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Valladolid, plaza de San Pablo. Decenas de comerciantes se agrupan en los alrededores de la iglesia. Junto al palacio de Pimentel y distribuidos a lo largo de la empedrada Cadenas de San Gregorio pueden verse orfebres y artesanos del cuero, el hierro y la piedra ... que promocionan y venden su género junto a cerveceros y carniceros. Algunos son locales, otros vienen de León o Navarra. Hay, incluso, quien ha viajado a este mercado desde tierras portuguesas.
La medieval escena, que bien podría ser sacada de 'El Hereje', es la que muestra esta zona de Valladolid al acoger el Mercado Castellano para celebrar la festividad de San Pedro Regalado. Una actividad desarrollada desde el jueves y hasta el lunes 13 con casi 80 expositores, atracciones medievales y una ambientación de la mano de grupos de danza, talleres infantiles y otros espectáculos en vivo.
En uno de los puestos que se encuentran a las puertas de la iglesia de San Pablo, Arantxa vende pendientes, collares o pulseras que ella misma, artesana, realiza a partir de abalorios. «Lo que la gente más compra son las pulseras». Cuenta con una tienda en Valladolid desde hace 22 años (Arantxa Bisutería), aunque se dedica a la artesanía desde antes de su apertura. En su comercio existen collares y pulseras de mayor o menor tamaño. Algunos forman figuras o imágenes a partir de abalorios cosidos por ella misma. De entre los expuestos, llama la atención particularmente el collar de tres vueltas que representa el rostro de un tigre. «Este cuenta con 15.000 abalorios, uno a uno, todo un mes de trabajo». También cuenta con pulseras que a menudo realiza personalizada a partir de fotos de los clientes. «Es algo distinto que llama mucho la atención», afirma.
A unos metros de allí y directamente desde Braga (Portugal), Berta se encuentra a cargo del puesto 'Edufil Art'. Se trata de una librería que bien podría aparecer en la saga de 'El hobbit', donde se exponen cuadernos en cuero de mayor o menor tamaño. Algunos con pequeños tarros de cristal incorporados y otros con la inscripción 'Alquimia'. También vende inciensos, los cuales traspasan las fronteras de Portugal hasta España e Italia. «Nos gusta mucho Valladolid. Aquí tenemos muchos clientes y amigos». «También vamos habitualmente a Salamanca». Sobre los productos más demandados en su exótico puesto, destaca los inciensos «hay personas que vienen buscando un buen olor y otras se interesan por el efecto de cada incienso, como relajante, estimulante mental o incluso afrodisíaco».
Pero no todo es artesanía. Jeremías García lleva varios años viniendo al mercado desde Astorga, León. En su puesto, como si de una taberna del medievo se tratase, se pueden encontrar espectaculares piezas de caza. Vende cecinas «de todas clases de cacería mayor, como de chivo, jabalí, buey o corzo». Además, cuentan con un despacho en Astorga, 'Hermanos Díez'. También vende quesos, traídos desde Zamora.
Junto a la vallisoletana Casa del Sol, palacio renacentista que actualmente alberga réplicas de obras de escultura clásica, desde hace 15 años 'Dulces Rebeca' trae desde Santovenia de Pisuerga tanto productos típicos de Valladolid como sobaos pasiegos. De entre su género, destaca las gominolas artesanas, realizadas a partir de pulpa natural de frutas «aptas para celíacos y alérgicos al huevo». Además, vende dulces como obleas, barquillos o rosquillas. Aunque tienen un obrador, comercializan su producto normalmente en ferias y mercados de este tipo.
A unas calles de allí, Valladolid avanza cientos de años hasta las últimas décadas del siglo XX. Con los acordes de Jimi Hendrix de fondo, el paseante es recibido por decenas de miles de casettes, vinilos y cedés distribuidos en los puestos participantes en la Feria Internacional del Disco.
Julián Riesgo viene desde Oviedo, donde trabaja en 'La Bomba Records', comercio especializado en vinilo. Se han convertido en todo un clásico en la Feria del Disco, aunque también van a mercados en Aranda, Ávila o Palencia. «Vendemos de todo un poco, a veces hasta discos de pizarra». Además, califica las ventas en este tipo de ferias como «explosivas», al vender mucho en pocos días a una amplia variedad y cantidad de clientes. «Acabo de vender discos de rancheras a un cliente que siempre viene buscando este tipo de música en cualquier formato». Sobre su material, afirma que «Kiss o Beatles nunca fallan. Pero traigo desde música clásica hasta boleros, pasando por heavy metal, punk o progresivo para abarcar todos los públicos». Sin embargo, los tiempos cambian. «Antes había familias o parejas jóvenes que compraban algún casette de Celtas Cortos o El Último de la Fila para poner en el coche».
«Estos eventos son interesantes porque el cliente encuentra mucha variedad, pero también aquí puede vender, algo que es bueno tanto para el cliente medio como para sus hijos», afirma con humor. Y es que, salvo música clásica, a la que «es complicado dar salida», suele comprar una amplia variedad de discos. «Dire Straits, Beatles, Supertramp o Police siempre se venden muy rápido», declara.
Sin embargo, ir a la feria del disco implica más que salir a comprar. «Es común que los coleccionistas queden entre ellos para verse y, después, ir a tomar unas cañas para comentar su compra». «Todo un punto de encuentro de coleccionista a coleccionista», concluye Julián.
Miguel Ángel, de Trivial Records, tienda especializada en todo tipo de música ubicada en Collado Villalba es también habitual en las ferias vallisoletanas. «Hace unos días vine a la del coleccionismo, he descargado y he vuelto a esta»; afirma entre risas. «La gente demanda sobre todo vinilo, la mayoría de rock, pero todos los estilos son muy buscados».
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