![Nicole Ndongala: «La imagen de Europa que llega a África no es real: allí no se ven las chabolas, solo el lujo»](https://s1.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202002/29/media/cortadas/1422946139-kJh-U100335818180t8B-1248x770@El%20Norte.jpg)
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«Hay personas que se dirigen a ti con un nombre que tus padres no te dieron al nacer.Te llaman irregular, simpapeles, cayuquero. Y no. No. Tenemos nombre. Y una historia detrás», asegura Nicole Ndongala, presidenta de la ONG Karibu. La suya comienza hace 23 años, cuando su país, la República Democrática del Congo, vivió un golpe de estado que desembocó en violencia, conflictos armados, violaciones, maltrato. Muchos jóvenes optaron por emigrar. Por buscar refugio en otros países. Nicole salió meses después rumbo a Bruselas. Allí cogió un autobús que le trajo hasta España.
«Llegué el 28 de octubre de 1998. Yo fui afortunada. Hay gente que vive situaciones mucho peores en su camino y su proceso migratorio». Recuerda que su primera noche en Madrid fueron diez horas en una estación. Que sus primeros años los pasó en un albergue. Que se encontró con gente que le retiraba la mirada, pero también mucha otra que le ayudó.
«Hay cicatrices en la vida que se quedan para siempre», dice. «La migración es una tragedia, pero también una oportunidad», asegura. «Nadie arriesga su vida para ver un país bonito.Siempre hay una historia detrás. No se puede etiquetar a todos los africanos como migrantes económicos. Puede ser el hambre, sí. Pero también otros muchos factores». Al final, subraya Nicole, emprender un camino que puede ser de muerte no es sencillo. «Hay mafias. Hay mujeres que son violadas en su tránsito al llegar al monte Gurugú. Hay otras que tienen que introducir hojas en su sexo para no tener la regla y que el olor no active a los tiburones. No podemos ser insensibles ante ese cementerio sin nombre que es el Mediterráneo, porque se trata de una tragedia continua que ya asumimos como si fuera normal, como si no nos afectara».
Y cuando llegas...«Cambia tu vida. Te tienes que adaptar al país que te da acogida, porque vienes con unas costumbres y una cultura diferentes. Pero no hay que confundir integración con asimilación. Tengo que adaptarme, pero sin perder mi identidad. Eso es beneficioso también para la sociedad que me acoge. Esa diversidad enriquece. Los inmigrantes no solo aportan desde el punto de vista económico, también desde una perspectiva social».
Nicole es presidenta de la ONG Karibu, que presta atención a las personas (sobre todo mujeres)que llegan a España desde África. «Una vez aquí no se soluciona todo.Tienes paraguas, pero te sigues mojando. Encuentras muchas barreras. Y no se puede transmitir sufrimiento, sino fuerza. Porque es difícil salir adelante. La idea que te meten de Europa en África no es real. Allí no se ven las chabolas, las personas que viven en la calle. Solo llega el lujo de las películas. Y tampoco es real la de África que suele verse aquí, los niños con moscas, llorando, con hambre».
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