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La gran pregunta ante la cena de Nochebuena ha dejado de ser «¿Qué vamos a cocinar?», para pasar a ser «¿Envío a domicilio o recogida en el local?». Cada vez son más los hogares que se suman a una tendencia al alza, la de apagar los fogones en una fecha tan especial ... para optar por la comodidad de disfrutar de una cena deliciosa sin el estrés de la cocina.
Los establecimientos de catering y los restaurantes de la Valladolid se han propuesto hacer que estas fiestas sean mucho más cómodas y relajadas para sus clientes, que se convertirán en los anfitriones perfectos simplemente con el menú de su restaurante favorito. Esta noche, las cocinas vallisoletanas, generalmente abarrotadas de utensilios y aromas característicos de la Navidad, se verán sorprendentemente tranquilas. La tendencia de solicitar comidas ya preparadas permitirá a las familias disfrutar de lo que realmente importa, pasar tiempo con sus seres queridos y sumergirse en el espíritu festivo sin complicaciones.
Al encargar la cena ya hecha para esta Nochebuena la logística hogareña se simplifica. La comodidad se presenta en forma de bandejas, cajas y bolsas desechables que contienen una selección de platos exquisitos listos para calentar y servir. Desde el tradicional lechazo asado hasta las opciones gourmet, pasando por los platos infantiles. Todo, para que tanto la abuela, como el cuñado más sibarita, disfrute de una cena a su gusto.
Según los establecimientos consultados son varias las razones por las que han aumentado los encargos de cara a estas reuniones familiares. En primer lugar, porque libera a los anfitriones de la presión y el estrés asociados con la cocina navideña, y en segundo lugar, porque la oferta de comida preparada ha mejorado significativamente con sabores cada vez más auténticos y presentaciones impecables.
Pero, ¿qué van a cenar los vallisoletanos en una noche tan especial? Según Mercedes Sampedro de Todo Catering, este año han triunfado los canapés, las brochetas, las tablas de queso, las tostas y, sobre todo, las carrilleras. Entre los postres, las más deseadas son las torrijas. Esta chef ha recibido un aluvión de encargos para estas fechas. «Este año hemos notado un aumento de gente muy joven y también de gente mayor, que van a celebrarlo con poquitos invitados en casa», explica Sampedro, que cuenta con 20 años de experiencia en el sector delivery. Su carta se compone de un gran número de platos para poder escoger de forma personalizada a gusto de cada comensal. «Se ha notado un incremento en la demanda porque ya las madres y las abuelas, que son las que solían cocinar, son cada vez más mayores y no hay relevo generacional, porque, aunque la gente sepa cocinar, lo que quiere es estar de tardeo y tomarse una copa con los amigos antes de cenar», indica.
También han tenido mucha aceptación el codillo asado con pimientos, la merluza rellena de salmón ahumado y gulas, las vieiras rellenas de langostinos, o el brazo salado de cangrejo. «Cada vez nos lo encargan con más antelación, porque tienen muy claro, los que van a ser para cenar y lo que quiere comer cada uno. Para nosotros, el día de más ventas del año es el de Nochebuena. También el día de Reyes, una fecha en la que sobre todo, vendemos paellas y croquetas para los abuelos, que quieren disfrutar más de sus nietos sin estar pendientes de hacer la comida», añade esta cocinera, que en las navidades de 2022 atendió más de 300 encargos sólo en Nochebuena, muchos de ellos, con destino a familias alojadas en casas rurales de la provincia. «Los pedidos los entregamos en envases de aluminio, para que sean más fáciles de transportar y para que puedan ser calentados en el horno sin necesidad de manchar otro recipiente», dice Sampedro, quien también destaca la economía de estos platos. «Una merluza rellena cuesta 10 euros y una bandeja de canapés, 23,25 euros. Si añadimos un pastel de cabracho o salpicón, por ejemplo, para picar, puede salir a unos 20 euros por persona». Uno de tantos vallisoletanos que han encargado su cena de Nochebuena es José María Crespo que esta noche tomará con los suyos canapés y leche frita elaborados por Mercedes Sampedro y su equipo. «Seremos seis personas a la mesa y lo que buscamos es la comodidad para disfrutar más de la familia», comenta.
