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El mostrador, las salas de despiece y la administración del negocio de la fabricación de embutidos y venta de carne ha sido el mundo en el que se desenvolvió con tino empresarial José Antonio Gómez Galán, socio fundador de Cárnicas Ovidio Gómez, fallecido a los ... 75 años en Valladolid.
Su vida fue la de un emprendedor que, rodeado de padres y hermanos, empezó en los años setenta abriendo una pequeña tienda con dos puestos en el mercado de las Delicias –en el Paseo de San Vicente– y llegó a fundar una docena de carnicerías entre propias y franquiciadas repartidas por todo Valladolid, además de una factoría de elaboración de productos cárnicos en Aldeamayor de San Martín.
De Ledrada (Salamanca) procede la familia que puso en marcha Cárnicas Ovidio Gómez. «Mis abuelos trabajaban en una fábrica de embutidos del pueblo cercano a Guijuelo y se vinieron a trabajar a Valdestillas», recuerda Olga Gómez, sobrina del fallecido. «Mi abuela, mi madre y dos tíos montaron en el mercado de las Delicias una tienda para vender chorizo, embutido, productos caseros de matanza..., al principio comprábamos y vendíamos; luego alquilamos una fábrica en Valdestillas para elaborar nuestros productos y se nos quedó todo pequeño, porque mi tío José Antonio era un visionario y vio que aquello podía dar mucho más, así que compró un terreno en Aldeamayor de San Martín y montamos allí una fábrica de embutidos».
Allí empezaron a elaborar jamones, a despiezar cerdos hasta atreverse después con productos cocidos (lacón, jamón York, bacon, chuleta sajonia...). «Éramos un Campofrío pequeñín, una empresa familiar que se expandió por todo Valladolid», apunta Olga Gómez.
El mayor deseo de José Antonio Gómez Galán era abrir carnicerías en los barrios. Así levantaron mostradores en locales de la calle Nicasio Pérez, Aaiún, en La Victoria y otros cinco barrios más, además de 'atreverse' con el centro abriendo un edificio de tres plantas en la Bajada de la Libertad, hasta dar el salto a Mercaolid, donde montaron un puesto para vender al por mayor y al por menor con Cárnicas Villaceles, otra empresa familiar del mismo grupo que servía también a restaurantes. Así llegaron a disponer de una docena de carnicerías propias y franquiciadas, más la fábrica de Aldeamayor, 25 empleados..., plena expansión que se vio acelerada con la llegada del euro. «Mi tío iba a ferias de maquinaria, traía lo más moderno para trabajar y nos convenció para exponer la carne para autoservicio en sobre y bandeja, lo que tuvo su auge pero al final lo tuvimos que quitar y volver al mostrador, a lo tradicional», rememora Olga. Así hasta que llegó la crisis de 2007 y el negocio empezó a menguar con el añadido de la feroz competencia de los supermercados, otros patrones de consumo... Pero la mayor recesión para la firma familiar tuvo lugar en 2022 con el cierre de varias tiendas. En la actualidad Cárnicas Ovidio Gómez S. A. dispone de tres carnicerías en las calles Cervantes, Aaiún y en Mercaolid, cuenta con diez empleados y la fábrica de Aldeamayor y sobrevive en la incertidumbre como tantos negocios zarandeados por la inflación desbocada. Una época de inseguridades que ha vivido José Antonio Gómez Galán como soltero jubilado pero mirando de reojo el negocio familiar que ahora llevan Olga y su hermano José Manuel. «La pérdida de mi tío ha sido un palo; hizo muchos amigos, ha ayudado a muchas personas incluso avalando, ha sembrado mucho. Es el que más carnicerías consiguió abrir en Valladolid», zanja con orgullo su sobrina.
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