«Aficionado a la montaña, a los viajes y a la naturaleza». Así se define Txomin Turienzo (Valladolid, 1973), presidente del grupo de montaña Everest, club deportivo vallisoletano que el próximo año celebrará su 20 aniversario. «Principalmente ofertamos dos actividades. Por un lado, salidas al ... campo, a la montaña y a la naturaleza. Solemos hacer una media de dos o tres al mes». ¿La próxima? Una ruta de 17 kilómetros por El Bierzo este domingo 20 de octubre. «Por otro, y abierto para todo el mundo, organizamos lo que hemos llamado Tardes Geográficas, que empezaron a funcionar a raíz de la pandemia. Es un punto de encuentro en el que un ponente da una conferencia, una charla o proyecta un audiovisual relacionado con el mundo de los viajes, de la geografía o de la montaña». Este viernes, a las 20.00 horas en el salón de actos del centro cívico Pilarica (calle Puente La Reina, 1) recibirán al espeleólogo J. Carlos Silva que, bajo el título '1000 metros bajo tierra', compartirá algunas de sus vivencias en simas de más de mil metros de profundidad.
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-¿Cómo surge este club?
-A principios de los 2000 hubo en Valladolid un 'boom' de actividades de montaña y senderismo. Se fundaron muchos grupos; Everest fue uno de los primeros en funcionar. Empezó en 2005. Para el año que viene intentaremos hacer alguna actividad potente para conmemorar el 20 aniversario.
-¿La montaña está de moda?
-La montaña siempre ha estado de moda; desde que en el siglo XIX empezaron las primeras excursiones en los Alpes. El hombre siempre ha tendido a la Naturaleza. El problema es que las modas son distintas. Antes el montañero era más de comunión con la Naturaleza, con el paisaje, con el entorno... Ahora se tiende más al deporte, a la gesta deportiva, a la hazaña. Siempre ha estado de moda, pero ha evolucionado.
-De ahí el auge de las carreras de montaña.
- Sí. Ahora se busca un entrenamiento individual y competir. Ya no se busca la parte más asociativa, la de compartir la montaña. Es respetable porque todo va evolucionando y son tiempos distintos pero a mí, que soy de la vieja escuela, me gusta más la montaña de antes: vivir la montaña como una filosofía de vida, no como un deporte. Yo creo que lo ideal sería una mezcla entre las dos cosas. No hay que perder lo antiguo porque tiene cosas buenas y hay que coger las cosas buenas de lo nuevo.
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-Tras el confinamiento, se revalorizaron las salidas al campo.
-La gente empezó a ir a la montaña por su cuenta y, ahora que ya no hay pandemia, siguen haciéndolo. Antes los autocares se llenaban e incluso había lista de espera, ahora cuesta llenarlos. Lo que sí se ha notado en todos los clubes, no solo en el nuestro, es que, a raíz de la pandemia, han pegado un bajón muy grande las actividades a nivel asociativo.
-¿Qué ventajas ofrece salir a la montaña con un grupo como Everest?
-Normalmente, ya que el transporte es en autocar, aprovechamos para hacer travesías. Cuando se va a la montaña solo o con amigos se va en coche; así que se hace una ruta circular o subir a un pico y volver al coche. Aprovechando el transporte en autobús, nos puede dejar en un lado y recogernos en otro, por tanto, la ruta es lineal. Pero sobre todo la ventaja de hacer esta actividad en grupo es la seguridad. Nadie está libre de tener un accidente. La ventaja de estar en un grupo es que, en caso de un accidente, va a haber alguien ahí para ayudarte. También, para la gente que empieza, es un apoyo para aprender cómo te tienes que alimentar, la técnica, explicar algunas plantas... Siempre vas a encontrar a alguien que es un sabio de la Naturaleza con el que vas a poder aprender.
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-¿Los clubes de montaña son para todas las edades?
-Cuando empezamos, la media de edad era de entre 30 y 35 años; gente que físicamente tenía muy buenas condiciones y mucha ilusión. Ahora yo soy de los más jóvenes y hay mucha gente mayor de 60 años. Nos cuesta encontrar gente joven, que es el relevo de estos clubes. Hay clubes que incluso han desaparecido porque no han encontrado ese relevo generacional. Pero son modas. Tan pronto una asociación está en momentos bajos, que no tiene gente; como que vuelve a subir. Ya veremos lo que nos espera el futuro. Yo animo, sobre todo a la gente joven, a que lo pruebe y vea lo que puede encontrar de positivo.
Javier San José, presidente de Los Torrijas, asociación sin ánimo de lucro de La Cistérniga que busca fomentar los juegos de mesa y el ocio familiar.
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