En el Restaurante Manolín también llevan semanas preparándose para llevar el sabor de la Navidad a muchos hogares, no solo de Valladolid, sino de toda España, ya que su afamado lacón asado viaja a todos los rincones de la geografía. Se trata de una receta que este cocinero aprendió de sus padres, los fundadores de este restaurante en 1969. Tal era la cantidad de pedidos que recibía en estas fechas, que en 2018 decidió poner en marcha la web www.laconasado.com. «Muchos de nuestros clientes habituales que tras jubilarse habían cambiado de ciudad, nos los demandaban, especialmente en esta época del año. A los clientes de Valladolid se lo vendemos al peso y lo recogen en el local. Para el resto de España, lo vendemos por piezas enteras para unas 15 personas, o por medias, con opción de pedirlo ya loncheado. Es calentar y listo», informa.
Otro plato que ha arrasado en este fin de semana festivo es su sopa de pescado. Le han encargado litros y litros. También la merluza en hojaldre rellena con bechamel de langostinos, los canapés, los puerros rellenos, los pimientos rellenos, el caldo gallego… las opciones son muy diversas para cenar esta noche en la comodidad del hogar. «Estamos acostumbrados a que las cenas y comidas navideñas sean copiosas y con bases muy elaboradas. Las madres se pegaban auténticas palizas y a medida que se hacen mayores, los hijos quieren seguir disfrutando de los buenos sabores, pero sin renunciar a pasar un día relajado», señala este chef. «Además, encargando la comida, muchas veces se evitan fricciones entre la familia, porque unos colaboran y otros no. De esta manera nos dejan el cocinado a los profesionales y ellos sólo disfrutan», añade.
Laín Montes, Yaiza de Diego y Sergio Rodríguez son los impulsores de 'Fuera de Carta', una empresa multiservicios especializada en crear experiencias gastronómicas a medida. Estos emprendedores gastronómicos se han propuesto ponérselo fácil a los vallisoletanos para que disfruten de una cena deliciosa, sin el estrés del cocinado. Aquí lo difícil es elegir entre tanta propuesta de platos. En su caso, el micuit ha sido una de las opciones elegidas casi en el 100% de los pedidos, por ser un entrante perfecto. El txangurro a la donostiarra también lo han elegido muchos para compartir y como opción principal, la corvina a la meuniére, la merluza de pincho empiñonada o los pimientos rellenos de rubia gallega. En su caso, estos últimos días han recibido numerosos pedidos de los clientes más despistados, que han esperado a última hora.
Miman muchísimo la presentación. Los productos llegan envasados al vacío en raciones individuales, lo que garantiza la frescura y el sabor y además facilita la distribución y el consumo, permitiendo a cada comensal disfrutar de una experiencia personalizada. El packaging es de lo más vistoso, con un gran lazo navideño rojo, aportando un toque festivo. «Todo lo cocinamos bajo pedido y en la caja se incluye un código QR para que el cliente se descargue las instrucciones para calentarlo y presentarlo», dicen estos emprendedores, que reparten ellos mismos cada entrega. «Empezamos a dar este servicio en la pandemia y debido a la gran demanda hemos continuado. La gente lo valora mucho. Una cena para dos puede salir por unos 60 euros», completa Yaiza.
Y para aquellos que quieren disfrutar de las fiestas navideñas con buenos mariscos y pescados, el restaurante Pedro Olivar, referente en la escena culinaria de Valladolid, ofrece una amplia carta con sabores marinos frescos que incluye opciones que van desde lo más clásico hasta otras más innovadoras. A su frente está el cocinero David Herreras. La mayoría de los pedidos que ha recibido para esta Nochebuena llevan centolla, langosta en salsa americana, también rape en salsa con piñones de Pedrajas y, por supuesto, la sopa de pescadores, que con su receta tradicional, es un éxito asegurado en las mesas familiares. «La pandemia ha marcado un antes y un después en la comida para llevar. Con el cambio generacional, se buscan más alternativas para no complicarse en casa», dice Herreras, quien indica que el calendario de fiestas de este año, no es el más favorable para el sector hostelero y para el tipo de producto que él más trabaja. «Al caer Nochebuena y Navidad en domingo y lunes, la fecha límite que fijamos para hacer los encargos, sobre todo, para productos como la langosta, el besugo o la centolla fue el viernes», indica.
Calentar y listo y para los mariscos, simplemente con atemperarlos un ratito antes de la cena, es suficiente. Para el día de Navidad, en cambio, lo más demandado son los arroces, bien con bogavante o con carabineros. «Los hacemos al momento para que puedan venir a buscarlos justo antes de comer. Todos tenemos unos horarios laborales, personales y familiares complicados, por eso, es mejor que la gente se desahogue de la tarea de cocinar, que es algo que podemos hacer los profesionales para que ellos sólo se dediquen a divertirse», remata Herreras.
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