta contundente, pero lo más fácil sería responder que no. Las administraciones se quitan de encima la pelota y ninguna se atribuye la competencia de las infracciones, porque la norma tampoco lo dejaba muy claro.

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La Policía Local no ha abierto ningún expediente ni tramitado multa alguna. La Consejería de Economía y Hacienda (con un responsable del PP) remite a la de Industria, Comercio y Empleo (con titular de Vox). Allí dicen que tal vez la Inspección de Trabajo. Y en la Delegación del Gobierno devuelven la patata a caliente de la consejería de Industria. Al final, los unos por los otros, han dejado sin efecto y sin control una norma que nació en el peor momento de la crisis energética y que el comercio pide hoy revisar e incluso derogar.

«Desde el primero momento fue una norma improvisada, que se tendría que haber quedado en recomendaciones para que cada comercio tomara las medidas que considerara oportunas, que es lo que se ha hecho durante estos meses», explica María Balsa, de Avadeco.

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Un comercio con las puertas abiertas. Alberto Mingueza

«En general se ha respetado, pero no por la imposición de la normativa, sino porque cada comerciante sabe muy bien los gastos que tiene a finales de mes», añade Jesús Herreras, de Fecosva, convencido de que el día a día y las facturas son incentivo suficiente para saber a qué temperatura poner la calefacción o el aire acondicionado, para no incurrir en gastos innecesarios.

El grado de cumplimiento más alto se ha dado en el apagado de los escaparates a las 22:00 horas, algo que ha acatado «la inmensa mayoría del comercio de Valladolid», apuntan desde las dos grandes agrupaciones del sector. Sin embargo, hay otro aspecto del decreto que no ha tenido tantos seguidores: el del cierre de puertas para evitar el derroche de la climatización. Y basta con darse un paseo por la ciudad para comprobarlo. Por ejemplo, el pasado miércoles por la mañana.

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Control a pie de calle

Es jornada de puertas abiertas en la calle Mantería. De los 58 locales que hay ocupados en esta vía, una de las arterias comerciales más importantes de la ciudad, solo dos mantienen sus puertas cerradas para evitar que el calor infernal de la calle se cuele en el interior, para impedir que el fresco soplo del aire acondicionado se escape a la calle. El resto (zapaterías, ópticas, tiendas de ropa, cosmética, textil...) mantiene el acceso libre, con las puertas abiertas de par en par.

En la calle Santiago, de sus 48 comercios abiertos, hay 34 donde no hay barreras entre interior y exterior. En Constitución y Menéndez Pelayo, el 20% de las tiendas cumplen con el cierre de puertas. En Montero Calvo, el 30%. En Teresa Gil y Felipe Neri, apenas el 14%. En la calle Tudela, el 27% de sus 36 comercios cumplen con ese apartado de la normativa. En Cervantes sube hasta el 41% y en Regalado, tres de cada cuatro tiendas lo incumplen.

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«El comerciante tiene muy asumido cómo ahorrar energía, eso le va en sus gastos e ingresos»

Jesús Herreras

Fecosva

Este recorrido a pie de calle no quiere decir que los comercios no cuenten con esas puertas de cierre automático al que están obligadas, sino que muchos de ellos lo tienen desactivado o bien, mantienen fija la puerta en su tope, para evitar que se cierre. El Gobierno habilitó una línea de ayudas para instalar estos sistemas de cierre. Ni en Fecosva ni en Avadeco tienen constancia de que se hubiera tramitado alguna en Valladolid.

«Desde el primer momento hubo una confusión respecto a este punto, tal vez por las imágenes con las que se ilustró esta noticia en las televisiones», aclara Herreras. La norma no obliga a instalar esas puertas que se abren de forma automática gracias a un sensor que detecta la presencia de un cliente. «No me parecen una mala inversión, ya que al abrirse las puertas cuando se acerca alguien, invitan a entrar en la tienda», dice Herreras.Lo que decía la norma era que había que instalar puertas con un cierre automático. Y este tipo de puertas ya está presente en la mayor parte de los comercios (incluso en muchos portales de comunidades de vecinos), con un brazo hidráulico que la cierra sin necesidad de empujarla.

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Pero muchos negocios desactivan el sensor o dejan fijas estas puertas. «Habría que ver las circunstancias de cada tienda», matiza Herreras.«Hay comercios que no tienen aire acondicionado y abrir la puerta a primera hora de la mañana y a última de la tarde es la forma que tienen de ventilar», asegura el presidente de Fecosva. «Hubo además un momento contradictorio y de confusión, porque por un lado te decían que cerraras la puerta, pero por otro te pedían que la abrieras por la covid», apunta Balsa.

Disposición hasta noviembre

El decreto publicado en el BOE incluía una disposición final que establecía que las medidas vinculadas con los límites de temperaturas y el apagado de escaparates estarían en vigor hasta el 1 de noviembre de 2023, por lo que, en la actualidad todavía son exigibles pero, una vez terminado octubre, podrían dejar de serlo.

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«El comerciante tiene muy asumido cómo ahorrar energía, porque eso le va en sus gastos e ingresos», dice el portavoz de Fecosva, quien pone como ejemplo la inversión que muchos establecimientos han efectuado en sistemas de iluminación de bajo consumo.

«Cuando instalé las Led, me calcularon un ahorro estimado del 30% o el 40%. Y ha llegado a ser de más del 50%», apunta Herreras, quien entiende que la «emergencia energética» que en el verano de 2022 empujó a aprobar esta norma «ya ha pasado». «Los precios están más moderados, no sé si volverá a haber una situación parecida, pero no creemos necesarias estas medidas». En la misma línea se manifiesta Avadeco, presente en dos federaciones de comercio a nivel nacional que ya ha pedido la derogación de la medida.

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Sobre todo, una vez que se ha demostrado la incapacidad (o la poca intención)de las administraciones por su cumplimiento. La redacción de la propia norma ya lo hacía muy difícil, ya que no fijaba qué cuerpo concreto debía hacerse cargo de las inspecciones. Además, tampoco se establecían unos sistemas homologados de control para medir las temperaturas o en qué lugar del comercio se debía tomar el registro, ya que no es lo mismo al lado de la puerta de acceso que al fondo del local.

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