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El alcalde de Valladolid, Óscar Puente, se ha dado todo un baño de masas en la inauguración de los elevadores de la ladera norte de Parquesol. Decenas de vecinos han acudido a la cita para probar las escaleras mecánicas y el ascensor que les ... evitarán subir cada día 138 escalones para asuntos tan cotidianos como ir a la compra o a la piscina. Poco a poco, personas de todas las edades fueron llegando a la calle del Pintor Jorge Vidal y la calle se llenó cuando llegó la hora del recreo del IES Parquesol, ubicado junto a las escaleras mecánicas. Los jóvenes del instituto no se querían perder un momento histórico para el barrio y allí acudieron en masa. Tanta gente quiso estrenar las escaleras mecánicas al mismo tiempo que el sistema se frenó en seco, obligando a todos los presentes, alcalde incluido, a completar el trayecto a pie en una imagen que precedió a infinidad de caras largas entre los presentes.
«Es un problema técnico. Llevan probando tres semanas, las escaleras están montadas desde agosto, pero ha pasado esto justo ahora. Son caprichos de la tecnología», afirmaba Puente después de bajar andando las escaleras tras el parón. Esos 'caprichos de la tecnología' de los que hablaba el alcalde fueron detallados posteriormente por Yolanda Domínguez, directora de la obra. «Ha habido demasiada aglomeración en la parte inferior, en la pisadera metálica anterior al inicio de las escaleras. Hay unos sensores que saltan cuando detectan una aglomeración excesiva y paralizan el sistema por seguridad. Eso es lo que ha sucedido. Luego eso se rearma automáticamente pero, como era el momento que era, hemos decidido hacerlo de manera manual», explicó la directora de la obra.
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La comprobación de que los sensores que detectan aglomeraciones funcionan fue la anécdota del día y los vecinos esperan que esto no vuelva a suceder, tal y como se encargó de avanzar Yolanda Domínguez. «Ya no va a volver a pasar. Es muy raro que suceda en el día a día algo similar a lo que ha pasado hoy. Cuando el movimiento es más fluido, funciona perfectamente. Además, esta tarde lo van a abrir para comprobar si se ha podido acumular suciedad en los sensores, que les haya podido hacer más sensibles de lo normal», zanjó la directora de obra.
Problemas técnicos aparte, la inauguración tuvo una puesta en escena de las que se destinan a las grandes ocasiones. Óscar Puente probó los elevadores y después se dirigió a las presentes tras un atril con megafonía incorporada. «El 16 de marzo de 2023 es una fecha para la historia de la ciudad y de este barrio». Así comenzó el alcalde su discurso, en el que trató de ser tan solemne como cercano. Y, tanta fue la cercanía, que alguno de los jóvenes congregados se sintieron tan cómodos que comenzaron a cantar «que bote el alcalde», pero rápidamente fueron recriminados por los vecinos más mayores para que el acto no perdiese esa solemnidad inicial y transcurriese según lo previsto: con el regidor explicando que la inversión para poner en marcha esta tecnología ha sido de 4,3 millones de euros «sufragados al 90% con los Fondos Recuperación Transformación y Resiliencia de la UE, por lo tanto el Ayuntamiento de Valladolid solo ha tenido que poner el 10% y el IVA».
Puente explicó que los 138 peldaños de la escalera de toda la vida se salvan ahora «con dos tramos de escalera mecánica, un tramo de cinta y un ascensor con una capacidad para 25 personas. Parece pequeño, pero tiene esa capacidad», afirmó poco antes de dirigirse a los vecinos con esta frase: «Lo importante de esto es que lo disfrutéis». Y eso es lo que trataron de hacer los vecinos, pero las escaleras se pararon y fueron pocos los que las pudieron probar en su inauguración. No obstante, el ascensor sí que funcionaba y allí se subieron todos aquellos que quisieron. «Pasad, que al fondo al sitio», decía uno de los vecinos que probó por primera vez el ascensor, pero con 15 personas dentro de la cabina era imposible no invadir el espacio vital del que estaba al lado. Así que otro de los usuarios primerizos espetó que «si nos metemos aquí 25, esto va a parecer una lata de sardinas».
Sentado en un banco que acaban instalar en la calle del pintor Jorge Vidal. Así se encontraba, pacientemente pese a estar rodeado de gente, Ruperto del Río. «Yo no subo a casa hasta que no funcione. Me ha tocado subir muchas veces andando y no pienso volver a hacerlo», sentenció este hombre de 72 años que aseguraba estar cansado de subir y bajar peldaños. «He vivido muchos años en un quinto sin ascensor y eso curte, pero agradezco que se haya hecho esto porque nos va a ayudar mucho. Cuando me vine a vivir aquí, vivía mucha gente joven, pero ahora nos hemos hecho mayores y está bien que se piense en nosotros», concluyó.
Manuela Martínez conoce bien los 138 escalones de la escalera que une desde hace años las calles Pintor Jorge Vidal y Julio Senador Gómez con la calle Juan de Valladolid. No en vano, por ellos sube y baja cinco días a la semana para acudir al polideportivo a clase de gimnasia de mantenimiento y pilates y asegura que los nuevos elevadores le permitirán acudir a hacer deporte sin cansarse antes de tiempo. «Hacía mucha falta porque solo podíamos bajar al polideportivo por las escaleras o en coche. Antes mucha gente iba al polideportivo en coche para evitar las escaleras», explica esta vecina de Parquesol.
Beatriz Alonso vive junto a las escaleras que se acaban de instalar y es alumna del IES Parquesol. Esta joven de 18 años asegura que los nuevos elevadores van a facilitar su día a día. «Nos va a ayudar mucho para subir cuando vamos cargados de hacer la compra», explica para señalar posteriormente que los beneficios se verán también en otros ámbitos. «Mañana hay un partido en el estadio y mucha gente las va a utilizar», indica.
Pedro Mena y Rosa Benito se trasladaron hace 38 años de La Pilarica a Parquesol y coinciden en señalar que los elevadores les van a ayudar a mejorar su movilidad por el barrio. «Esto viene muy bien para las personas de nuestra edad. Nos va a aliviar mucho. Hay gente que opina que este es un gasto tonto, pero yo pienso que no», explica Pedro para que Rosa señale después que «nos van pesando los años y los kilos. Cuando vinimos aquí, subía con el niño y la compra y no me pesaba, pero ahora me va a venir de maravilla».
Y de esta manera, entre elogios, críticas y un problema técnico que «ya no va a volver a pasar», Parquesol ya ha inaugurado las escaleras y el ascensor que permitirán a los vecinos del barrio salvar un desnivel de 22 metros sin necesidad de desfondarse en el intento.
Estos elevadores son los primeros que se inauguran en la zona, pero aún faltan otros por ponerse en marcha, los de la ladera este. La obras se están llevando a cabo al otro lado de Parquesol, en la ladera este de Los Almendros, entre la calle Mariano de los Cobos y la avenida de Salamanca (ambulatorio de Arturo Eyries). Esta actuación es aún más ambiciosa que la que se ha presentado hoy, está presupuestada en 5,7 millones de euros y el alcalde ha asegurado que espera que esta actuación «esté concluida a mediados del mes de mayo. Hay una fecha de entrega de la obra a finales de abirl y vamos a necesitar alguna semana más», aseveró Puente.
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