Misas con feligreses de varios pueblos o en la sacristía para ahorrar calefacción

Las altas temperaturas de octubre ha evitado encender la calefacción en las iglesias, un alivio en la ajustada economía de la mayoría de las parroquias, que aplican respecto al ahorro «la misma política que las familias», en palabras del vicario general de la Archidiócesis de Valladolid, Jesús Fernández Lubiano, quien constata que «los gastos de luz han sido el doble» este verano con respecto al anterior.

Aunque hasta momento no se habían dado directrices para consumir menos energía, desde el Arzobispado de Valladolid se recomienda «ser más cuidadosos y austeros, no dejar luces encendidas... hay que concienciarse», alega el portavoz eclesial. Y admite que puede haber «reajustes» en función de las necesidades de los feligreses «más que del coste energético; si hay un bautizo, un entierro o una boda, no vamos a tener a la gente a media luz, pero hay que ajustarse y no gastar demasiado».

Es en el medio rural donde desde hace años las parroquias toman medidas para adaptarse a la despoblación y al ahorro en calefacción. La falta de sacerdotes ha llevado a que feligreses de algunos municipios se trasladen en el vehículo del párroco o en el de un vecino a un pueblo cercano para compartir la eucaristía con otros fieles foráneos. Esos desplazamientos también se organizan para no abrir el templo solo para unos pocos y ahorrar calefacción. Y en algunas iglesias se opta por celebrar la misa diaria e incluso la dominical en la sacristía, un espacio más recogido, en lugar de hacerlo en un templo con la mayoría de los bancos vacíos. El 90% de los sistemas de calefacción de las parroquias es de aire caliente y funcionan con gasoil y gas, cuyo precio se ha multiplicado por tres y por cuatro en los últimos meses.

La Iglesia de Valladolid tuvo el pasado año unos ingresos de 11.976.218 euros, una cantidad que supera en 1.206.822 euros a la lograda el año anterior. Este presupuesto se nutre de aportaciones voluntarias de los fieles, la asignación tributaria, ingresos patrimoniales y por servicios y subvenciones y sirvió para hacer frente a lo largo del pasado año a unos gastos por valor de 10.806.501 euros.

Los datos los facilitaron el recién nombrado vicario general de la diócesis, Jesús Fernández Lubiano, y el ecónomo, José María Conde, que presentaronl balance económico de la diócesis en 2021 con motivo del Día de la Iglesia Diocesana, que se celebra este domingo y debe servir «para concienciar a los fieles sobre la importancia de sostener a la Iglesia desde el punto de vista económico y también para mostrar el agradecimiento a quienes colaboran».

El fin de las restricciones de la pandemia y la vuelta a la normalidad provocó el retorno de los fieles a las parroquias y con él, el aumento de la recaudación en un 25,1% hasta superar el millón y medio de euros. Además, las aportaciones voluntarias se incrementaron un 11,6% y alcanzaron los 4,2 millones de euros. Las suscripciones aportaron 589.269 euros y suponen un importante apartado que cuenta cada vez con más adeptos que deciden aportar periódicamente una cantidad. «Esta práctica se afianzó durante la pandemia y cada vez hay más concienciación sobre ella», señaló José María Conde.

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