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De 245 en 2021 a 285 en 2023. La estadística de las muertes investigadas por los forenses del Instituto de Medicina Legal de Valladolid crece por tercer año consecutivo, cuarto teniendo en cuenta el 2020, marcado por la pandemia, donde el número de muertes constatadas ... por los forenses cayó de 256 en 2019 a 196. Atendiendo a los datos desde 2021, las muertes naturales han empujado los casos de fallecidos en los que fue necesaria la intervención de un médico forense, un 32% más, de 99 a 131.
El incremento también se ha registrado en las muertes violentas, que siguen siendo mayoritarias: de 122 a 149, un 22% más. Una cifra que se disparó durante 2022, con 26 casos más con respecto al año anterior, marcado por una sucesión inusual de homicidios.
Los 285 fallecimientos investigados por los forenses convierten 2023 en el año con más trabajo para IMLF de la provincia, al menos desde que se recopilan estos datos. Ocho muertes más que en 2022, empujadas por las causas naturales, que han registrado diez casos más, de 121 a 131, casi todos ellos hombres.
En 55 de estas 131 muertes se ha practicado la autopsia, cuyos datos arrojan que las enfermedades coronarias y los accidentes cardiovasculares están detrás del 70% de estos fallecimientos. 39 personas, de las cuales solo tres mujeres, perdieron la vida en 2023 por problemas del corazón. 14 hombres y una mujer fueron víctimas de un infarto, mientras que otros hombres perecieron a causa de padecer una enfermedad de las arterias coronarias.
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Álvaro Muñoz
Pese al empuje de los fallecimientos por causas naturales, las muertes violentas siguen siendo mayoritarias y suman un caso más que en el periodo anterior, aunque cae notablemente el número de homicidios de un año a otro. El 2022 estuvo marcados por los crímenes violentos, entre ellos el asesinato de Esther López -aún sin resolver-, que dio comienzo a un año luctuoso en el que también tuvo lugar el tiroteo de Santovenia -con dos asesinados- o el sonado crimen de La Fiestuki, ambos recientemente juzgados y sentenciados, así como el triple crimen de La Rondilla, un caso de violencia machista que terminó también con el suicidio del agresor.
Un total de nueve homicidios que en 2023 se han reducido a dos. Un único crimen que tuvo lugar en enero del pasado pasado, que comenzó de una forma trágica con un doble homicidio machista que se cobró la vida de Paloma, de 46 años y su hija India, de 8. Ámbas presuntamente asesinadas por la pareja sentimental de Paloma, que será juzgado en diciembre de este año.
El descenso de la criminalidad no ha hecho mejorar la estadística de las muertes violentas, liderada por los fenómenos casuales, es decir, aquellos accidentes que no están relacionados con las circunstancias laborales ni con los peligros de la carretera. Estas muertes, al igual que las naturales, registran diez casos más y un total de 68 personas fallecidas, fundamentalmente por caídas al mismo nivel (38) o precipitaciones desde gran altura (9).
Dentro de este apartado los datos de muertes violentas también recogen un fallecimiento por explosión de gas, el de Teresa, la vecina de 53 años que perdió la vida hace un año, en agosto de 2023, en el escape del edificio de la calle Goya. Las 20 vidas que se cobraron las carreteras de la provincia durante 2023 y seis hombres que fallecieron por accidentes laborales, completan los datos de las muertes accidentales.
Y tras los accidentes de diversa índole, los suicidios. 55 personas perecieron por esta causa en Valladolid el pasado año, dos menos que en 2022, pero un 23% más con respecto a 2021, cuando se registraron 43 muertes autolíticas. Se trata del segundo móvil reseñado por los forenses, año tras año, que da explicación a las muertes violentas en la provincia. Durante el 2023, 34 hombres y 19 mujeres pusieron fin a su vida en Valladolid y lo hicieron de distintas formas.
Los datos reseñan que en el caso de las mujeres son más comunes los fallecimientos autolíticos por precipitaciones (nueve frente a cinco hombres), mientras que 11 ellos acabaron con su vida mediante ahorcamiento (cinco mujeres). La intoxicación por la ingesta de medicamentos o el uso de armas de fuego fueron también otras formas de proceder.
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