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Vecinas de Juan Mambrilla comparten recuerdos en uno de sus encuentros semanales en una terraza. Henar Sastre
La memoria compartida de Juan Mambrilla

La memoria compartida de Juan Mambrilla

Vecinas de la zona se reúnen todas las semanas para estrechar lazos y reconstruir la historia de la calle

Víctor Vela

Valladolid

Domingo, 24 de junio 2018, 15:16

«Uy, muy oscura, muy tétrica», recuerda Feli Maldonado que era la calle Juan Mambrilla cuando se vino aquí a vivir hace 39 años. De aceras estrechas, con poca iluminación, edificios en ruinas y un continuo trasiego de vehículos hasta que llegó la peatonalización. Sus recuerdos se despliegan sobre la mesa en torno a la que todas las semanas se reúne un grupo de vecinas de la zona, participantes en un proyecto que quiere «rescatar las historias cotidianas» de Juan Mambrilla, recuperar «esos momentos que no aparecen en los documentos oficiales, pero que son el sustrato que dan sentido al lugar que habitamos». Habla Arancha Mateo, de La Otra Librería Café, quien hace cuatro meses, junto a la fotógrafa Luna Arboleda y la promotora cultural Vanesa Calzada (de La Fontanería Crea), invitó a las mujeres que viven en la calle a sumarse a una red que teje con recuerdos las relaciones de Juan Mambrilla. Muchas se conocían de vista (son tantos años en torno a las mismas calzadas y baldosas), pero la mayoría desconocía el nombre de las demás. «A veces te quedabas con ganas de decirles algo, de pararte a hablar, pero como no había confianza...». Ahora ya sí. Ahora comparten café todos los miércoles y charlas improvisadas cuando se cruzan por la acera. «Entre todas hemos construido el relato de esta calle», cuenta Mateo.

Concluyen que Juan Mambrilla (301 vecinos según el padrón) es una vía «romántica», donde los locales de cualquier otra calle (tascas, peluquerías, fruterías) ceden el testigo a otros negocios menos habituales. «Tenemos una tienda de fotografía, cafeterías con un estilo especial, tres librerías...». Hay además cuatro conventos de órdenes religiosas y uno de acogida de las trinitarias. «No es una calle de niños, sino de nietos», cuenta Feli, «porque la mayor parte de las vecinas ya somos mayores». Pero el bullicio infantil explota en el acceso y la salida de los coles: Niño Jesús (que está a punto de cerrar), La Enseñanza, María Inmaculada. Está además el Centro Buendía de la Universidad y el ojo artístico de la fotógrafa Luna Arboleda recomienda fijarse en las ventanas de los edificios, donde se mueven molinillos de colores, con balcones forrados de plantas. «Eso sí, hacen falta más flores. Ojalá hubiera más macetas en los balcones, más color en los edificios», propone Joaquina Conde, 39 años en la calle, aunque ella de joven ya estudiaba en La Enseñanza.Fue médica en el Río Hortega y la calle le pillaba muy cerquita del trabajo. Rosa Escobar, 31 años como vecina de Juan Mambrilla, trabajaba en el Clínico y subraya que la cercanía con los complejos hospitalarios y la Universidad hace que en esta arteria residan muchos funcionarios.

La historia de la calle

  • El nombre. Un acuerdo municipal del 24 de mayo de 1950 decidió bautizar esta calle como Juan Mambrilla. En referencias documentales anteriores se la conoce como calle de Francos (año 1085, recuperada en 1843), plazuela de Juan de Francia (1623) o calle de la Redecilla (en el plano de 1738), porque aquí se situaba un mercadillo de pescado. El nombre de Francos viene de una huerta que, en la época del conde Ansúrez, tenía MartínFranco.

  • Juan Francisco Mambrilla Borricón (1828-1905) era un burgalés, nacido en Lahorra, que de joven (1839) vino a Valladolid a estudiar Filosofía y Jurisprudencia. Catedrático de Universidad, fue en 1862 letrado del Tribunal de Comercio de Valladolid.

