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Una miniola de calor se suma al sexto inicio de año más cálido del sigloLa irrupción de una masa de aire muy cálido procedente del árido territorio argelino en la península traerá a partir de este mismo miércoles el ... primer episodio de calor extremo del presente verano. Será eso sí, una miniola de calor que previsiblemente no llegará a tal, aunque sí disparará por vez primera en el periodo estival el mercurio claramente por encima de los 35 grados, como mínimo, durante las jornadas del jueves y el viernes.
Esta breve ola de calor se prolongará, en principio, hasta el domingo y alcanzará su cénit el viernes, cuando se espera que se alcancen los 38 grados en Valladolid, un registro inédito hasta la fecha en el presente año. Este episodio de temperaturas tórridas pondrá un punto y seguido a un inicio de 2024 que ha sido inusualmente cálido, aunque junio y el presente mes no hayan dejado esa sensación, y también inusualmente lluvioso.
Tanto es así que el presente ejercicio se sitúa como el sexto semestre más tórrido del siglo XXI y a su vez como el tercero más lluvioso del mismo periodo. La temperatura media entre enero y junio se situó en los 11,8 grados, 0,8 por encima de lo habitual (11 grados para el periodo de referencia 1991-2020) y el balance hídrico del mismo periodo alcanza un saldo positivo del 46,7%, con 326,8 litros por metro cuadrado recogidos en la capital, 104,1 más de lo normal (222,7), según reflejan los datos de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).
De manera que el primer semestre del año deja unas efemérides meteorológicas que no han continuado precisamente durante la primera quincena de julio, en el que la temperatura media ha sido normal -lo habitual en los últimos años es que sea literalmente asfixiante-, con 22,8 grados hasta ahora (lo normal son 22,7), un registro que deja una sensación más de frío que de calor. Y más sí se miran las temperaturas mínimas registradas en los últimos dos días, con tan solo 12,7 y 13,7 grados registrados en las madrugadas del martes y de este miércoles.
Durante este mes, de hecho, solo se han superado los treinta grados durante la mitad de los días (8 de 16) y solo un día el mercurio subió por encima de los 35 grados. Ocurrió el día 5, cuando los termómetros marcaron 36,8 grados, el pico más alto registrado en lo que va de 2024. Lejos, muy lejos, del récord histórico de 41,1 grados alcanzado el 21 de julio de 2022.
Y es que este verano , y así continúa julio, está siendo relativamente frío para lo habitual en los últimos ejercicios. Solo relativamente, ya que el pasado junio dejó una temperatura normal, de 19,8 grados, la misma que la del periodo de referencia 1991-2020. Los cuatro primeros meses (de enero a abril), sin embargo fueron notablemente más cálidos de lo normal, especialmente los dos primeros, y a partir de mayo cambió el panorama. Dicho mes fue más frío de lo habitual, con 14,6 grados (0,6 inferior a lo normal), algo que no sucedía desde 2016.
El conjunto del año, sin embargo, mantiene una media muy alta, con 11,8 grados, 0,8 más de lo normal, y solo 0,2 inferior a la del primer semestre de 2023, que concluyó como el más cálido de la historia. Los inicios de año más calurosos del siglo, no obstante, se registraron en 2017, con 12,8 grados -el pico más alto- y en 2020, con 12,4 grados. Y en 2011, por cerrar el quinteto que encabeza la lista, se alcanzaron los 12 grados de media.
La subida paulatina de las temperaturas durante el presente siglo quedan reflejadas en las estadísticas de la Aemet, que recogen como hasta ese 2011 nunca se habían superado esos 12 grados, algo que ha ocurrido tres veces ya en los últimos ocho años, con picos desde 2019 rozando estos registros.
