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Una plantilla sobredimensionada (unos 200 trabajadores) y cambios estratégicos en la matriz francesa (Mondelez) colocaron a la planta de Dulciora en una encrucijada. A finales de 2017 se concretó un acuerdo con la valenciana Damel, líder en el sector de los dulces con productos como ... Palotes o Pectol.
Las prejubilaciones, los traslados y las recolocaciones de personal, unidas al trasvase de máquinas y algunas marcas entre los firmantes del acuerdo dieron nueva vida a la factoría situada en el polígono de San Cristóbal.
Damel se lanzó a lo que su consejero delegado (CEO), José Vicente López, llama «modernización sustancial», gracias a una inversión de nueve millones de euros, el 50% más de las previsiones iniciales. «Valladolid ha tenido que adaptar su cultura y filosofía de trabajo para pasar de ser una pieza del engranaje a ser un motor con vida propia. Es algo complejo pero ya conseguido en estos momentos a niveles más que razonables», resume López.
Una vida propia en la que la factoría se ha beneficiado de ser la receptora de las nuevas líneas destinadas a la parafarmacia. Productos nutracéuticos y suplementos nutricionales (multivitaminas, minerales, melatoninas o probióticos), entre otros. «Hemos concentrado la producción de esta categoría en esta planta. Buena parte de las inversiones han ido a parar al montaje de las líneas de producción necesarias», continúa José Vicente López.
La estrategia de diversificación de la producción llevada a cabo en los últimos años les ha abierto nuevos mercados. Clientes de «características muy especiales en América del Norte y Oriente Medio, ejemplos muy significativos de estas aperturas y la especialización en la producción», continúa López. También se han centrado en cubrir clientes complejos como el judío y el árabe, a los que suministran productos con certificaciones específicas (kosher y halal).
Desde el comité de empresa su presidenta, Mayte Domínguez, confirma que la sociedad «ha reinventado nuevas líneas de gominolas». Incluso y a pesar del coronavirus, «hay un pico de demanda y se ha metido un nuevo turno de trabajo nocturno». De los 75 trabajadores iniciales, «se ha superado el centenar, todos ellos volcados en hacer funcionar la planta a pleno rendimiento. El objetivo es superar esas cifras», dice su consejero.
–¿Cómo trasladaría su éxito a la actual realidad económica?
–El globo económico mundial está pinchado. Para mantenerlo, no hay otra forma que seguir aplicando aire con un bombín hasta que llegue el momento de colocar el parche en el agujero. Nosotros hemos buscado nuevas opciones con las que seguir bombeando aire. Puede ser la clave para una larga temporada. No es una receta demasiado técnica, pero es el resultado de aplicar el sentido común
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