  • Casas blasonadas. Juan Agapito y Revilla, en su libro 'Las calles de Valladolid', recuerda que ilustres vecinos moraron en la vía, como muestran «los escudos heráldicos que ostentaban algunas fachadas». En el número 3 había un escudo de armas de los Mendoza. En el número 5 se conservaba patio gótico de finales del sigloXV. En el número 7 nació el poeta Agustín de Montiano y Luyando. También vivió aquí el marqués de Revilla, «alférez mayor de la ciudad, en el edificio ocupado por el colegio del convento de la Enseñanza». También aquí tenía sus viviendas los marqueses de San Felices o el marques de Olías. Ola condesa de Osorno y antes Alonso de Zúñiga, donde estuvo el primer asiento del tribunal de la Inquisición en Valladolid. «De allí salió don Álvaro de Luna el viernes 19 de junio de 1489 con 19 personas que fueron quemadas vivas en la primera justicia que ordenó la Inquisición en nuestra villa», escribió Agapito y Revilla.

  • Principales edificios. Esa Casa de los Zúñiga (en el número 14), del siglo XV, es desde su adquisición en 1988 por la Universidad, sede del Centro Buendía, restaurada en 1992. En el número 3 está la Casa del Comendador Juan de Menchaca, del siglo XVI, y el número 33 es conocido como la Casa de los Mudarra, de mediados el siglo XVI, un palacio que fue mandado construir por Antonio de Mudarra, deán de la catedral de Palencia, con patio cuadrado y fachada con arco de medio punto y pilastras corintias. En 1888, la congregación de monjas de clausura de las madres salesas comparon el edificio.

Recuerdan que estrenaron viviendo en los años 80, cuando la calle era hervidero de la movida, carril habitual de paso entre Cantarranas y Pajarillos. «Por la calle se veía a mucho punki, con las crestas. Se sentaban en los portales a beber, pero nunca hubo problemas en la calle», explica Ángela Lobato, 37 años como vecina, quien recuerda que uno de esos puntos de reunión era el bar Polo (el local está hoy ocupado por un Escape Room), con la bodega Félix como clásico bar de reunión para los estudiantes.

Calle de acogida

Adoración y Lourdes son dos religiosas de María Inmaculada, comunidad que se estableció hace 120 años en la calle, cuando Encarnación, la mujer de Juan Mambrilla, se dio cuenta de la necesidad de prestar atención a todas aquellas mujeres que llegaban desde los pueblos a Valladolid para trabajar como sirvientas para atender a las familias nobles de la ciudad. La religiosas de María Inmaculada (congregación fundada en Madrid en 1876)adoptarían esa misión y, en parte, adaptada a los nuevos tiempos, la mantienen, porque esa labor de acogida a jóvenes que llegan de fuera de la ciudad sigue viva con una residencia para jóvenes universitarias. «Además de cobijo, disponíamos de un centro social y también profesional en el que se ofrecía a aquellas mujeres formación cristiana y humana y, además, se les enseñaba a leer y las cuentas para que no las engañaran en las casas en las que entraban a trabajar», cuenta Adoración. Recuerda Lourdes que ella fue una de las residentes de aquel hogar y que, cuatro años después «sentí que el Señor me llamaba». «Esta casa en esta calle ha dado bastante vocaciones», asegura. En el año 2012 se desgajó el centro didáctico María Inmaculada. Allí trabajan como profesoras Chelo Guadián y Paola Alemán. «Mi madre se sacó el graduado escolar en el María Inmaculada. Se vino a Valladolid desde León. Dejó de estudiar a los 14 años y, cuando se vio con tiempo, decidió volver a estudiar, por la tarde.Ahora, años después, yo trabajo donde mi madre se sacó el graduado», dice Chelo. En la calle está también el colegio La Enseñanza (abrió sus puertas el 1 de octubre de 1880).

Por otras calles

«Cuando vine aquí y les decía a mis amigas que trabajaba en la calle Juan Mambrilla todas me decían que les sonaba, pero no terminaban de saber dónde estaba. No la ubican. Y tampoco pasa mucha gente por ella. A lo mejor dan más vuelta y van por calles cercanas», dice Paola Alemán. Rosa Gil vive allí desde hace 32 años y recuerda aquellos tiempos en los que incluso se veían ratas en los bloques en ruinas o las viviendas sin restaurar, como la que luego ocupó el centro Buendía.

La reconstrucción histórica que han labrado las vecinas les ha servido, sobre todo, para estrechar lazos entre ellas. Se reúnen los miércoles. Han organizado talleres de fotografía y collages con imágenes antiguas de la zona. Sus historias se han recogido en el blog unahistoriadevecinas. wordpress.com y las promotoras de la idea confían en que haya otras calles (apuntan a la zona de Vadillos) que puedan replicar la actividad.

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