Sea como fuere, y de vuelta a este 2024, los primeros calores severos del periodo estival llegarán en plena canícula, el periodo más cálido del año, que se sitúa habitualmente ente la segunda quincena de julio y la primera de agosto. Y será mañana cuando el sol apriete de verdad por vez primera en esta estación fruto de la formación de un «amplio anticiclón en niveles medios y altos situado en el interior de Argelia y que se va a intensificar y extender para alcanzar la península» este mismo miércoles.
La irrupción de esta masa de aire muy cálido, acompañada de polvo subsahariano en suspensión -léase calima-, unida a la estabilidad y a la elevada insolación, están causando ya un ascenso generalizado de las temperaturas que se notará especialmente este jueves y el viernes, con mínimas en torno a los 18 grados y máximas de 36 y 38, respectivamente. El calor continuará el sábado, con un pico que rondará los 35, para dar paso a la irrupción de una masa de aire más fría procedente del Atlántico que refrescará un poco, solo eso, el ambiente el domingo.
Las previsiones de la Aemet apuntan, sin embargo, a que a partir del viernes volverán a subir las temperaturas hasta rondar de nuevo y superar los 36 grados, al menos, hasta mediados de la semana que viene. Puede que entonces sí llegue la primera ola de calor del presente verano. Para ello cabe recordar que en el caso de Valladolid se considera como tal cuando se suceden tres días consecutivos con las máximas superando los 36,2 grados, que es el valor de referencia oficial.
Así que, de momento, llega una miniola de calor que no tiene visos de llegar a ser una ola 'oficial'. La semana que viene ya se verá. Llega, en cualquier caso, el calor de verdad en un año en el que hubo que esperar hasta el 5 de julio para ver subir el mercurio por encima de los 35 grados.
Lo que no parece que vaya a ocurrir a corto, ni a medio, plazo es ver llover en Valladolid. Siempre viene bien, y más de cara a los próximos días, cuando se advierte desde la Aemet y Protección Civil de que el riesgo de incendios en la provincia va a ser extremo.
La situación anticiclónica, que solo se verá perturbada puntualmente el próximo domingo por la irrupción de esa masa de aire atlántica que refrescará el ambiente, mantendrá los cielos despejados, como mínimo hasta mediados de la semana que viene. Después ya se vera. Eso en un mes en el que tan solo se han registrado tres litros por metro cuadrado, fruto de dos chaparrones registrados los días 5 (0,6 litros) y 15 (2,4).
Julio y agosto, no obstante, son los dos meses habitualmente más secos del año, con medias ordinarias de 12,9 y 12,2 litros por metro cuadrado (para el mes completo), respectivamente. La canícula, en cualquier caso, llega después de un inicio de año pasado por agua -el tercero más lluvioso del siglo- gracias, sobre todo, a su primer trimestre y al último mes de junio.
El primer semestre de 2024 suma ya 326,8 litros por metro cuadrado, el 75% de la cantidad esperado para todo el año (433,4) en Valladolid. Junio se alzó con el registro más alto del ejercicio con unos poco frecuentes 86,2 litros por metro cuadrado, casi el triple de lo normal, recogidos en su mayoría en dos días de tormenta que dejaron 37 (el día 20) y 38,6 litros (el 28), más de lo esperado para todo el mes (27 litros). El mes pasado rozó el récord absoluto de precipitaciones, que aún ostenta el lejano junio de 1988, con 96,2 litros recogidos entonces.
2024 ya comenzó pasado con agua, con un mes de enero que dejó 68,4 litros, un febrero con 45,8 y un marzo con 67,6. Abril y mayo, sin embargo, fueron más secos de lo habitual, siendo el primero el mes más seco del presente año, con 23 litros caídos (lo habitual son 48,5).
Este inicio de año, con esos 326,8 litros, se sitúa en el tercer puesto de los primeros semestres del presente siglo, solo por detrás del arranque de 2018, con unos históricos 418,6 litros, y del mismo periodo de 2008 (370,7). El año pasado, por ejemplo, tan solo se registraron 130,8 litros entre enero y junio. Y el anterior, 145,1.
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