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Cuando el pasado 31 de mayo invitamos a José Carlos Pastor a compartir con becarios del Consejo Social de la Universidad de Valladolid su experiencia investigadora y profesional, no quiso hablar desde la mesa. Prefirió coger el micrófono, ponerse a la misma altura de los alumnos y aconsejarles, en síntesis, que siguieran con fe plena su vocación, saliesen fuera para aprender de los más brillantes, buscasen un buen mentor, hiciesen deporte para desfogarse y se rodearan de un círculo afectivo que les arropase cuando tuvieran la tentación de tirar la toalla. Media hora antes, en una cafetería de la calle Librería, nos había confesado que su cáncer pintaba mal, que tenía dolores pero que no se rendía. Y así ha hecho hasta el final, hasta este 30 de enero en el que ha fallecido, con 74 años, rodeado de sus seres queridos.
Catedrático de Oftalmología de prestigio nacional e internacional, José Carlos Pastor Jimeno forma parte de la historia más brillante de nuestra Universidad gracias, entre otras iniciativas, a la creación, en 1991, del Instituto Universitario de Oftalmobiología Aplicada (IOBA). Hasta llegar a ese hito, que le costó no pocas incomprensiones y envidias entre sus compañeros de profesión, como él mismo relató en un homenaje que le tributó en abril del año pasado el Colegio de Ópticos-Optometristas de Castilla y León, Pastor había transitado ya una senda de excelencia. Madrileño nacido en 1951, hijo de médico y abogada, al poco de nacer se trasladó con su familia a Asturias, y antes de pasar a Pamplona, donde completó su formación, vivió en Toledo y en Huelva. Comenzó los estudios de Medicina en la Universidad de Navarra, donde se licenció en 1974 y se doctoró, al año siguiente, con la tesis 'Efectos de la fotocoagulación sobre la Retinopatía Diabética. Estudio campimétrico y electroretinográfico', dirigida por su maestro, el catedrático Diego Díaz Domínguez.
Comenzó su labor asistencial en 1974 como médico residente de Oftalmología de la Clínica Universitaria de Navarra. Tres años después obtenía el título de Especialista en Oftalmología por la Universidad de Zaragoza y, por concurso-oposición, el de Especialista en Oftalmología de la Seguridad Social, que ejerció hasta 1979, año en que solicitó la excedencia. Fue además jefe de Servicio del Hospital General de Galicia entre junio de 1979 y marzo de 1981, y jefe de Departamento del Hospital Universitario de Valladolid.
Lo de salir al extranjero para aprender de los mejores no fue un consejo arbitrario para epatar a los becarios. Él mismo había completado su formación las Universidades de Bochum (Essen-Alemania) y Roma-Clinica d'Ocullistica, y en el Eye Research Institute of the Retina Foundation (Boston). Centrado en líneas de investigación como Retinopatía Diabética, Presión intraocular, Alergia ocular, Reparación vitreoretiniana y Terapia celular en Degeneración Macular Asociada a la Edad, en mayo de 1979 obtuvo la plaza de profesor agregado numerario de Oftalmología de la Universidad de Santiago de Compostela, que desempeñó hasta marzo de 1981, mes y año en que consiguió la Cátedra de Oftalmología de la Universidad de Valladolid. En esta misma Universidad ejerció el cargo de vicerrector de Investigación (1987-1991) antes de fundar y dirigir, desde febrero de 1991, el Instituto Universitario de Oftalmología Aplicada (IOBA).
Su currículo está plagado de hitos de excelencia. Además de coordinar la Red de Oftalmología del Instituto de Salud Carlos III, José Carlos Pastor pertenecía a numerosos organismos de su especialidad. Era vocal de la Sociedad Española de Oftalmología desde 1975 y socio fundador de la Sociedad Oftalmológica del Norte (1977-1979), además de pertenecer a otras muchas sociedades científicas, como la Sociétè Francaise D'Ophtalmologie (1977-1991), la Sociedad Española de Educación Médica (1985-1992), la European Glaucoma Society, la Association for Research in Vision and Ophthalmology, la International Ocular Inflammation Society, la European VitreoRetinal Society, la European Society of Retina Specialists (EURETINA), la Academia Ophthalmologica Europeae, el ESRS Research Committee, etcétera.
Fue asimismo vocal de la Sociedad Española de Estrabología, de la Comisión Nacional de Especialidades y del Comité Asesor de Ciencias Biomédicas de la Comisión Nacional Evaluadora de la Actividad Investigadora, aparte de ejercer el cargo de secretario del Club Español de Glaucoma y ser académico de la Real Academia de Medicina y Cirugía de Valladolid. Su producción académica era apabullante, pues sumaba más de 470 artículos en revistas científicas, 10 libros, 17 capítulos de libros, más de medio centenar de proyectos de investigación competitivos, 9 patentes y la dirección de numerosas tesis doctorales. Evaluador y miembro del consejo editorial de diversas revistas científicas de su especialidad, dirigió 'Archivos de la Sociedad Española de Oftalmología', y entre los numerosos galardones y reconocimientos recibidos sobresalen el Premio «Luis Verderau» de la Sociedad Catalana de Oftalmología (1976), el título de finalista internacional del Chibret International Award en Helsinki, el Premio «Arruga» de la Sociedad Española de Oftalmología (1987), el Primer Premio Alcon Cirugía, otorgado por la Sociedad Española de Oftalmología en las ediciones de 1988 y 1989, el Premio «Castroviejo» de la Sociedad Española de Oftalmología (1996), el Premio Nacional Sanofi 1997 al trabajo «Campaña de Prevención de la Ceguera por Retinopatía Diabética», el Premio del Consejo Social de la Universidad de Valladolid (2005) y el Premio Castilla y León de Investigación Científica y Técnica (2015). Estaba casado con Margarita Calonge Cano, catedrática de Oftalmología de la Universidad de Valladolid, y era padre de Carlos, Salvador, Sara y Ana.
Pastor era tercer Dan de karate, deporte que definía como una filosofía de vida (le entusiasmaba la filosofía japonesa), también le gustaba correr y estuvo saliendo en bicicleta el tiempo que se lo permitió la enfermedad, casi siempre para visitar a su amigo el árbol, que también era parte de su felicidad. En la red social X compartió el progreso cruel de su enfermedad y nos legó un ejemplo de entereza salpicada con ironía inteligente y fina, más temeroso del dolor que de la muerte. La Universidad de Valladolid le rendirá homenaje mañana en un acto que tenía previsto organizar para que él mismo relatase el modelo innovador del IOBA.
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